Capítulo 26

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Viktor

31 de marzo de 2015

Cuando bajamos del auto el fresco nos pega de lleno, es notorio el cambio de un ambiente caldeado por la calefacción al frío que suele acompañar las madrugadas. Noto que Palmer se estremece a pesar de llevar mi saco encima, por tanto, me acerco a ella y le paso un brazo por los hombros intentando remediar un poco las cosas.


Ambos subimos hasta mi piso, sus tacones resuenan a lo largo del pasillo hasta que por fin llegamos. Cuando cierro la puerta tras nosotros noto un ligero cambio en el ambiente. No se vuelve incómodo ni pesado, simplemente es distinto, como si hubiese estática en el aire. Soy consciente de que Palmer también lo nota puesto que desvía la mirada y la pasea por mi humilde recibidor.


—¿Tienes hambre o sed? —le pregunto, comenzando a caminar a la cocina e invitándola a que me siga.


—Uhm. Sí, un poco. Si tienes algo de fruta no la voy a rechazar —responde a mi lado, ha vuelto a sacarse los tacones y ahora los lleva en la mano.


Pasamos junto a mi mural de fotografías y finalmente llegamos a la sala donde ella vuelve a detenerse y su mirada va a su cuadro. Es la tercera vez que ella está aquí y, al recordar lo que sucedió la primera vez, la ironía de la vida me causa un poco de gracia, aunque la agradezco o de lo contrario no estaríamos donde estamos ahora, las cosas irían probablemente algo más pausadas.


Le digo que tome asiento mientras voy a la cocina a buscar un poco de agua y manzanas que me trajeron en la semana. También hallo una bolsita de frutos secos y unas uvas, lo pongo todo en un plato, sirvo ambos vasos y regreso sentándome a su lado y dejando todo en la pequeña mesa central. De inmediato toma una manzana y le da un mordisco.


—No tenía idea de que tuviese tanta hambre —comenta cuando ya solo queda el corazón de la fruta, la cual devuelve al plato para ir por el vaso con agua.


—Suele suceder, además, técnicamente está amaneciendo. Tómalo un desayuno bastante prematuro.


Se hace un breve silencio en donde ambos terminamos con el pequeño plato que he llenado. Tal cual sucede a menudo, el comer y beber me ha espabilado, aunque sé que apenas me recueste y cierre los ojos caeré dormido. He tenido noches más largas y pesadas, por supuesto, pero suelo valorar cada minuto de sueño que tengo.


Aprovecho para deshacer el nudo de la corbata y dejar de lado el chaleco. También desabotono los primeros tres botones y los puños de la camisa y me siento mucho más libre y cómodo. Palmer termina su vaso de agua y lo deja sobre la mesa, entonces la escucho suspirar y me giro a mirarla.


—¿Siempre es así de agotador? —me pregunta y yo me encojo de hombros.


—A veces, otras es muy aburrido y en otras ocasiones no te quieres ir. Digamos que hoy fue algo tranquilo.


Asiente y vuelve a hacerse el silencio. Soy consciente de que ambos tenemos que descansar, y a pesar de que mi sillón se me hace la cosa más cómoda del mundo en estos momentos, me obligo a levantarme y una vez de pie le extiendo la mano para ayudarla a incorporarse.

Prototype Música y Contraste [Serie Fama y Gloria #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora