Capitulo 12

122 11 4
                                    


Su humedad bañó mis dedos, lo excitada que se encontraba impedía que tomara el control sobre sus movimientos, siquiera con su mente. Abrió sus piernas dándome más acceso, me relamí los labios observando el brillo en sus pechos gracias a la poca iluminación, dos de los botones desabrochados dejaban a la vista el inicio de sus senos cubiertos por un sujetador blanco de encaje.
Ella soltó un suspiro en cuanto presioné sus muslos, arqueó la espalda al sentir mis labios atacar su cuello sin una gota de sutileza.
Su respiración era agitada, la mía más calmada a pesar del calor que emanaba mi cuerpo.

Con agileza tanteé la bragueta de mi pantalón hasta lograr liberar mi miembro el cuál salió disparado en su dirección, inhalé con fuerza detrás de su oreja siendo inhundado por una fragancia dulce, me encontré en un rechazo inconsciente al recordar la notable diferencia con la castaña.
En ese preciso instante una especie de bofetada fictisia dió de lleno en mi rostro alejandome de la situación que estaba abordando.
Su imagen volvió, reinando una vez más mi cabeza, cegandome por un instante, llegando para volverse una clase de motivación, impulsandome a continuar.

-Ahhh..- Su voz me trajo de nuevo a la realidad.

Había ingresado en ella de un solo, sin preparación, sin siquiera notar el momento exacto en el que me deshice de su ropa interior. Sin embargo, ella no parecía molesta, todo lo contrario, sus expresiones eran de puro gozo.
Arqueaba la espalda en cada estocada brusca que daba, sus gemidos llenaban aquel solitario pasillo, estabamos expuestos y eso no importaba. Cualquiera que se diera una vuelta por esa cuadra podría facilmente hayarnos en plena acción, tal vez eso, el saber que podrían descubrirnos, la adrenalina del momento nos insitaba de alguna manera.

Se removía inquieta, sus manos intentando inutilmente sujetarse de las paredes, ni siquiera había intentado quitarle su uniforme, no había tiempo para ello, y para ser honesto, mucho interés.
Su entrada aprieta mi miembro, ella solloza, suelto un gruñido en respuesta, sujeta mi hombro derecho buscando estabilidad, la aparto rodeando su muñeca y aprisionandola sobre su cabeza.
Las embestidas iban en aumento al igual que sus gemidos, entierra sus dedos entre mi cabello, una fina capa de sudor cubre mi frente, incluso mi espalda está humeda.

Sostenía firmemente sus piernas sin disminuir el ritmo de las embestidas, la morena se gira viendome fijamente sin dejar de gemir, preferí esconder mi rostro en el hueco que había entre su cuello y hombro, no me apetecía verla sino toda imagen que había creado en mi mente se vendría abajo.
Suelto un áspero sonido desde el fondo de mi garganta y ella tiembla.
Su cuerpo se tensó en cuanto toqué ese punto sensible por lo que repetí la acción.

-Carajo..- Escapó de sus labios al alcanzar el máximo estado de placer.

Mi respiración era errática, mi corazón bombeaba aceleradamente.
Su pecho subía y bajaba intentando bajar su ritmo cardiáco.
Bastaron unas embestidas más para acabar liberando parte de mi esencia en su interior.
Dejé escapar un suspiro pesado, me sentía relajado como si todo el estrés que llevaba sobre mi espalda se había liberado, nos quedamos un momento en la misma posición recuperando el oxigeno, las bocinas de los automóviles a una importante distancia era el único sonido que nos envolvía recordandonos el lugar en el que nos encontrabamos.

Levanté el rostro al mismo tiempo que ella se giraba, su verdosa mirada cayó sobre mis labios y buscó el contacto pero simplemente la evadí.
Salí de ella mientras acomodaba mis prendas dándole la espalda, la morena me imitó sin dejar de observarme, podía notarlo, un silencio incómodo nos rodeó.
Suspiró, cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás, esperaba que no saliera con un reclamo en este momento.
No es como si me afectara que lo hiciera pero no deseaba que un encuentro como el que habíamos tenido terminara de esta manera, mucho menos por algo insignificante como lo de recién.

•SICK LOVE•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora