EPILOGO

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Los nueve meses habían pasado en un abrir y cerra de ojos, los bebes, ambos nacieron sanos y hermosos como todos habían esperado.

El parto fue diferente al de sus madres, no fue en una iglesia para luego arrebatar a la recién nacida o en un hospital donde ninguna quería nacer, absorbiendo el poder de su madre. El parto fue en casa, la tranquilidad reinaba en la cabaña, no había otro lugar donde aquellos bebes deberían nacer. El nacimiento de Eli Andrea Mikaelson Forbes y el de Olivia Josephine Mikaelson Forbes, mellizas, tan distintas entre si, pero tan iguales a sus madres.

A sus pocos días de nacidas, los rasgos de cada una de las madres llenaron los rostros de las bebes, Eli la copia de su madre castaña, pero lo gruñona por parte de su madre tribrida, por otro lado, Olivia, gran parecido a su cobriza madre, pero callada y tranquila por parte de su madre castaña.

Todos se enamoraron al verlas, era el nacimiento del año, el nacimiento esperado desde que se supo del embarazo de la tribrida. Algo inesperado, pero esperado por muchos luego de la noticia. Las lágrimas se vieron ese día, las lagrimas de felicidad y anhelo de finalmente tenerlas junto a ellas. De abrazar aquellos pequeños cuerpecitos, de ver lo frágil y cuidar de ellas, como el tesoro más valioso del mundo. Los celos de ambas madres crecieron al ver a sus respectivos padres robar a sus hijas, pero ese sentimiento se fue al ver a los abuelos besar las cabecitas de ambas, de tomarlas y abrazarlas con delicadeza, uniéndolas a la promesa de la familia, a la que crecerá con aquellas mellizas.

***

Hope se encontraba en su estudio, sentada en uno de los sillones que se encontraba, abrazando en su pecho a ambas bebes. Desde que su familia se había ido, luego de que Hayley los amenazara, de otra forma nadie se hubiera ido. Pero sabía que ambas madres debían descansar y pasar tiempo con sus nietas, termino que aun no se terminaba de acostumbrar. Pero bueno, desde que se fueron, no había soltado a ninguna de sus pequeñas, se negaba a hacerlo, dejo un beso en las pequeñas cabecitas.

— La historia de los Mikaelson es larga y sangrienta. Llena de enemigos, ocultos o no, mi vida no ha sido fácil, ni llena de luz. Pero prometo que eso no sucederá con ustedes, ambas crecerán llena de luz y armonía, con una familia increíble y grande. Donde las protegerán de quien sea, ya sea enemigo o no. Ustedes son las reinas ahora, y nadie permitirá que las toque —, negó —. Ustedes mis lobitas son lo más maravilloso que tengo en mi vida, no tengo que decir que su madre también es todo para mí, porque lo es. El amor épico de mi vida.

— Como tu eres el mío cariño —, dijo Josie apoyada en la puerta.

— Hola —, susurro Hope.

— Por un segundo pense que te habías escapado —, se rio Josie caminando hacia ella.

— Lo pense.

— No lo dudo —, negó tomando a Eli en sus brazos, gruño al no sentir a su cobriza madre. Pero se relajo al sentir los latidos de su otra madre —. Mikaelson debía ser —, negó con diversión.

— Estas con una Mikaelson.

— No lo olvido amor —, negó —. Debemos ir a acostar a estas pequeñas.

— Pero no quiero —, hizo un puchero Hope.

— Serás insufrible cuando tengan novio o novia —, rodo los ojos.

— Seré una perfecta dama, pero si les hacen daño, los confinare al sacerdocio, y no me importa si es una chica, lo hare de todos modos —, se encogió de hombros irguiéndose con cuidado.

— Eso es lo que tu padre dijo una vez, ¿no?

— Lo dijo.

— Estaría tan orgulloso de ti en este momento —, rio Josie —. Amenazando a pretendientes que aún no existen.

La Decisión De HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora