Au Pair : No me sueltes || Shawn Mendes

Capítulo 2

Luego de que iniciara mi internado, los Myers tuvieron que contratar una niñera ajena a la agencia, su nombre es Candace y vive en el vecindario. Ella se encarga de cubrirme por las mañanas los días en los que tengo guardias o turnos que me impidan llevar con normalidad la rutina de los chicos.

Este mes me tocó un desastre de horarios en los que asisto en el turno nocturno de domingo a jueves, al parecer el hecho de que vaya al hospital los domingos cuenta como doble asistencia lo que podría sonar genial, pero no lo es.

Dejé de tener un horario fijo como niñera cuando empezó el otoño y desde entonces estoy en casa de los Myers más como una estudiante de intercambio, pero de igual forma seguía auxiliando si me era posible pues llevar a los niños a la escuela por las mañanas ya no era algo que podría hacer. En teoría, la rutina de Candace consiste en llegar a casa desde las 6:30 para preparar el desayuno de los niños y en cuanto los deja en la escuela termina su turno. Me agrada que no conviva tanto tiempo con la familia porque así no me siento reemplazada.

Ningún tipo de ayuda fue necesaria antes debido a la emergencia sanitaria que nos obligó a confinarnos, así que los chicos y yo tomábamos clases juntos por las mañanas y el pequeño Félix dormía mucho en aquellos meses. Thomas, Cassie y yo nos hicimos más unidos gracias a eso, sobre todo porque sus padres duraron fuera del país durante la primer fase de la pandemia porque estaban en un viaje de negocios en Boston cuando todo sucedió y les fue difícil regresar por el cierre de fronteras.

Estos últimos años no fueron tan color de rosa como lo imaginé.

— ¡Alexandra! —Nick me da una palmada en la frente, lo cual me hace abrir los ojos de nuevo. — ¿A eso vienes al hospital? —pregunta mientras revisa su casillero.

— No me juzgues —ríe. — Casi no dormí ayer. —me levanto hasta quedar sentada en la banca en la que he estado acostada desde que fui a marcar mi salida. — ¿Listo para irnos?

— Me voy a quedar. —bufa. — Estoy por entrar a cirugía, solo vengo a tomarme algún medicamento para no dormirme.

— Se suponía que cocinaríamos pancakes. —hago puchero.

Cada miércoles por la mañana voy a casa de Nick a cocinar algo para el desayuno y nos vamos a dormir hasta que debo ir por los chicos a la escuela y llevarlos a sus actividades. Es agradable no regresar a la vacía casa de los Myers ese día.

— Creí que como cancelamos nuestra reunión por tu amigo tendríamos que cancelar lo de los pancakes también.

— Solo le rocié gas, no se iba a quedar internado ni nada. —ruedo los ojos.

— No lo sé —alborota su cabello. — Pero parecías bastante preocupada hace un rato...

Le pido que guarde silencio respecto al tema en cuanto veo que el resto de nuestros compañeros entran al lugar.

— ¿Vieron al tipo grandote en urgencias anoche? —comenta un chico llamado Greg.

— Sí, parecía ser un guardaespaldas. —comenta una chica rubia, Lulu.

— ¿Quién necesita uno de esos? —pregunta otra chica, nunca recuerdo el nombre de la castaña.

— La gente interesante, desde luego. —dice Greg con obviedad. — Pero eso solo se ve en las guardias del Saint Thomas.

Pronto hay un pequeño grupo de internos en el cuarto de los casilleros y está compuesto por Greg, Lulu, la castaña sin nombre y otros dos chicos. Continúan conversando, tratando de descifrar por qué estaba un guardaespaldas ayer en urgencias.

— Tal vez solo era un tipo grandote y ya, uno más del montón. —dice el segundo chico, Milo.

— Lo dudo —Greg hace una mueca. — Fueron de oftalmología a revisarlo ¿quién rotó por ahí?