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El descontento por parte de los integrantes del ex Imperio de Tsukasa era palpable. Al principio, la mayoría se negó a dirigirle la palabra a cualquier persona de la Aldea Ishigami, así como a Ukyo y Nikki, quienes se cambiaron al bando del Reino de la Ciencia. Después, cuando se les pidió amablemente que al menos trabajaran con ramen como pago, lo vieron como un insulto.

Era una oferta tentadora, eso no lo podían negar, extrañaban las comodidades del viejo mundo y Senku prometió devolverlas. Sin embargo ¿quién les aseguraba que sus palabras no estaban vacías o tenían un motivo oculto? Les mintieron una vez de forma desvergonzada, bien pudieran hacer lo mismo o peor con tal de explotarlos a su conveniencia.

Por ello el mentalista, la persona perfecta para tratar los descontentos y llegar a una negociación que beneficiara a ambas partes, convocó una reunión extraordinaria. El grupo de Tsukasa nombró a su representante que acudió esa noche a territorio neutro, donde ya esperaba el líder Senku Ishigami, Gen Asagiri y Ukyo Saionji.

— Nuestro grupo ha decidido abandonar los dos bandos —lanzó el representante sin más—. Con Tsukasa y Hyoga como prisioneros nada nos obliga a quedarnos aquí.

— ¿Eeeh~? ¿Están completamente seguros, Masaru-chan? Piensen en lo que les depara allá afuera. Además, te recuerdo que con nosotros la civilización avanzará más rápido~ —tentó Gen cínicamente.

— La verdad, no lo creo. Podrán despetrificar a cuantas personas quieran, pero dudo que sean capaces de ganar su confianza sin mentiras —le sonrió enseñando lo dientes, burlándose—. ¿Algodones de azúcar y ramen? No me hagas reír, la ciencia no es suficiente para mantener contentos a todos.

— Si lo dices por engañarlos sobre Lilian-chan, lamento los inconvenientes. Cuando se lo sugerí a Senku-chan no estuvo de acuerdo porque pensó que se enfadarían, pero logré convencerlo. Aun así, enfrentarnos de esa forma fue una estupidez, pero ¡mira! No hubo derramamiento de sangre~.

Gen se inclinó sobre la mesa, uniendo ambas manos y mirando fijamente al chico que apenas y tendría poco más de su edad. Pero no existía jerarquía en ese mundo de piedra, y aunque la hubiera no se dejaría intimidar por esto, era capaz de mantenerse apacible. Sin embargo, tratándose de Senku era capaz de ceder ante su lado primitivo y sacar las garras para defenderlo. La magia ardió en sus venas, confirmando la postura de su portador; preparándose para brotar a montones si la situación lo demandaba.

— Adelante, hagan algo al respecto —continuó, enfrentándolo con calma helada—. Pueden culparme a mí todo lo que quieran o darme un castigo físico; pero Senku no tiene nada que ver, fue total y absolutamente mi plan. Es un chico de preparatoria a final de cuentas y yo soy el adulto, me haré responsable.

— De nada nos vale echarte la culpa, Asagiri, será imposible para nosotros seguir a un líder escoltado por un murciélago rastrero como tú —pasó su mirada a Senku—. Ja, aunque de líder no tiene nada si se queda viéndonos como idiota ¿necesitas a tu novia para hablar por ti?

Fue suficiente. Dentro de las mangas, sus manos ocultas emitieron el brillo característico de la magia, acompañado de un tenue olor a flores que todos percibieron, especialmente el científico que volteó en su dirección. Pero gracias a la rápida interferencia de Ukyo, el ambiente pesado pasó desapercibido como algo propio de la tensión del momento.

— Cálmense los dos —ordenó con firmeza—. Insultarnos no tiene sentido, así no llegaremos a nada.

Ukyo observó a Senku quien se mantuvo al margen, ¿cómo era posible que se quedara callado después de escuchar semejante ofensa? Entendía las habilidades de Gen y que su palabrería generaba un mayor impacto, pero él era el líder y como tal le correspondía llevar el mando de la conversación. Masaru estaba en lo cierto, no era normal que se quedara perdido en la nada presenciando esa escena como un muñeco sin vida.

A través del reflejo/SenGenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora