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No soy capaz de sentirme segura ni en mi propia casa.
—Se apresuran o se van solas —amenaza el rubio cenizo con impaciencia.
—¡Vamos Kazumi, te tardas demasiado! —se queja la pelirosada logrando que la susodicha la mire con indignación mientras sale de la residencia acomodándose su bolso en su hombro.
—¿Yo? Si eras tú la que no tenía nada preparado —replica sin embargo se ve ignorada cuando todos comienzan a caminar, suelta un bufido mientras rueda los ojos y comienza a seguirlos, al girar la cabeza se encuentra con el bicolor quien también regresa a su casa durante el fin de semana, ella le sonríe mientras mueve su mano despidiéndose y él la imita.
—Kazumi, no te quedes atrás —la voz del pelirrojo la hacen reaccionar y se apresura a alcanzarlos.
Mitsuki, madre de los mellizos, prácticamente les exigió a ambos que llevaran a sus amigos este fin de semana a casa para una pijamada por lo que del lado de Kazumi van Ochaco, Mina, Kyoka y Momo, mientras que por el lado de Katsuki van Eijiro, Denki y Hanta.
Al llegar a su casa la rubia los retiene en la sala para hablar con ellos mandando a ambos hermanos a llevar sus bolsos y los de sus amigos a sus respectivas habitaciones, los dos los hacen refunfuñando dejando ver el parecido entre ellos.
La de ojos castaños entra a su habitación y con tan solo abrir la puerta se da cuenta que algo no anda bien, la ventana y cortinas se encuentran abiertas, estas últimas meciéndose debido al aire que entra, su cama se encuentra desecha y todavía guarda la marca de que alguien estuvo sobre ella por un largo tiempo, además del leve olor a cigarrillo que se encuentra en el ambiente, el cual solo se huele un poco ya que se ha disipado gracias al aire que entra por la ventana.
Su corazón comienza a latir con rapidez mientras se queda parada debajo del marco de la puerta sin tener la valentía de cruzar esta y terminar de entrar, sabe que alguien estuvo aquí, alguien se escabulló y entro a su habitación quien sabe por cuanto tiempo, quien sabe cuantas veces lo ha hecho ya.
Esta más que segura que dejó su cama en perfecto estado la última vez que estuvo aquí y no le gusta tener la ventana ni las cortinas abiertas desde que esta situación comenzó así que las mantiene cerradas, su madre no recibe visitas que se queden a dormir, la única opción que se le ocurre es Hanma y ella es una loca obsesionada con el orden por lo que nunca dejaría la cama desecha y está el asunto del olor a cigarrillo, nadie en su casa fuma.
