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La mañana siguiente, JiMin despertó y los eventos de la noche anterior volvieron en un instante a su cabeza.

Había sido insultado por TaeHyung, el hombre en el que había confiado durante tantos años. El chico incluso había herido a su mejor amigo. Encima de esto, su comilona de brownies había sido buena para su corazón pero no tan buena para su peso.

Cuando se levantó, se sintió tan hinchado como una ballena asesina. Hoy era la clase de día para usar un chaleco gigante y holgado pantalón de deporte. No le importaba si JungKook lo obligaba a usar un traje de diseñador. Se negaría a usarlo y se quedaría en su pijama.

Frunciendo el ceño, salió de su habitación y fue a la sala de estar. Vio que JungKook estaba tumbado en el sillón con los ojos cerrados.

Dado que dijo que los ángeles no necesitaban dormir, asumió que estaba descansando. Ahí fue cuando notó plumas llenando su alfombra de color crema.

¿JungKook había luchado en contra de sus cojines decorativos?

Si había rasgado uno, lo mataría.

Caminó hacia las plumas y tomó una. Extraño. Es una pluma realmente grande. No es el tipo de pluma con el que rellenas un cojín.

Mientras fruncía el ceño, JungKook abrió sus ojos y lo miró. Se demoró en reaccionar.

—¿Qué te pasó? —le preguntó JungKook. —Pareciera como si un tejón salvaje se metió en tu habitación y atacó tu cabello.

—Es sólo un mal día para mi cabello —JiMin tocó su cabello rojizo e hizo una mueca. No debería haber dormido con el cabello húmedo. —La pregunta más importante es, ¿de dónde salieron todas estas plumas?

JungKook se incorporó y agarró una de las plumas.

—Esto es extraño —dijo JungKook. —No sé, no estaban aquí temprano.

—No pueden simplemente haber aparecido de la nada —dijo JiMin. —¿Vino alguno de tus amigos ángeles anoche y mudo sus plumas sobre mi alfombra?

—Soy un ángel, no un pájaro. No mudamos las plumas —dijo JungKook un poco enojado. —No estoy seguro de dónde vienen las plumas. Habría sabido si alguien vino.

Mientras una vena palpitaba en su mandíbula, JungKook rascó la parte de atrás de su cuello.

—Todo en mi vida ha sido extraño desde que tú entraste en ella —los hombros de JiMin cayeron y caminó hacia la cocina. —¿Quieres una taza de café?.

—¿Realmente me estas ofreciendo algo de tomar? —preguntó JungKook. —Ya no eres tan maleducado como solías ser.

JiMin miró al ángel.

—Puedo retirar mi oferta en cualquier momento —le advirtió JiMin. —Vigila tus bromas.

—Estaba haciendo una observación inofensiva —JungKook puso los ojos en blanco.

—Tú observaciones inofensivas me hacen querer pegarte en la cara —le dijo JiMin.

—No recomendaría eso —JungKook apuntó a su nariz. —Soy un ángel guerrero. Esta cara es tan fuerte como el acero.

Lo parecía. No podía siquiera tratar al chico apropiadamente. De todos modos, tampoco lo golpearía. Tan molestoso como era, también era de ayuda.

Encendió la cafetera y preparó el café. Mientras el olor de café recién hecho hizo que la habitación oliese como el cielo, escuchó el sonido de su celular en su habitación.

¡Diablos!. Su ringtone era una canción de Kim TaeHyung.

Iba a tener que cambiarlo lo más pronto posible. Incluso el sonido de la voz de TaeHyung lo ponía con los nervios de punta.

Caminó rápidamente a su habitación y contestó el teléfono.

—Hola —dijo JiMin.

—Hola, ¿es Park JiMin? —preguntó un hombre.

Conozco esta voz.

¿Quién es?

No podía haber sido alguna de sus clientas porque hubiese recordado el nombre de la persona.

—Sí, soy JiMin —agarró el teléfono más apretado. —¿Con quién hablo?

—Mi nombre es Jung HoSeok —dijo el hombre. —Nos reunimos brevemente anoche en el concierto. Soy el manager de Kim TaeHyung.

Santa mierda. Era el hombre de cabello café quien le había hecho una asombrosa taza de café. Sólo la curiosidad le impidió terminar la llamada.

—Sí, te recuerdo —JiMin frunció el ceño. —¿Cómo conseguiste este número de teléfono?.

—Tu amigo le dio tu número a seguridad antes de que fueras detrás del escenario —le explicó HoSeok.—También podía encontrar tu número online a través de tu negocio de hacer parejas.

Estúpido internet.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó JiMin. —No me demandarás, ¿cierto?

Si Kim TaeHyung lo iba a intentar, entonces sería un chiste. Era tan pobre que lo máximo que TaeHyung podía recibir eran 500 dólares y un sillón que había comprado en una tienda de segunda mano.

—No, esto no es acerca de un asunto legal —dijo HoSeok. —Es sobre algo diferente, ¿podemos tomar un café juntos?.

—Mmm... —¿Qué hago?. Pensó JiMin.

—Por favor —HoSeok sonaba frustrado. —Es importante.

—¿Irá el idiota? —preguntó JiMin.

—¿Te refieres a TaeHyung? —preguntó HoSeok.

—¿A quién más me referiría como idiota? —no era como si estuviese acostumbrado a ser insultado o a que insultaran a su mejor amigo.

—No, no estará allí —suspiró HoSeok. —Seremos sólo nosotros.

—No me envenenarás, ¿cierto? —preguntó JiMin.

—Por supuesto que no —HoSeok resopló. —¿Te parece a las dos en punto?

—Está bien —no era como si tuviese alguna reunión con un cliente hoy.

—Bien —dijo HoSeok. —Nos encontramos en la compañía de Café J&J que está en la calle Main. ¿Puedes encontrarla?

—Sí —gracias súper teléfono que tienes la capacidad de GPS pensó JiMin. —Estaré allí. ¿Debería estar preocupado por lo que dirás?

—No.

En el fondo, JiMin escuchó a un hombre gritando. Le tomó un momento darse cuenta de que era TaeHyung.

—TaeHyung suena realmente dulce, como siempre —murmuró JiMin sarcásticamente.

—No es una persona mañanera —suspiró HoSeok.

—Y aparentemente tampoco una persona nocturna —JiMin sacudió su cabeza disgustado.

—No es tan malo como piensas —dijo HoSeok. —Sólo tiene sus momentos.

Por segunda vez, TaeHyung gritó. Pareciese que HoSeok estaba a solo cinco segundos de ser atacado por la estrella pop. Puesto que HoSeok había elegido su destino, no sentía mucha lástima.

—Te dejaré ir —JiMin no quería que el asesinato de HoSeok fuese su culpa. —Hasta luego.

—Hasta luego —el otro hombre cortó la llamada.

¿Qué es lo que quiere de mí?

Pensó, mirando al teléfono. JungKook entró en la habitación y se desplomó en la cama.

—Bueno, esa fue una llamada interesante —dijo JungKook. —El manager de Kim TaeHyung quiere reunirse contigo. Que día.
—¿Escuchaste todo? —JiMin pensó que no había manera. Había estado en la sala de estar.

—Los sentidos de ángel nuevamente, pequeño —JungKook tocó sus oídos. —Puedo oír tan bien que sé que tus vecinos están teniendo una conversación acerca de cómo financiaran la educación de su hija.

Incluso cuando había aceptado que JungKook era un ángel, no pensaba que algún día se fuera a acostumbrar a sus habilidades especiales.

Se recostó en la cama junto a JungKook y miró al techo, sintiendo como una oleada de energía aparecía entre ellos. Se recostó de lado y puso su mano en el fuerte brazo de JungKook. Sus ojos se encontraron.

Su cuerpo comenzó a hormiguear, pero pensó que era por el encuentro que tendría con HoSeok.

—¿Qué crees que HoSeok quiere de mí? —preguntó JiMin. —¿Crees que puedo estar en problemas? No me puedo permitir pagarle a un abogado.

—Lo escuchaste —JungKook se encogió de hombros. —No es acerca de temas legales. De todos modos, no creo que TaeHyung quiera arruinar su reputación llevándote a la corte.

—Entonces, ¿qué más puede ser? —JiMin se movió.

—Supongo que tendremos que esperar y ver —JungKook le quitó importancia.

—¿Irás conmigo a la reunión? —le preguntó JiMin.

—Siempre estoy contigo, incluso cuando no me ves —le aseguró JungKook.

La declaración que una vez le había parecido tan horripilante ahora lo reconfortaba y reforzaba su fuerza. Nunca se había dado cuenta lo bueno que era saber que no estaba realmente sólo.

—Esto todavía es malo —murmuró JiMin.

—¿Por qué? —preguntó JungKook.

—Esto significa que me tendré que poner mis boxers de niño grande hoy —dijo JiMin.

JungKook dejó salir una fuerte risa y revolvió su ya despeinado cabello. Cuando JiMin encontró su mirada, vio un destello que no había visto antes en sus hermosos ojos negros.

INSOPORTABLE - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora