La sorpresa.

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Ya había pasó una hora desde el toque de queda y Draco y yo nos estábamos escapando de las mazmorras. Draco se paró frente a mi y me arrastro por las pasillo. De vez en cuando nos escondimos de Filch en algún aula, él siempre estaba buscando alumnos por los pasillos después del toque de queda. Draco me robó besos mientras nos escondíamos.

El castillo estaba tranquilo por la noche. Me encantó la tranquilidad. Los únicos sonidos que resonaban por los pasillos eran nuestras pisadas en el suelo de hormigón y nuestras risas.

Draco y yo seguimos corriendo logrando salir del castillo, una vez que estábamos seguros de que Filch no estaba a la vista, dejamos de correr.

—Casi llegamos, lo prometo.—se rió, sin aliento mientras me guiaba hacia el lago negro.

—¿Está es la sorpresa? ¿El lago negro?—le pregunté.

—Vamos a nadar Venus. Te sugiero que comiences a desnudarte a menos que quieras que te lleve de vuelta a tu dormitorio sin ropa seca.—Él respondió mientras comenzó a desnudarse ante mi. Hice lo mismo y comencé a quitarme la ropa.

Una vez desnudos. Draco sacó su varita de su bolsillo. Movió su varita murmurando un hechizo que no pude escuchar. La luz verde salió de su varita junto con un destello azul neón se posó sobre la superficie del algo como una ola.

—Draco, ¿qué has hecho?—pregunté.

—Ya verás Venus, no hay necesidad de estar tan impaciente.

—Draco Malfoy, estás loco si crees que voy a nadar en el lago que acabas de hechizar.—repliqué.

—Venus, no es nada malo, te prometo que te gustará.—dijo mientras su mano acariciaba mi hombro.—Si te hace sentir mejor, entraré primero.

Suspiré antes de agacharme a recoger una roca para tirarla al agua.

—Venus, si tiras esa roca nadie podrá ayudarte, te arrojaré dentro.—me llamó mientras caminaba unos metros por delante de él y arrojé la roca al agua. Cuando la roca golpeó el agua, está se volvió instantáneamente de color azul neón al igual que cuando Draco lanzó el hechizo.

—¿Es bioluminiscente?—pregunté. Lo escuché suspirar y me di la vuelta para ver a Draco dirigirse hacia mi.

—Lo arruinaste, joder. Ahora enfrenta las consecuencias.—sonreí cuando empecé a alejarme de él.

—Hazlo.—me reí mientras empezaba a retroceder. Draco aceleró su paso y me alcanzó más rápido de lo que esperaba. Sus brazos me rodearon la cintura y me arrastró de vuelta al agua. No me molesté en intentar liberarme. De todos modos, me iba a lanzar al agua.

Me arrojó y abrí los ojos debajo del agua para ver que el lago se volvía azul a mi alrededor.

Cuando el agua helada golpeó mi piel, me sentí bienvenida. Me sentí reconfortada. El agua fría era como una vieja amiga. Fue pacifico. Me preguntaba si el frío podría hacerme daño. O ayudarme.

Nadé hacia arriba y respire profundamente mientras mi cabeza se liberaba del agua. Giré para ver a Draco entrando al lago. Me dirigí a él y tomé su mano para llevarlo a donde me había arrojado.

—Te dije que lo haría.—Él sonrió.

—Cállate Draco.—me reí. Draco no lo hizo. Sentí como sus manos se aferraban a mis caderas.

—No me digas que hacer Venus.—se burló cuando comenzó a besarme el cuello. Asentí lentamente dejando escapar un gemido suave mientras lo hacía. Lentamente atrajo mis caderas hacia las suyas para que pudiera estar más cerca de él. Me levanto la barbilla para besarme. Sus manos se movieron para agarrarme los muslos, tiró de mis piernas alrededor de su cuerpo y gimió. Me reí mientras movía mis besos de sus labios a su mandíbula y hasta su cuello, donde me quedé mientras sentía que apretaba mis muslos. Sonreí mientras volvía a besar sus labios.

Empecé a sentir que mi cuerpo se entumecía, sabía que mi cuerpo me traicionaría y mis cicatrices se volverían azules a medida que me enfriaba cada vez más. Quería dejar que el frío se hiciera cargo, dejar que me volviera completamente azul, no solo mi cicatrices. Estaba empezando a tener miedo de no estar sola. Temerosa de lo que me haría a mí misma.

Después de quince minutos de mirar fijamente la luna, hablar y reírnos. Draco notó que mi mitad superior cambiaba.

—Venus, si tienes frío, podemos salir.—me aseguró. Negué con la cabeza.

—No me importa el frío.—se lo dije honestamente.

—Vee tus cicatrices... se están volviendo moradas. Creo que es hora de salir.—continuó. Asentí con la cabeza no del todo de acuerdo. No quería que esto terminara. No quería que nuestro momento se acabara.

Después de que nos secamos el cuerpo y nos volvimos a vestir. Draco nos llevó de vuelta al castillo. Me llevó al gran salón. Me sentó y fue a las cocinas.

Observe cómo Draco regresa al salón. Su cabello todavía mojado, las gotas cayeron sobre sus hombros, humedeciendo su sudadera. En sus manos, dos tazas pequeñas. Se sentó a mi lado y me entregó una de las tazas.

—Espero que te guste el chocolate caliente.—sonrió mientras tomaba un sorbo.

—Sí, gracias Draco.—sonreí mientras tomaba un sorbo antes de levantar la vista. Sonreí y seguí su mirada hacia arriba.

—¿Crees que nevará esta navidad?—le pregunté. Esperaba que este año, Hogwarts se viera hermoso en la nieve.

—Bueno, ya tuvimos la primera nevada hace unos días.—Él respondió. Tomé un sorbo largo de mi chocolate caliente.

Dejé que mi cabeza descansara sobre su hombro mientras bebíamos nuestro chocolate y veíamos el techo. No recuerdo haberme dormido, pero me desperté en mi dormitorio con el brazo de Draco envuelto a mí alrededor y mi cabeza apoyada en su pecho. Miré el reloj en la pared. Eran las cuatro de la mañana. Suspiré antes de alejarme del cuerpo de Draco y sentarme en mi escritorio. Saqué mi bolígrafo y papel mientras comencé a escribir. Tarareé mientras escribía. Escribí una canción fácil.

Listening to the daydreams

Holding on to memories

Wanting to hold on forever

Holding a cold hand

As we walk into a dreamland

Memories, they come and go

Like friend and foe

I'll still be alone

¿Qué estás escribiendo?—escuché su voz profunda. Miré hacia la cama encontrándome con Draco apoyado en sus codos, observándome.

—Me asustaste Draco.—respondí.

Si es privado, no volveré a preguntar, solo tengo curiosidad por saber que estás cantando.—sonrió.

Es un trabajo en progreso.—respondí.

—¿Entonces puedo ver una parte que has terminado?—negué con la cabeza.

—Lo pensaré.—le guiñé un ojo.

—Vuelve a la cama Vee, intenta dormir bien. Vamos a otra fiesta mañana por la noche, así que descansa ahora.—dijo mientras inclinaba la cabeza.

—Draco, debes estar alucinando, porque no recuerdo que me lo hayas preguntado. O incluso decir que sí.—dije mientras volvía a la cama.

—No tengo que hacerlo, lo harás solo por mí.—sonrió mientras apoyaba mi cabeza contra su pecho.

—Draco, esa excusa está envejeciendo, tendrás que encontrar una nueva pronto.—bromeé

—No preocupes tu bonita cabecita con eso Vee, lo haré.

HOW DEEP IS THE LAKE | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora