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Pedir ayuda cuando la necesitas no es malo.
—Podrías calmarte —espeta el rubio ceniza mientras camina a un lado de su hermana.
—No puedo ¿De acuerdo? —responde la castaña sin dejar de jugar con sus dedos.
—Solo vamos a hablar con Aizawa-sensei —se encoge de hombros.
—Me va a regañar por no haber dicho nada antes —lloriquea.
—Merecido lo tienes por dejar que la situación escale hasta este punto —replica el de ojos rubí cruzándose de brazos— Ni siquiera sé como me dejé convencer de no decir nada.
—Tenía miedo ¿Ok? —rechista la de ojos castaños bajando la mirada.
—Y eso está bien pero ¿Sabes que también lo está? —voltea a mirarla tomando su mano sin dejar de caminar— Pedir ayuda.
Kazumi asiente demostrando que entiende el punto de su hermano, el resto del camino hacia la sala de profesores es silencioso, la chica se calmó un poco sin embargo, no deja de estar consiente del buen regaño que le pondrá su profesor por haberse quedado callada.
A los pocos minutos se encuentran frente a la puerta, la cual Katsuki no duda en darles unos suaves toques logrando que a los segundos este se abra y deje ver al profesor Cementos confundido por ver a ambos chicos allí.
—¿Está Aizawa-sensei? —cuestiona el chico y su profesor asiente.
—Ereaserhead, te buscan —pronto el pelinegro está frente a ambos con su típica expresión seria.
—¿Qué sucede? —inquiere.
—Debemos contarle algo muy importante ¿Podríamos hablar en lugar más privado? —habla el rubio, el de ojos oscuros confundido por sus palabras asiente, los tres se dirigen a un salón vacío y entran cerrando la puerta tras ellos.
—¿Qué me quieren contar? —pregunta Aizawa, el de ojos rubí mira a su hermana dándole la palabra y esta suelta un suspiro.
—Verá, hace poco más de un mes comencé a sentirme observada cuando regresaba a casa o salía durante el fin de semana —comienza jugando con sus dedos y la mirada fija en el suelo— No le presté atención porque pensé que eran ideas mías, sin embargo, la situación comenzó a escalar, primero deje de sentirme solo observada para pasar a sentir que me seguían, me sentía observada incluso en la habitación de mi casa.
