— Senku ¿puedo hablar un momento contigo?
— ¿Es urgente? Necesito terminar de aplicar el plástico al papel.
Ruri volteó a los lados y cruzó miradas con los fríos ojos de Gen, quien le sonrió desde el otro extremo con falsa amabilidad antes de regresar su atención a Suika. Sintió un escalofrío a pesar del sol ardiente que se posaba sobre ellos; frotó sus brazos para devolverse el calor y dio un paso atrás.
— Esta bien, puede esperar —elevó la comisura de sus labios—. Ten cuidado... Del calor, quiero decir, podrías desmayarte.
— Kukuku claro.
Senku regresó a su trabajo, por lo que la sacerdotisa se alejó para buscar entre el mar de personas a su hermana. En la parte superior de esa curiosa pared de piedra esculpida naturalmente, una cabellera rubia resplandeció debajo de su sombrero de paja. Se acercó lo suficiente para llamarla desde el suelo ya que no estaba acostumbrada a subir por ese tipo de estructuras, pero Kohaku se levantó de repente con telescopio en mano y convocó la atención de todos:
— ¡Chicos, es Chrome! ¡Regresó por su cuenta! —informó señalando al otro lado de su escondite.
Bajó por la ladera tan rápido que no le dio tiempo de decir su nombre, haciéndole pensar que su suerte le estaba jugando en contra pues no le permitía hablar con nadie sobre lo que a su corazón le aquejaba.
Se reunió con el resto a la espera del castaño, sintiendo otra vez esa energía que rodeaba a Senku y Gen, quienes estaban lado a lado próximos a ella. Llevó su mano al pecho adolorido, preocupada por esa sensación aunada al evento de ver llegar a Chrome con otro chico de cabello platinado, cuya vestimenta amarilla contrastó con el azul de los suyos.
— Kohaku-chan, tratar a un invitado de esa manera no es correcto~.
— ¡Ja! Aunque Chrome y tu digan lo mismo no puedo bajar la guardia —argumentó la rubia sin retirar el cuchillo del cuello del hombre.
— Escuchemos lo que tienen que decir, leona, seguramente tiene una historia interesante —dijo Senku con firmeza y lo liberó sin ganas.
— Así que te hiciste amigo de Ukyo-chan~ —pasó su mirada de Chrome al de cabello platinado—. ¿También traicionaste a Tsukasa-chan?
— Ese sería un muy breve resumen, Gen.
Los aldeanos se abstuvieron de hablar, esperando a que su líder interfiriera para demandar al recién llegado que explicara su presencia y porqué venía acompañado de Chrome. Pero su compañero científico por cuenta propia inició el relato.
— Me encerraron en una celda con barrotes de bambú, por la noche Ukyo vino a verme y me entregó una de las baterías de repuesto que Tsukasa me había quitado —bebió un sorbo de agua que Ruri le ofreció—. Esta mañana la usé para quemar las cuerdas, con el humo él aprovechó para distraer a los guardias y pude escapar. Nos encontramos en el bosque y me dijo que planea estar de nuestro lado, pero antes quería hablar con Senku.
— Ah–, ¿y qué tienes para decirme, sonarista?
— Preferiría mantener esta conversación en privado, a solas —les sonrió a todos—. Les pido que no lo malinterpreten, pero este tipo de reuniones se hacían a puerta cerrada en nuestra época.
— Kukuku cuánto misterio sin sentido —se mofó—. Bien, hablemos en otro lado.
A pesar de la demanda de Ukyo, Gen no se apartó del lado de Senku. Esto no les resultaba extraño a casi todos los presentes, pues el mentalista ocupó desde hace mucho el puesto de la mano derecha de su líder a sus ojos por aportar su valiosa opinión. No obstante, la sacerdotisa se sintió inquieta al seguir todo su trayecto, poniendo un rostro enfermo lo cual llamó la atención de Chrome.
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A través del reflejo/SenGen
FanfictionPara Senku el concepto de magia no tenía cabida. "No hay nada que la ciencia no pueda explicar, sólo es cuestión de tiempo para encontrar las reglas detrás de eso que llaman milagro"; fue lo que le dijo en una ocasión a su padre cuando le contó acer...