12. No eres como ellos. Yo aun soy él.

1.1K 117 29
                                    

CAPÍTULO DOCE

Jimin abrió la puerta del apartamento, recién duchado, vestido con sus nuevos jeans y una camiseta gris que parecía desafiar las leyes de la elasticidad y comodidad. Sonrió cuando me vio, y se hizo a un lado.

―Por favor entra.

Olía a jabón y desodorante, y de repente mis nervios me pateaban.

¿O era la anticipación? Las mariposas en el estómago no podían hacerme notar la diferencia. Pero entonces me fijé en él, o mejor dicho, en lo nervioso que estaba.

Se humedeció los labios y se limpió las manos en los muslos, para luego, pasarse la mano por el estómago como si tuviera en el interior lleno de nudos.

Fui a él y puse mi mano sobre su brazo.

―Oye. ¿Estás bien?

Dejó escapar una risa entrecortada.

―Sí. Un poco nervioso.

¿Un poco?

―No lo estés. Sólo soy yo.

Me dedicó esa sonrisa que hacía que sus ojos se cerraran y dejó escapar un profundo suspiro.

―Han sido unos días extraños, ¿eh?

―Bueno, la rareza de ayer fue toda mía. Me asusté, y lo siento. Pero esta mañana fue genial, en realidad. ―Me sonrojé al recordar la forma en que me dio un beso, y el recuerdo de lo que su boca podía hacer, me hizo estar caliente por todas partes. ―Tú me puedes besar así en cualquier momento.

Él soltó una carcajada.

―Ah sí. Sobre eso... debo disculparme por cómo mi cuerpo reaccionó. ―Sus mejillas se tiñeron de rosa. ―Eso fue embarazoso.

Recorrí su brazo con la mano, sintiendo la forma de sus bíceps y el calor de su cuerpo. Mis ojos se encontraron con los suyos y susurré,

―No te disculpes por eso.

Jimin dio un paso atrás y dejó escapar un suspiro tembloroso.

―Está bien, wow.― Se rió y negó con la cabeza, como para despejarse. ―Tengo que decirte algo primero. Quiero besarte otra vez, pero yo quiero ser honesto contigo antes de decidir lo que estamos haciendo.

Bueno, ahora oficialmente estaba preocupado. La conversación con Taehyung volvió a mí.

―¿Involucra pescado de alguna manera?

―¿Qué?

―No importa.

Se rió, y tomando mi mano, me llevó a la cocina. De acuerdo, la cocina era un lugar extraño para esta conversación y no era lo que yo esperaba, pero preste atención. Me dejó apoyado en la encimera de la cocina y, poniendo una distancia entre nosotros, se apoyó en el mostrador de enfrente. Él jugueteó con las manos hasta que decidió meterlas en los bolsillos.

―Em me dijo lo que tú y ella hablaron.

Asentí.

―Sí. Ella me dio la charla. Ella no me amenazó exactamente, pero todos sabemos que ella podría romperme por la mitad, por lo que no necesitaba hacerlo.

Jimin sonrió.

―Ella sólo está preocupada por mí. Eso es todo.

―Me alegro de que lo esté.

―A mí también.― Él tomó una respiración profunda. ― Ayer por la tarde estaba un poco deprimido. Después de que desapareciste, pensé que seguramente no te volvería a ver. Tengo que admitir que me sorprendió verte esta mañana.

El contrapeso perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora