CAPÍTULO CINCO
Mi mal humor me siguió hasta el gimnasio el domingo por la mañana. Jimin era el mismo de siempre, brillante y alegre, y sonreía al verme.
―¡Hey!
―Hey― le contesté.
Se dio cuenta claramente de mi falta de entusiasmo, y su ceño se frunció en un segundo. Su sonrisa se esfumó.
―¿Todo bien?
―Sí, sí― dije, tratando de sonreír. ―Sólo sentía lástima por mí mismo. Ignórame.
Parecía un poco inseguro de qué decir a continuación, y yo odiaba que le hubiera hecho sentir incómodo.
―¿Estás seguro?
―Sí. ¿Por cuál tortura vas a hacerme pasar hoy?
―Eso depende. ¿Cómo te sientes? ¿Aún sigues adolorido?
―No estoy realmente muy mal. Estoy cada vez mejor, o sólo me estoy acostumbrado al dolor. ―Para ser honesto, todavía me dolía, pero con mi corazón roto dando el último adiós, todo palidecía en comparación.
Estoy seguro de que Jimin vio a través de mí, porque él no me presionó demasiado. Tenía que hacer la diabólica cinta de correr habitual y el infierno de elíptica, y luego lo que hicimos fueron pesas en la máquina del cable y la polea. Si Jimin no estaba conmigo, de pie a mi lado, me estaba observando.
Sabía que me estaba forzando. Pero cuanto más me esforzaba, mejor me sentía. Podía sentir que el estrés abandonaba mi mente, y cuanto más trabajaba mis músculos y hacía arder mis pulmones, mejor me sentía.
―Está bien, eso es todo― dijo Jimin, poniendo fin eficazmente a mis levantamientos bajo las poleas. ―O te va a doler mañana.
Me tomó un segundo para recuperar el aliento, y él reajustó la máquina. Me entregó mi toalla.
―¿Quieres hablar de eso?
Me limpié la cara y sacudí la cabeza.
―Voldemort.
―Ah.― Jimin asintió a sabiendas. ―Pensé que podía ser eso.
―Uno pensaría que después de ocho años juntos me podría merecer una respuesta a un mensaje de texto, pero parece que no.
―Oh.― Él se mordió el labio inferior por un momento. ―Sí. Te mereces un mensaje en respuesta.
―Lo siento, yo no iba a hablar de eso ― murmuré. ―Pero yo sólo le envié un mensaje para decirle que fuera a recoger su mierda. Ya no la quiero en mi casa. Pero no, ni siquiera una respuesta de una palabra. Tal vez Taehyung tenía razón. Tal vez debería quemarlo todo. De hecho, si no tengo noticias suyas para el próximo viernes, eso es exactamente lo que haré.
―¿Vas a prenderles fuego?
―Sí. No dentro de la casa, por supuesto, pero una quema ceremonial afuera.
Jimin asintió pensativo.
―Por supuesto.
Dejé escapar un suspiro.
―Creo que estoy en la etapa de la ira del proceso. La negación no dura tanto como pensé que lo haría.
Él me dio una sonrisa triste.
―Siento mucho que estés pasando por esto.
―Lo siento, mi amigo Taehyung te envió un montón de preguntas inapropiadas. Y no eran cosas que quería saber, en sí, sólo las preguntas de las que no tenía las respuestas cuando preguntó.
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El contrapeso perfecto
FanfictionNo se trata de encontrar su peso ideal. Se trata de encontrar su contrapeso perfecto.