Parte II: ¿Todo avanza?

547 38 18
                                    

Hemos llegado al momento en el que el adolescente del que he cuidado los últimos casi cuatro años debe elegir una universidad. La decisión lo persigue desde hace unos días que recibió las cartas de respuesta a sus solicitudes con la noticia de que fue aceptado en cada una de ellas, excepto en Harvard, pero podrá superarlo ya que al menos lo aceptaron en Notre Dame como su padre planeó todos estos años.

Como Thomas no estaba muy emocionado por vivir en Indiana, terminó por postularse en otras universidades en Estados Unidos en las ciudades que sí le interesaban, por ejemplo Massachusetts y San Francisco, también se postuló en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres porque no tiene muy bien definido si quiere irse lejos ya que eso significaría dejar a su novia, Liliana.

Tomar una decisión así a los 17 años puede ser abrumador.

— ¿Qué te hizo saber que medicina era la carrera correcta para ti? —pregunta Thomas con un tono serio.

— En realidad, no recuerdo muy bien cómo supe que quería medicina —observo sus cartas. — Lleva mucho tiempo definir que una carrera es para ti.

— Mis padres van a matarme si les digo que no quiero ir a Notre Dame. —deja caer su cabeza en la mesa.

— Mientras elijas economía no lo creo. —hago la carta de la universidad de Indiana a un lado.

Supongo que ese era el problema, Thomas no estaba seguro de estudiar lo que su padre planeó para él todo este tiempo. Durante estos años vi evolucionar su talento con el piano, el cual pudo practicar deliberadamente gracias a la cuarentena por el virus, además de que tomaba clases de canto en línea, pero ambos sabíamos lo que su padre pensaba al respecto.

— ¿Sabes? Podrías reelegir tu carrera ya dentro de la universidad, algo así funciona el sistema en América y seguro que tus padres no lo notarían estando en otro continente.

— Se darían cuenta. —masculla con su cara todavía recargada en la mesa. — Alguien debe pagar la colegiatura.

— Bueno, entonces puedes estudiar economía y aun así dedicarte a la música. —bufa.

— ¿Y si no soy lo suficientemente bueno en economía?

Había visto a Thomas estudiar muy duro. Los números se le daban muy bien y podría tomar con facilidad alguna ingeniería en el MIT si sus padres no hubieran definido su futuro en base al de la empresa.

— Yo no quería ser médico al principio —tomo aire. — Tuve muchas otras opciones en mente —se endereza. — Mi sueño de pequeña era ser educadora de preescolar.

— ¿Lo dices en serio? —asiento. — ¿Y qué pasó?

— Liliana te ha contado cómo son las cosas en México así que no era precisamente una opción. La carrera de medicina tampoco es muy bien pagada, pero de algo debe servir.

— Pues sirve aquí.

— De momento. —río. — Haremos lo siguiente — extiendo cada una de las cartas. — Elaboraremos una lista de ventajas y desventajas de cada universidad sin tomar en cuenta ya sabes cuál y después buscaremos institutos de música en la ciudad que elijas. —deja caer de nuevo su cabeza en la mesa.

— ¿Cómo fue estudiar medicina si no era tu sueño?

— Fue agradable —doy una sonrisa ladina porque, a pesar de todas las buenas cosas que aprendí, tuve que realizar muchos sacrificios para lograrlo.

— Espero que la economía también lo sea. —toma en sus manos la carta del MIT.

— Todavía tienes un par de meses para decidir, no hay tanta prisa. —me levanto de la mesa y me dirijo al sótano.

Au Pair : No me sueltes || Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora