Capítulo 3

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La semana estaba siendo eterna. Había pasado muchas horas en la oficina haciendo cierre trimestral y practicando coreografías en solitario hasta que los callos de mis manos se habían agrietado de nuevo. Hannah había tenido la semana libre, así que el viernes tuve una chica menos para cubrir los posibles pedidos. Por suerte en la pagina web ya estaba anunciado como que esa noche iba a librar.

-Tengo una buena noticia y otra mala para ti.

Miré a Selene por encima del portátil del despacho con un suspiro pesado. Llevaba casi una hora metiendo las facturas de aquella noche, que estaban siendo el doble de lo habitual. Muchos de los clientes debían de haber recibido el plus de empresa para gastos extraordinarios teniendo en cuenta las fechas. En septiembre también tenia otro pico intenso de facturas de ese tipo.

La falta de escrúpulos por meter Edén como gastos extraordinarios me sorprendieron los primeros años que trabajé allí. Cuando tomé las riendas dejó de importarme, ya que eso no era asunto mío y si que pagaran cada servicio que ofrecíamos. Daba igual como lo hicieran o a gasto de quien estuviera.

-¿Cual crees que tengo más ganas de escuchar ahora?-Pregunté con el ceño ligeramente fruncido-Dime que no son problemas con el dinero, por favor. No quiero otro desajuste en las cajas porque no funcionen los dichosos datafonos.

La ultima vez ocurrió porque tuvimos un problema entre las coberturas de los mismos y nuestro banco. Tardé una semana y media en arreglarlo y no me apetecía volver a discutir por teléfono con los del banco.

-No es ninguno de ese tipo-Me aseguró para tranquilizarme-El problema es que el miércoles cerraron tus dos horas del sábado y El Profesor esta disgustado porque no puede verte esta semana. Esta muy estresado al parecer pero...

-Érebo cogió esas dos horas, lo se-Suspiré apretando los labios con cierto disgusto.

La norma era que el más rápido en pedir la cita con la chica, era el que se quedaba con el tiempo pedido sin importar el cliente, siempre y cuando estuviera en nuestra lista particular que cada una teníamos. Érebo pidió ser incluido en cuanto salió de mi sesión. Cuando pasaban ese tipo de cosas podíamos hacer el pequeño sacrificio de recibir a nuestros clientes habituales fuera del horario establecido cada noche.

-Tengo el sábado completo en cuanto acabe con Érebo. Tengo que pedir los diseños nuevos de los trajes, hacer el boceto de rediseño de la sala 11 y...

-Por eso te he dicho que eran malas noticias-Me dijo con una pequeña sonrisa-¿Qué le digo al Profesor? ¿Le harás hueco o...?

-Le llamaré personalmente y me disculparé. Puede que con una llamada valga para aplacar su ansiedad-Murmuré pensativa, repasando el horario de la noche siguiente en mi cabeza-¿Y cual es la buena noticia?

Alzó un dedo para que esperara, saliendo del despacho con una risita baja.

Cuando volvió a entrar llevaba un paquete cuadrado de color negro mate con un gran lazo de terciopelo.

-Es de Dante-Explicó cuando mis cejas se alzaron con sorpresa.

Estiré las manos con gesto ansioso y excitado para coger el paquete. Selene volvió a reírse y se sentó frente al escritorio para ver como abría el regalo como la ilusión de una niña pequeña.

Era normal recibir regalos de nuestros clientes, pero los que más me gustaban eran los de Dante. Siempre lograba acertar, demostrando que me conocía demasiado bien.

Un bolso negro de Dolce y Gabbana de la nueva colección con broches dorados precioso y perfecto. Debajo había una rosa negra conservada y un libro de poemas de Miguel Gane, "La piel en los labios".

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