La Decisión De Hope

CAPÍTULO 1

— Hay otras maneras Hope – dijo el rubio frunciendo el ceño, con un bazo en su mano. – No creas que permitiré que mueras – negó – ni lo pienses -, volvió a negar.

— No recuero haber pedido tu opinión – negó la cobriza. – Es mi decisión – objeto.

— Estas bajo mi responsabilidad – grito el mayor. – No veré en qué clase de monstruo te conviertes – negó apuntándola. – No te veré convertirte en tu padre – Hope dispuesta hablar, el mayor la corto. – Si lo haces, si llegas a ser la poderosa tribrida – dijo burlón. – Te despedirás de la escuela Salvatore – el mayor dijo, con un tono de amargura y seriedad.

— No dejare que Malivore mate a mis amigos – negó la menor. – No lo haré, ya bastantes personas han sufrido, y si soy yo quien lo detenga – dijo entre dientes. – Lo hare, si eso significa morir, no puedes opinar respecto a esto – negó – esta vez no – suspiro. - No dejare que alguien muera, no lo permitiré.

— Te dije que no lo permitiré – grito arrojando el bazo hacia una de las paredes.

— Y yo te dije que tu no opinaras sobre esto – grito Hope, sin dejarse intimidar, es más, dicho eso, mostro sus ojos dorados, acompañados por sus colmillos – tu no sabes lo que pase en la oscuridad, durante meses – murmuro – el dolor, las pesadillas. Todos han sufrido por Malivore, todos han sacrificado por Malivore, ya no más Alaric – negó, ocultando sus colmillos. – Mi decisión está tomada – suspiro.

— Es mejor que vayas buscando otra escuela, porque después de esto – negó furioso – no seré responsable de la criatura en la que te convertirás.

La menor lo miro dolida, sabia el miedo del mayor, ella temía de si misma para serse sincera, temía convertirse en lo que alguna vez fue su padre. Ella jamás lo admitiría en voz alta, si lo hiciera, sabía que la detendrían, no había tiempo para ello, no había tiempo para otra solución, dejo atrás el dolor, volviendo a resplandecer sus ojos dorados. — ¿Sabes que sería mejor? – preguntó sería. – Que te enfocaras en tus hijas, por primera vez en tu vida – dijo con veneno en su voz. – Que dejes ser el alcohólico que eres, la fusión se acerca, se les agota el tiempo, y en vez de estar con ellas, estas aquí. – apunto el piso. – Amenazándome, sinceramente no me importa – negó – tengo familia fuera de las rejas, lo que me importa son ellas. – suspiro – Yo he perdido personas importantes, no quiero que ellas sientan lo mismo que he sentido desde que perdí a mis padres. Nadie podrá cambiar eso – negó – el dolor permanecerá por años, tal vez durante toda mi eternidad, pero no soportaría perder a una de ellas – negó – he perdido suficiente en mi vida.

— ­­­­­­No me dirás que hacer – negó furioso Alaric.

— ¿Eso es todo lo que dirás? – preguntó ocultando su ira – si no lo haces, lo mínimo que podrías hacer, es llamar a Caroline, decirle lo que sucede con sus hijas – declaró, resalto el "sus hijas". – Merece saber lo que pasa, merecen estar con su madre, ella merece estar con sus hijas, antes que el tiempo se agote – murmuro suspirando, Hope vio al mayor, apretando su mandíbula, dejo salir un pequeño gruñido, debía tranquilizarse. – Buenas noches, Señor Saltzman – susurró, girando en sus talones, para finalmente salir de la oficina.

***

Hope con su segundo paso en el bosque, dejo salir a la loba de pelaje blanco, intimidante al igual que sus padres, tras estar en sus cuatros patas, solo tenía un objetivo en mente. Correr, sus instintos así lo hicieron, corriendo tan rápido como podía, dejando todo atrás, dejando el dolor, el miedo. Solo concentrándose en correr, dejándose llevar por el animal, disfrutando como su madre lo hacía. Siguió corriendo, sintiendo el aire en su rostro, sintiendo cada ruido del bosque, cada olor. Hope se perdió en su estado animal, por quien sabe cuánto, eso era lo que necesitaba, correr y no pensar en nada. La loba blanca se dirigió al viejo molino, lista para volver a su cuerpo, tenía hambre y estaba cansada, vio a su amigo moreno sentando en los escalones, sonriendo amigablemente.