Capitulo 22

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"El pasado tiene sus códigos y costumbres" - Sócrates


Thomas:

Había estado dando vueltas al asunto, una y otra vez, indeciso y con desgano.
Que si era complicado?
De hecho no, a decir verdad, solo requería un simple movimiento y algunas cortas palabras.
Las oportunas, no hacía falta más.

Pero, por qué costaba tanto?
Molería a golpes a un grupo de padilleros y volvería a casa tranquilo a cenar y dormir una siesta.
Podría convertir en un colador humano a quién se interpusiera en mi camino por una ofensa nada más y continuaría mi camino como si nada.

Sin embargo, cuando se trataba de ella todo coraje se iba a la basura.

Todo aquello que los demás consideraban algo normal, un hábito cotidiano como lo era socializar yo no podía comprender, era ajeno a mí.
Existían días en los que suelo pensar y por unos pocos segundos llego a extrañar aquellos días en los que no conocía a esa mujer.
Dónde asistía al club junto con James y golpeaba aquel saco recordando mi podrido pasado hasta ver mis nudillos sangrar.
Pelear por las noches solo teniendo como amante la adrenalina y el deseo latente de dejar inconsciente a mi oponente.
Las visitas a los clubes nocturnos donde bebía hasta perder la consciencia, amaneciendo entre sábanas de seda con una extraña distinta cada día para luego volver a mi apartamento y caer en la realidad en la que estaba tan solo que incluso podía oír mis propios pensamientos tormentosos.

Y como todo ser en este mundo, no podía escapar, mi talón de aquiles debía hacer presencia y como un tsunami arrasar con todo a su paso.

Con solo verla, sin importar la distancia, una oleada de sentimientos se abría paso en mi interior y ella siquiera estaba enterada.

Una voz en lo más profundo me repetía que no era digno, estaba sucio, manchado de por vida, mis manos manchadas de sangre y mi mente era sirviente del pasado, manejandome a su antojo.
Mis puños y mi razón no jugaban el mismo juego.

Como un monstruo escondido en el closet acechando al niño tembloroso en su cama, rodeado de oscuridad y hambriento por alcanzarlo, esperando el momento oportuno para salir por él.
Un pensamiento sádico, un deseo enfermo, una necesidad aterradora.

Pero, yo no quería eso, no con Joy.
No era miedo lo que buscaba de ella, ni someterla, siquiera retenerla en contra de su voluntad.
Todo lo contrario, solo quería que me amara, amor sincero y genuino.

Que me deseara con ímpetu, que se sintiera a salvo entre mis brazos, que esperara por mi como yo observando el vacio en la cama a mi lado cada noche, que soltara suspiros cada que mis dedos acaricien su piel, que mi nombre sea pronunciado con dulzura por sus labios, que sus ojos brillen al verme como los míos lo hacen al verla.

Ahí estaba ella, a pocos metros de mi persona, saliendo de aquella cafeteria sosteniendo un vaso de plástico con café. Su sonrisa resplandeciente ya tan conocida y mirada encantadora.

Observo hacia mi costado y me impulso para continuar camino detrás de ella.

Narrador :

Sentía la brisa besar su rostro, el día parecía ser perfecto para cualquier ocasión, el sol brillaba en su punto más alto y las calles abarrotada de personas que al igual que la castaña habían decidido aprovechar el clima cálido.

•SICK LOVE•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora