Capitulo 12

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SAMUEL  P.O.V

Igual no debí haberme ido de esa manera, desde hace un tiempo que estaba pensando en todos mis actos y de alguna manera estoy más consciente de todo, no sé por qué.

Me molesto tanto que Carla se comporta de esa manera – rechazándome y controlándome.

Me fui a un club nocturno donde sabía ir antes, pensé que no iba volver pero no tenía otra opción, necesitaba convencer a mi mismo que lo que me pasa no tiene nada que ver con Carla y su rechazo.

Una hora después sigo acá, bebiendo tequila y hablando con una chica muy hermosa que realmente ni me interesa. Le estaba diciendo todo lo que me agobia, al menos las cosas que no logro entender.

-Y entonces me rechazo  - decía

La chica no me prestaba atención, se pone muy cariñosa y lo hace porque es su trabajo.

-¿Qué dices si tu y yo nos vamos a otro lugar para divertirnos? – pregunto

-¿Me estas escuchando? ¿No oyes que me rechazo? – dije desesperado

Odio cuando nadie me escucha, me hace sentir inútil y lo soy – un inútil.

-Yo puedo hacer que te olvidas de esa tal Carola – susurra

-Carla... ¡se llama Carla!

¿Ni siquiera puede memorizar su nombre?

-¿Nos vamos? – susurra al darme un beso en mejilla

Estaba pensando mucho en esta noche, por primera vez no quería irme con ninguna mujer, quería irme a mi casa y seguir bebiendo.

-No – dije después de un momento

Salí y me dirigía hacia la casa, me sentí mal por dejar a Carla sola pero estaba muy molesto.

Cuando vine me encontré con una de las sirvientas, ya que entre en la cocina y tome una botella del vino.

-¿Y señorita Carla?

-La señorita Carla decidió hacer todo lo posible para enfadarme, así que quedo en la puta fiesta – dije enfadado

Ella me deja solo, en cuestión de nada bebí toda la botella.

¿Por qué me molesta tanto su rechazo?

¿Qué es lo que me pasa?

¿Por qué no puedo seguir ligándome a otras mujeres sin pensar en ella?

CARLA  P.O.V

El comportamiento de Samuel fue demás, no tiene ningún derecho enfadarse conmigo, ni siquiera estamos juntos. Lo peor es que me dejo sola acá y tuve que llamar el puto taxi, no quería volver a casa pero no tengo donde irme en estas horas.

Regrese a casa y vi que la las puertas de cocina están abiertas, entre y vi a Samuel sentado por la mesa, junto a vacía botella del vino.

-Es... vacía, ¿lo puedes creer? – decía entre risas

Parece que esta noche no tiene fin, joder.

-¿Qué? ¿No vas a decir nada? – dijo después de un momento de silencio

Me acerque a él, no podía creer que seguía bebiendo, no tiene regla.

-Me armaste un escándalo y ahora sigues bebiendo, ya no tengo comentario sobre tu comportamiento.

Samuel se levanta de la silla, me mira con mucha ternura y eso me da miedo.

-Yo no quería... - susurra

-¡Pero lo hiciste!

-Lo hice, si.

-¿Qué es lo que quieres? ¿Qué buscas?

Creo que ni el mismo sabe lo que quiere, igual no sería mal alejarme de él para siempre, me agobia y me da miedo de que pudiera obsesionarse con el tema de ser su ''follaamiga''.

-¿Qué quiero?

Samuel me toma por la nuca atrayéndome hacia él, besándome en labios con mucha desesperación.

-Esto es lo que quiero – susurra

Me mira y al ver que no le empuje decidió darme otro beso, los besos de Samuel pueden ser como droga pero yo no me engancho tan fácilmente.

-La pregunta es qué quieres tu – decía al apartarse

Me hace tan difícil resistirme, su postura de chico malo es sexy, debo admitir.

Salto sobre el besándole, rodeando piernas sobre su cintura, el me lleva arriba en su habitación, en ese camino perdimos algo de nuestra ropa. Cuando me acosté sobre la cama ya estaba en ropa interior viendo como Samuel quita pantalones y se inclina sobre mí, besándome con mucha prisa.

-Lo siento mucho, ojala pudieras perdonarme por mi comportamiento de esta noche – susurra al quedar mirándome

No tenía ganas de escucharlo, si vamos a follar entonces no quiero hablar con él, mucho menos ahora.

-Cállate – susurro con voz profunda

-Escúchame, por lo menos – decía

Pongo ambas manos sobre su boca, no era el momento para conversación, lo que quería es sentirlo de nuevo.

-No – dije

El frunce el ceño, vea como bese su cuello de manera más sensual, haciéndole gruñir y olvidarse por completo que quería seguir pidiéndome perdón.

-¿Seguro que quieres seguir hablando? – susurro en su oído

El sonríe pícaramente, me empuja para quedar en la cama de nuevo y se inclina, tocándome, besándome...

Un matrimonio sin amor - CARMUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora