Capítulo 9

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Viktor

¿Cómo conseguí convencer al resto para que inventaran pretextos anticipados, terminar pronto nuestra reunión y que me dejaran a solas con Palmer? No lo sé, pero lo hice. Supongo que fueron empáticos conmigo y pensaron que hoy intentaría algún movimiento con nuestra fotógrafa, pero no tiene ni remotamente nada que ver.

Es decir, sí que quiero hablar con ella y preguntarle muchas cosas, pero no es ni de cerca un movimiento romántico o seductor. Es más bien un tipo de conversación que solo me atreví a imaginar en mi cabeza, en esos momentos de ocio en donde no deseaba hacer nada más, salvo tirarme en la cama e imaginarme como sería conversar con Leah cara a cara.

Y ahora va a suceder. Porque la vida ha torcido las cosas de maneras increíbles y juntó nuestros caminos. ¿Cuál era la probabilidad de que esto sucediera? No tengo ni idea, pero lo agradezco. En verdad doy gracias por ser tan afortunado. Es como si la vida me estuviera retribuyendo poco a poco todos los momentos en donde caí y yo no soy nadie para quejarme de mi suerte.

Cuando vuelvo a la sala encuentro a Palmer guardando las cosas que hoy utilizó para nuestra sesión fotográfica. Adivino que siente mi presencia cuando sus hombros se ponen algo tensos, inmediatamente se relaja y deja la cámara sobre la pequeña mesita de centro y levanta su vista. Sus ojos oscuros se encuentran con los míos.

—Admiro tu trabajo —hablo, decidido a encausar esta conversación hacia un terreno cómodo y ameno—. Realmente tienes un talento impresionante, te lo digo con sinceridad.

Palmer, o Leah si lo pienso un poco, vuelve a mirar su fotografía sobre mi pared y después nuevamente a mí. Me gustaría poder leer sus pensamientos y así saber qué es lo que piensa de todo esto.

—Gracias —dice entonces, su tono de voz es natural, nada demasiado formal o, muy al contrario, distante o molesto—. Yo realmente amo tu cuenta en Instagram. Todas tus fotos son hermosas, y con esos comentarios que les pones, logran transmitir mucho.

Camino hasta tomar asiento en mi sillón de dos plazas y la chica imita mi acción, quedando frente a mí y justo debajo de su fotografía. Me permito comparar rápidamente ambas imágenes. En la fotografía ella tiene el cabello unos centímetros más largo de como lo lleva ahora, aunque el perfil es exactamente igual.

—¿Qué pasó con tu cuenta? —pregunto entonces, es quizá lo que más deseo saber—. Me llegaron mensajes bastante extraños y después simplemente ya no estaba por ningún lado.

—Yo la perdí —hace una mueca al hablar—. Me hackearon. La verdad no sé cómo es que pasó, pero así fue. El jueves por la mañana intenté entrar, pero no me dejó. Se me hacía tarde para el trabajo y lo dejé pasar. En mi hora de almuerzo volví a tratar y nada. Incluso empleé el correo, pedí códigos y todo eso que mandan para cambiar una contraseña... Fue inútil. No conseguí hacer nada, simplemente la perdí.

Hay una nota de dolor en su voz, por la manera en la cual habla sé que realmente le ha dolido esa pérdida. Es perfectamente comprensible, era su espacio seguro, un lugar donde podía expresarse y ser ella misma según me dijo algunas veces. Expresar lo que ama sin restricciones, eso es lo que hacía. Y todo su trabajo, todo su empeño y dedicación se perdieron sin más.

—Lo lamento mucho, de verdad. Sé lo que significaba para ti.

Ella asiente y deja que el silencio se forme entre nosotros. Cuando hago el recuento de los días su recuerdo del viernes vuelve a mí, sus ojos tristes tras sus gafas de pasta, su energía algo melancólica y pensativa. Me hubiera gustado saber entonces, me hubiese gustado apoyarla, darle alguna palabra reconfortante. No logro imaginar lo que es que algo en lo cual has trabajado tanto desaparezca sin más.

Prototype Música y Contraste [Serie Fama y Gloria #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora