Capítulo 10

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Al despertar tuve que tener mucho cuidado de no despertar a Ángel de su sueño profundo. Después de follar nos quedamos dormidos unas cuantas horas y volvimos a despertarnos de madrugada. Aproveché para darme una ducha que tuve que repetir porque volvimos a follar. Sabia que si le despertaba, me convencería para volver a hacerlo. No me importaría si en unas horas no tuviera sesión con Daniel y necesitaba estar cien por cien para ello. Los hombres insaciables eran mi debilidad, pero debía descansar.

Sali de la habitación sobre las puntas de mis pies, mordiéndome el labio al repasar con la mirada el trasero desnudo del hombre en mi cama. Su tono de piel era ligeramente más claro ahí debido a que era una parte que nunca debía de haber visto el sol.

Aun así era un buen culo, muy buen culo. Subí por su espalda, sonriendo al ver las pequeñas marcas en la misma por mis uñas.

Me gustaba demasiado verlas, demostrando que nos lo habíamos pasado muy bien.

Caminé por el pasillo todavía de puntillas, llegando hasta las escaleras para bajarlas a un paso más normal. No fue hasta que llegué abajo que note un olor que me puso alerta.

¿Café?

Aceleré el paso hacia la cocina, abriendo la puerta para toparme con Gael preparando el desayuno. Se había cambiado de ropa y seguramente duchado y arreglado en la habitación de invitados.

Porque se había quedado ahí. En mi casa. En mi habitación de invitados. Mientras me follaba a su compañero y no me cortaba ni un poco en gritar.

-Buenos días ¿Qué tal has dormido?-Preguntó con una sonrisa picarona pretendiendo incomodarme.

Algo que no lograría, porque no era de las que tenia vergüenzas. Mucho menos en algo que me había encantado y que había disfrutado como no había hecho en... Bueno, no recordaba haberme acostado con nadie de esa manera y disfrutado tanto.

-Bien, gracias ¿Y tu?

Opté por comportarme con total normalidad conforme avanzaba por la cocina y me servía una taza de café caliente. Abrí la nevera para sacar un poco de fruta como desayuno.

-He dormido mejor otros días-Admitió cruzándose de brazos a mi lado-Sois muy escandalosos ¿lo sabias?

Le miré de reojo mientras sacaba un cuchillo y me pelaba la manzana bajo su atenta mirada.

-No haberte quedado-Encogí mis hombros despreocupada-Ángel se ha asegurado que no me pasara nada.

Sonreí ante mi propio comentario ingenioso. Gael se apoyó en la encimera con la cadera, quedándose tan cerca de mi que podía sentir el calor que desprendía su cuerpo en mi brazo desnudo.

-¿Que habría pasado si hubiera entrado alguien a tu apartamento pretendiendo atacarte y os hubiera pillado follando y desarmados? Deberías darme las gracias por cubriros las espaldas.

Le miré de reojo con una sonrisa atrapada entre mis dientes.

-¿Cubrirnos las espaldas? ¿De verdad?-Su sonrisa se amplió, haciéndome reír por lo bajo-¿Te has aburrido mucho aquí solo?

Se encogió de hombros, inclinándose un poco más sobre mi, observando como deslizaba el cuchillo por la manzana. Su altura me intimidaba y me gustaba. No tenia una complexión de un luchador como Sebastián, sino que era atlético y fibroso. Su altura disimulaba los músculos marcados de sus brazos y hombros, que destacaban aun menos si llevaba un traje.

Estaba segura de que debajo de toda la ropa, completamente desnudo, era tan intimidante como Sebastián.

-Preferiría haberme unido a la fiesta-Admitió con descaro tan cerca de la piel desnuda de mi hombro que sentí su cálido aliento-Tu piel huele a él.

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