Capítulo 7

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Ha sido una semana bastante inusual.

Nick parecía fuera de sí y yo sabía que él me necesitaba, tenía que ser su soporte emocional, tal y como él lo fue para mí hace casi dos años. Cada persona sobrelleva la tristeza de diferentes formas, para mí fue guardarme el dolor y distraerme acostándome con la única persona que estaba cerca en el confinamiento, y para Nick fue hablar de todo lo que sentía, recibir abrazos y cariño.

No trataré de comparar nuestros motivos para sentir tristeza porque nunca deben minimizarse los sentimientos de los demás. Lo cierto era que la noche de la gala, la primera noche en mucho tiempo en la que Nick veía a sus padres porque viven en Bradford, ellos decidieron decirle que habían empezado el trámite del divorcio y esto podría no ser la gran cosa para muchos porque es un tema tan normal hoy en día que pasa desapercibido, pero ver como el matrimonio de las personas que te criaron está por disolverse puede ser algo difícil de asimilar sin importar la edad que se tenga cuando se recibe la noticia.

Para mí no fue tan difícil la separación de mis padres porque fue por un inesperado accidente automovilístico, no tuve que elegir con qué padre vivir, ni con cuál de ellos pasaría las fiestas decembrinas o las vacaciones de verano, no tuve que escuchar cómo hablaban mal del otro y tampoco me vi obligada a conocer a sus otras parejas, lo de mis padres no fue nada planeado ni meditado como lo de los de Nick.

Entiendo que sea algo duro para él, lo vi en su rostro aquella noche en la que interrumpió mi baile con Shawn, fue como si en automático se borrara cualquier rastro de rivalidad injustificada que ambos crearon al conocerse y se mostró sensible y vulnerable pues su expresión cambió de forma drástica, lo menos que pude hacer fue dejarlo desahogarse media hora y, una vez que se calmó, nos unimos nuevamente al evento, pero el chico de preciosos rulos castaños ya se había marchado. Pensé en enviarle un mensaje de inmediato, el encendedor y los cigarrillos eran lo último que me importaba, lo único que quería era volver a verlo, esa versión suya que hace años me hizo sentir querida y que llegué a creer que había desaparecido. Por desgracia para mi ilusión, el hecho de ver a Nick tan devastado solo me quitó la idea, mi amigo necesitaba apoyo y yo se lo debía.

La semana avanzó a un ritmo normal, pacientes por aquí, pacientes por allá, algunas cirugías, gente que sana, gente que no, Thomas con Liliana, Cassie con Francine y el pequeño Félix en su lucha por aprender los números y colores en Italiano. Lo anormal fue la situación de Nick.

Aunque me preocupa la poca estabilidad emocional que se carga mi amigo en estos momentos, él me convenció de tomarme un respiro porque ya se siente mejor y prácticamente me obligó a tomar el avión a Escocia para ir a casa de la tía Irina. Insistió en que de por sí Lilia no lo soporta, sino voy a visitarla por lo que ha estado pasando, la relación podría ir de mal a peor.

Claro que al aterrizar lo primero que llegó a mi teléfono fue una solicitud para hacer Facetime de parte de Nick.

— ¿Llegaste bien? —asiento. — ¿Lillian está contigo?

— Aún no, estoy esperándola en la entrada de la terminal. —digo adormilada.

— Estaba un tanto emocionado porque me insultara como de costumbre. —esboza una media sonrisa.

— En cuanto llegue se lo recordaré. —suelto una risita. — ¿Cómo seguiste? ¿Mejor? —lo veo asentir devuelta.

— Aunque sigo sin estar preparado para almorzar con mi mamá, al menos ya lo asimilé.

— Lamento no poder estar a tu lado mañana. —se encoge de hombros.

— Stevens te apartó con tiempo, además, necesitas relajarte, esta tampoco fue una buena semana para ti. —alejo mi cara de la cámara para evitar que vea mi expresión triste, mi turno para esto caducó hace mucho.

Au Pair : No me sueltes || Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora