CAPÍTULO 4

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— ¿Qué pasa Lizzie? — Preguntó Josie siendo tirada por su hermana.

— No estoy segura. — Negó bajando la escalera. — Pero creo que vi a mamá. — Aclaró girando a ver a su hermana. — Se que es una locura, solo la vi de reojo y corrí a buscarte, solo esperemos que sea.

— Más te vale que sea mamá. — Regaño Josie. — Estaba hablando con Hope.

— Si si. — Se burlo. — Luego vuelves con ella, y no olvides que me debes una conversación de porque la noche anterior no dormiste en nuestra habitación. — Las hermanas llegaron a las afuera de la oficina, pidiendo que, si fuera su madre, habían pasado meses de verla y la extrañaban cada día. La castaña vio a su hermana, quien asintió. Lizzie abrió la puerta, viendo a su a la rubia, empujando a su padre contra la pared, viéndose furiosa.

— Mamá. — Gritaron las mellizas. La rubia giro a verlas, soltó al hombre el cual cayó al suelo, corrió a sus hijas, abrazándolas tan fuerte como pudo.

—  Mis pequeñas. — Beso sus frentes. — Dios, como las extrañe. — Murmuró.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó Lizzie. — Deberías estar en Europa. — Dijo confundida.

— Debería. — Asintió. — Pero me llego una curiosa nota, que ustedes me necesitaban, y sobre la fusión.

— ¿Nota de quién? — Preguntó la castaña.

— Eso no es lo que importa ahora. — Negó Caroline, giro su cuerpo, caminando hasta el hombre. — Lo importante es, ¿porque su padre no me llamo? Cuando se supone que es el adulto.

— No quería llamarte. — Negó Alaric. — Aun no.

— Pues deberías. — Grito. — Son mis hijas Alaric, se supone que debo estar con ellas cuando más me necesiten, acordamos que me mantendría afuera para buscar la solución, debiste decirme.

— Ya estás aquí, deja de ser dramática. — Giro los ojos el director.

— No gracias a ti. — Negó Caroline aún más enojada.

***

Hope se encontraba en el portón de la mansión, si bien sabía la contraseña del portón para entrar, no estaba lista para hacerlo. Se sentía culpable de haberle hablado de esa manera a su tía, ella solo quería lo mejor para la menor. Pero necesitaba disculparse, abrazarla, necesitaba a su familia, más ahora que nunca, y también necesitaba hablar con alguien sobre sus sentimientos.

La tribrida dejo salir un largo suspiro, escuchando los sonidos de risas de la mansión, como siempre pensó en sus padres, extrañándolos como el primer día, sintiendo el dolor como el día en que fallecieron. Hope presiono el botón del panel, esperando a una respuesta.

— Buenas tardes, ¿Quién es? — Escucho la voz de su tío Kol.

— Es Hope. — Murmuró, dicho esto, escucho un timbre, tras esto las rejas se abrieron, nerviosa entro, dirigiéndose a la casa. Apoyada en el marco de la puerta se encontraba la original, con una leve sonrisa, semblante relajado. — Hola. — Saludó desviado la mirada, sintió a la mayor acercarse, siendo abrazada por su cintura, escondió su cabeza en el cuello de la mayor. — Perdón, perdón. — Se disculpo con dolor en su voz.

— Tranquila lobita. — Murmuró maternalmente. — Todo estará bien, también debería disculparme, fui una idiota, eres mi pequeña y lo único que necesito que estés bien, que seas feliz, no me importa si fueras humana, o solo bruja, eres mi niña. — La miro. — Y siempre estaré orgullosa de ti, hagas lo que hagas. — Tía y sobrina se quedaron por un buen tiempo abrazadas, aferrándose una a la otra.

La Decisión De HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora