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Dedicado a Caso1205

Gracias por todo tu apoyo, cariño <3

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Jin condujo al concierto mientras JiMin estaba sentado en el asiento del pasajero.


JungKook estaba atrás.

En el momento en que Jin no había mencionado su presencia, JiMin sabía que el chico estaba en modo oculto. Jin se metió en el ya abarrotado estacionamiento para el evento en el estadio y encontró un lugar en el fondo.

—¿Te estás sintiendo bien? —Jin robó una mirada hacia JiMin.

—Sano como un roble —respondió JiMin. Bueno, tan sano como un roble que podía ver a alguien que nadie más podía.

—Estoy contento de escuchar eso —Jin apagó el carro. —Todavía deberías ver a un médico.

—Seguro —JiMin asintió.

—Por cierto, tu ropa es impresionante —Jin lo miró de arriba abajo. —Pensé que la única forma en que te pondrías un traje era si fueras amenazado a punta de pistola.

—Supongo que conocer a Kim TaeHyung me entusiasmó —JiMin trató de no ver a JungKook quien reía disimuladamente en el asiento de atrás.

—Deberías vestirte elegante más seguido —Jin le sonrió.

Su amigo salió del carro y JiMin también. JungKook apareció a su lado antes de que pudiera siquiera parpadear.

¿El chico atraviesa las puertas?

Lo miró fijamente, atónito. JungKook le frunció el ceño y señaló a Jin. Cuando se dio la vuelta, se dio cuenta de que su amigo lo miraba fijamente.

—¿Qué fue eso? —preguntó Jin con desconfianza, sus ojos se estrecharon.

—¿Qué fue, qué? —JiMin dio una risa nerviosa.

—Estabas mirando a la nada —dijo Jin. —¿Todavía estás viendo cosas, verdad?

—Claro que no —¿Por qué tenía que ser un mentiroso terrible?. JiMin ya podía sentir a sus mejillas ponerse rojas.

—Lo estás —gimió Jin y enterró su cara en sus manos. —Oh, hombre. Creía que la mierda loca había terminado. Estuviste actuando normal por un tiempo.

Ya las demás personas que se dirigían hacia el estadio los miraban. Después de que JiMin le frunció el ceño a JungKook, pisó fuerte hacia su mejor amigo. Agarró el brazo de Jin y lo arrastró hacia el edificio.

—Está mejorando, ¿está bien? —JiMin mordió su labio inferior.

—¿Cómo está pasando esto? —preguntó Jin.

—No lo sé —JiMin no iba a compartir con su mejor amigo que había sido arrastrado al mundo de ángeles y demonios de JungKook. —Sólo vamos a disfrutar del concierto. Estoy ansioso por ver a Kim TaeHyung en acción. Nadie, ni siquiera el chico más molesto en el mundo...

JungKook lo miró fijamente.

—... va a detenerme de disfrutarlo.

—El hecho de que estés viendo a un hombre invisible justo ahora es irrelevante —Jin dejó salir una risita histérica.

—Exactamente —JiMin asintió.

—Bien —Jin dejó escapar un suspiro. —No hables de alucinaciones.

Por ahora. Aliviado, asintió. Los dos, bueno, los tres, contando a JungKook, se dirigieron hacia la puerta principal. Un hombre mayor con cabello canoso estaba recogiendo los boletos. Él le dio a JiMin un vistazo en apreciación que hizo a su estómago revolverse con asco.

JungKook caminó de costado y le susurró en la oreja:

—¿Ves lo que sucede cuando no te vistes como un vagabundo de ochenta años?.

—JungKook, ayúdame —pidió JiMin. —Porque voy a hacerte...

Se congeló. Ahora mismo parecía que le estaba gritando a la nada. Sin mencionar que estaba a punto de soltar un torbellino de insultos del tipo que el mundo nunca antes había escuchado.

—Te odio —murmuró JiMin por la comisura de su boca.

—Lo sé —JungKook se escuchaba complacido. —Amo ese hecho. Estoy tan acostumbrado a que los humanos sean aduladores conmigo. Tú eres algo más.

JiMin decidió que una patada no lo mataría. No importaba que las personas estuvieran viendo. De todas maneras, ya creían que estaba loco.

Dirigió un golpe a su espinilla y su pie pasó justo a través de él, golpeando a Jin.

Otra sarta de maldiciones estalló de su boca mientras Jin dejaba salir un sonido como un perro herido y lo arrastró lejos del hombre de los boletos.

—JiMin, andas mal de la cabeza —dijo Jin.

—Sí, es cierto, JiMin —JungKook dejó salir una fuerte risa creciente.

Desafortunadamente, JiMin era el único que podía escucharlo.

No le voy a gritar... no... le.... voy... a... gritar.

Mientras echaba humo, su amigo lo llevó a la puerta y a la parte principal del estadio. Jin lo empujaba hasta el escenario, JiMin dejó escapar un suspiro. Si no fuera por JungKook, se estaría estremeciendo por el entusiasmo. Estaba a punto de ver de cerca al hombre de sus sueños. Desafortunadamente, lo estaba viendo al lado del hombre de sus pesadillas.

Mientras rechinaba los dientes, Jin señaló a una silla en la segunda fila.

—Siéntate —dijo Jin.

JiMin se sentó.

—Voy a comprarnos algo para beber —dijo Jin despacio, como si JiMin hubiera perdido su habilidad de hablar y entender. —Volveré enseguida. ¿Entiendes?.

—Por supuesto —JiMin asintió.

—No te muevas —Jin lo señaló. —Si regreso y te he has alejado a algún lugar, voy a tener un infarto.

—No me voy a mover —dijo JiMin.

—Tampoco grites blasfemias a tu amigo imaginario —dijo Jin. —Podrías ser sacado por seguridad y entonces ninguno de los dos habrá tenido diversión esta noche.

—Dile eso a JungKook —dijo JiMin. —Fue su culpa que perdiera el control.

Jin lo miraba listo para estrangularlo.

—Bien —JiMin asintió. —Sin palabrotas. Sin gritos. Entendido.

Con un suspiro de exasperación, Jin se alejó, murmurando en voz baja. JiMin estaba medio asustado de que su amigo fuera a llamar al loquero.

Mientras se quejaba, JungKook se sentó en la silla de Jin y se desparramó, sonriendo.

—¿Tenías que provocarme? —preguntó JiMin. —Mi amigo piensa que estoy chiflado a cómo vamos.

—No puedo evitarlo —dijo JungKook. —Creo que es gracioso cuando estás enojado. Tu nariz se arruga y la punta de tus orejas se vuelve roja.

JiMin pegó su mano en su nariz.

—No arrugo mi nariz —dijo.

—Lo haces —JungKook se carcajeó.

Está bien, tal vez lo hacía. Echaba chispas.

—¿Qué pasa si TaeHyung me vio gritándole a la nada? —preguntó JiMin.

—No lo hizo —dijo JungKook. —TaeHyung se está preparando entre bastidores.

—¿Cómo sabes eso? —los ojos de JiMin ampliándose con sorpresa.

—Intuición de ángel, mejillas dulces —JungKook señaló a su sien. —Podría sentir a un perro lamiendo su trasero a ocho kilómetros de distancia. Tu príncipe azul está agarrando energía mientras hablamos.

—¿Energía? —JiMin levantó una ceja.

—En la farándula, incluso los hombres usan maquillaje —dijo JungKook.

JiMin abrió la boca para responder, pero JungKook levantó la mano.

—Espera —dijo JungKook. —Tu amigo se está dirigiendo hacia nosotros.

Jin apareció, sosteniendo un refresco en cada mano. JungKook se movió un asiento y su amigo tomó su lugar, a su lado. Jin le entregó una bebida.

—Lo siento, sólo compré dos —dijo Jin. —No proveo comida a chicos que no puedo ver.

—Ja. ja. ja —JiMin puso los ojos en blanco.

Con un fruncimiento de ceño, tomó un sorbo de su bebida, sabía dulce, refresco burbujeante. Ahora que JungKook ya no se estaba burlando de él y Jin estaba sumergido en silencio apagado, finalmente podía pensar.

Iba a conocer a Kim TaeHyung. Incluso si no terminaran juntos como JungKook quería, aún iba a poner sus ojos en el hombre con el que había estado soñando por años. Un escalofrío de anticipación pasó a través de JiMin. La mayoría de las personas nunca han tenido la oportunidad de conocer a las celebridades de las que se enamoran. Es más, JiMin iba a escuchar su música toda la noche.

Se revolvió con ansiedad mientras JungKook lo veía.

—Estoy sorprendido de lo emocionado que estás —dijo JungKook. —Yo personalmente estoy temiendo la actuación de este chico. El único motivo de que sea famoso es por su cara linda. Tiene problemas con su canto.

JungKook estaba matando su entusiasmo de nuevo. El esfuerzo que le tomó no estallar formó gotas de sudor en su frente. Se encogió de hombros y le frunció el ceño, con mayor desacuerdo que pudo mostrar sin llamar la atención hacia él... de nuevo.

—Ahora, los artistas de los setentas son una historia diferente —dijo JungKook, ignorando su brillo oscuro. —Aquellos eran músicos reales. En ese entonces, no tenían la tecnología para hacer que las personas que no pueden cantar sonaran como que pueden.

—Eres como un anciano —siseó JiMin por la comisura de su boca.

—Comparado contigo, soy un anciano —JungKook sonrió con suficiencia. —Puedo verme así, pero he estado alrededor desde que tus antepasados trepaban árboles y gruñían.

—¿Qué? —chilló JiMin.

¡¿Él era tan viejo?!

Jin se giró alrededor en su asiento después de escucharlo chillar.

—Yo, puf, perdí la recepción de mi teléfono —JiMin dejó salir una risa nerviosa. —Sabes qué tan frustrante es eso. Estaba molesto debido a eso.

—Uh-huh —Jin no se lo creyó.

—Por cierto, gracias por traerme aquí —JiMin sonrió.

—Ni lo menciones —Jin negó y suspiró.

—No te ves feliz, a pesar de que estamos en el concierto —dijo JiMin, su amigo era adicto a los conciertos.

—Mi mejor amigo está teniendo una crisis —dijo Jin. —¿Cómo podría estar feliz?.

Punto válido.

—No es la más grande de las crisis —dijo JiMin. Está bien, tal vez lo era.

—¿Por qué es que soy el único que está preocupado ahora? —Jin se retorció las manos. —Hace algunos días te veías listo para arrancarte los cabellos.

Esa era una buena pregunta.

Se dio cuenta de que ya no estaba preocupado porque empezó a creer en la historia del ángel de JungKook. Había demasiada evidencia para negarlo, su habilidad para cambiar entre ser invisible y visible, el hecho de que podía caminar a través de las paredes, la manera en que consiguió un boleto de un concierto agotado.

Diablos, sus habilidades para comer sólo insinuaban lo sobrenatural. Ningún humano podía comer de la manera en que JungKook podía.

—Tierra llamando a JiMin —su amigo lo pellizcó. —Despierta.

—Ouch —JiMin se frotó el brazo.

—Te hice una pregunta —dijo Jin. —¿Por qué ya no estas preocupado?

—No lo sé —JiMin se encogió de hombros. —Estoy resignado a mi destino, supongo. Además, ¿no recuerdas que no íbamos a hablar de eso ahora?

Jin suspiró.

—Oye —JiMin le dio un codazo. —Vamos. Vamos a estar felices.

Con un suspiro, Jin consiguió un pequeño asentimiento, pero no dijo nada. JiMin rodeó con sus brazos los hombros de su amigo.

—Vamos, Jin —JiMin batió sus pestañas. —Sonríe.

—No —Jin inhaló.

—¿Vas a sonreír si hago esto? —JiMin sacó su lengua y cerró un ojo.

Sabía que se veía ridículo, pero ése era el objetivo. Finalmente, Jin resopló.

—Está bien, está bien —sonrió Jin. —Como quieras. Voy a dejar de preocuparme.

—Bien —JiMin le dio un golpecito en su hombro. —Ahora vamos a mover nuestros traseros.

—Creo que mi trasero necesita más baile que el tuyo. —Jin miró su sustancial parte trasera.

Ambos se echaron a reír y JungKook dejó escapar un suspiro incómodo.

El momento feliz fue interrumpido por las luces. Los gritos de los fans hicieron eco en todo el estadio. Millones de luces de teléfonos se podían ver en la multitud mientras las personas sacaban fotos y filmaban.

JiMin miró mal a JungKook, deseando poder remarcar las muchas mujeres y hombres desesperados por la atención de TaeHyung. Mientras trataba de encontrar la mirada del ángel, y fallar, más gritos entusiasmados irrumpieron a través del aire cuando una espesa niebla cubrió el escenario. Una figura oscura se podía ver en el medio del mar blanco.

¡Es TaeHyung!, pensó, de repente olvidando todo acerca de JungKook. Agarró a Jin y medio ahogó al pobre chico en su entusiasmo. Jin parecía demasiado fascinado para preocuparse de que estaba siendo asfixiado. La profunda y penetrante voz de TaeHyung hizo eco en todo el estadio cuando empezó a cantar su canción más famosa. Su voz era sensual y sexy, provocando que JiMin se sintiera como si estuviera siendo seducido.

—Obviamente hace playback —murmuró JungKook con sarcasmo, sin importarle si JiMin lo escuchó.

JiMin quería golpear a JungKook en las costillas, pero recordó en el último momento que no podía. La niebla blanca finalmente se aclaró. Kim TaeHyung permanecía en medio del escenario con una sonrisa en su rostro.

Wow, pensó JiMin, aturdido.

Nunca había estado tan cerca de él antes y sentía como si estuviera siendo golpeado por su galanura. Su cabello y sus ojos negros quemaban con fuego. Parecía poseído como si su alma contuviera todos los secretos del mundo. Otros en la multitud comenzaron a ponerse de pie y bailar en sus asientos. Incapaz de contenerse, JiMin saltó sobre sus pies también.

TaeHyung escaneó la multitud con sus ojos oscuros. Su mirada se posó en JiMin y su corazón martilló en su pecho.

¡Oh mi Dios, él me está mirando! ¡A mí!

JiMin estaba poseído por un impulso horrible de fanatismo. No importaba que fuera un hombre adulto con un coeficiente intelectual moderado. Estaba cautivado por este hombre.

—¡TE AMO, TAEHYUNG! —gritó JiMin con la parte superior de sus pulmones, uniéndose a toda la gente gritando palabras similares.

JungKook le pasó un brazo alrededor de su cintura.

—¿Ya le dices que lo amas? —preguntó JungKook. —Ni siquiera lo has conocido todavía.

—Cállate —murmuró JiMin, deseando poder hundir el codo en sus costillas.



INSOPORTABLE - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora