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Cuando Senku abrió los ojos, el futón de Gen estaba perfectamente doblado en una esquina, sin señales de él alrededor. A juzgar por la luz que se filtraba a través de la puerta, calculó que el amanecer se dio hace aproximadamente una hora; increíblemente, se despertó más tarde de lo normal. Calzó sus zapatos y se puso el abrigo para salir, encontrándose con Chrome y Kaseki en el laboratorio quienes inspeccionaban el teléfono que llevarían en una hora al imperio de Tsukasa.

— Buenos días, Senku —saludó el artesano.

— Buenas, ¿han visto al mentalista?

— Por la mañana escuché ruido afuera y me lo encontré aquí, estaba trayendo el circuito —explicó Chrome—. Me pidió que lo ayudara con eso porque quería ir con Ruri antes de partir.

— ¿Ah? ¿Para que la vería tan temprano?

El castaño se encogió de hombros; no se preocupó por preguntarle el motivo ya que estaba más emocionado por ver la nueva parte que construyó. Senku rápidamente le indicó como agregar el circuito a la estructura del teléfono, impidiéndole a Kaseki participar ya que necesitaba que le hiciera un favor.

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— Muchas gracias, Ruri-chan~. Lamento haberte pedido esto con poco tiempo de anticipación.

— No te preocupes, Gen —dijo la sacerdotisa amablemente—. Por suerte las chicas tenían material de sobra, es bueno que te dieras cuenta que la suela ya estaba desgastada antes de irte.

— Fufufu no querría caminar dos días descalzo por la nieve —aseguró—. Bueno, regresaré antes de que Senku-chan escupa fuego por la boca, nos vemos~.

El mago se despidió con una sonrisa y cruzó la aldea tranquilamente, saludando a todo aquel que se topaba que ya comenzaban con sus actividades matutinas. Mientras balanceaba sus nuevas botas, se preguntó cuál ruta era la mejor para evitar la zona del laboratorio, pues antes de reunirse con el equipo científico, quería ir al río.

Una de las razones por las que se percató de que necesitaba cambiar de zapatos, fue lo insoportable que se volvieron las heridas en la planta de sus pies. Antes del invierno nunca se preocupó por protegerlos, y después de aprender a usar magia de sanación no lo vio como un problema. Sin embargo, andar sobre la nieve era otra cosa, y el caminar constante sobre ese tipo de piel a la que no estaba acostumbrado le ocasionó ampollas.

Ir al río temprano en la mañana era la mejor opción para evitar ojos curiosos, y parecía que tuvo suerte ya que no vio señas del científico en la explanada del Reino de la Ciencia... Hasta que se lo topó en la orilla del cauce, junto a la rueda hidráulica.

— Buenos días, Senku-chan~ ¿vienes a tomar un baño helado? Es benéfico para la circulación, debo decir~.

— Vine a buscarte por otra cosa.

— ¿Mm? ¿Y qué podría ser~? Me sorprende que adivinaras que estaría aquí, imagino que Chrome-chan te informó que visité a Ruri-chan esta mañana.

— Kukuku para ser un mago ilusionista, los trucos de escape no son tu fuerte —le informó con una sonrisa burlesca—. Te vi a lo lejos esquivar el puesto de ramen para venir acá.

— Ah... —suspiró—. Debí estar más atento.

Gen se sentó en la orilla y sumergió sus pies el tiempo suficiente para crear una capa de agua que se adhirió a ellos, similar a un vendaje con vida propia que navegaba y destellaba a su paso. El agua cayó salpicando sus pantalones después de cumplir su cometido, los rasguños y ampollas se esfumaron con ella.

­— También tienes el poder de curación ¿por qué no lo dijiste?

— No me atrevería a darme el papel de un médico, Senku-chan. Sólo puedo sanar heridas superficiales, pero no lo he intentado en otra persona además de mí.

A través del reflejo/SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora