Capítulo 17

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El vestido que llevaba era minúsculo, apretado a cada una de mis curvas y sin nada de ropa interior debajo. El escote triangular llegaba hasta casi mi ombligo, mostrando mis pechos justo hasta mis pezones.

Había tenido que cubrir los ojos de Daniel nada más arrodillarse en la entrada de la mazmorra para que no viera en conjunto debajo de mi kimono.

Ahora estaba amarrado desde las muñecas hasta los hombros con las correas, incapaz de moverse y de rodillas.

Todo su cuerpo estaba desnudo y el único contacto sexual que habíamos tenido, había sido a través de la colocación del cinturón de castidad que había envuelto su polla. Como no era una practica de dolor, sino de humillación, no le había colocado uno de los más duros. Era para principiantes, impidiendo una erección completa.

    -¿Qué tal estas, pelirrojo? ¿Estas cómodo?

Acaricié con mi fusta preferida su barbilla, alzando su rostro hacia mi a pesar de sus ojos vendados por el antifaz.

    -Si, Ama Nyx.

Di una vuelta a su alrededor, observando el color de la piel de sus brazos y sus manos, comprobando que no había problemas de circulación.

    -¿Seguro?

Golpeé con la fusta sus manos cerradas en puños, sacándole un quejido bajo entre dientes.

    -Si, Ama Nyx.

Sonreí encantada, avanzando hasta la puerta de la mazmorra para abrirla y dejar pasar a mi nuevo compañero.

Gael estaba impresionante, con uno de sus trajes negros más caros y sofisticados, perfectamente peinado y con la corbata en un nudo perfecto.

Le tomé de la mano en completo silencio, guiándole hasta su lugar en esa sesión.

Se sentaría en mi trono, frente a Daniel que estaba arrodillado a solo unos metros.

No vi sorpresa en sus ojos o preocupación, en realidad estaba completamente sereno y serio, sin una sonrisa en sus labios o la diversión que siempre portaba.

Era un gran actor.

    -¿Estas seguro de esto, pelirrojo? -Repetí por ultima vez yendo hacia uno de mis cajones para sacar una mascara negra que cubriría el rostro de Gael hasta la nariz.

Daniel jadeó con las mejillas enrojeciéndose por momentos.

    -Si, Ama Nyx.

Cubrí el precioso rostro de Gael con la mascara, atándola a su nuca.

Ni siquiera su respiración se estaba alterado, sacando esa parte dominante que convertiría toda la sesión en un espectáculo.

Dejé un suave beso en sus labios que me devolvió con la misma sutileza.

Le guiñé un ojo, sonriendo con descaro por tener un compañero tan bueno que no me iba a decepcionar.

Solo mostró un pequeño brillo en sus ojos zafiros lleno de diversión y perversión, pero lo suprimió rápido hasta imitar mi aura de Ama.

Permaneció sentado con la vista al frente, siguiendo paso a paso los puntos que le había dictado para la sesión. Fui hacia Daniel, posando mis manos en sus hombros tensos.

Se estremeció por mi caricia, jadeando de deseo.

Me coloqué a su espalda, observando a Gael conforme me inclinaba, agarrando a Daniel del pelo para echar su cabeza hacia atrás.

    -No me tendrás jamás como deseas. No te mereces a alguien como yo, pelirrojo -Le advertí con frialdad, clavando las uñas en su cuero cabelludo, sintiendo su resistencia -No te mereces nada.

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