4. Jimin

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Capítulo 4

La cena era perfecta. No solo la comida era increíble, sino que la compañía era maravillosa. Yoongi había preparado una playlist de Navidad y Bing Crosby cantaba mientras comíamos. Incluso Yoongi y Taehyung parecían estar bien. Al principio, pensé que Taehyung tenía resaca por culpa de la fiesta del día anterior, en su trabajo, pero, aparentemente, le pasaba algo más. Si tenía resaca, aún tenía buen apetito. Como todos los demás.

El silencio era puntuado con los sonidos apreciativos cuando todo el mundo degustaba los platos. La cocina de Yoongi provocaba ese efecto generalmente. Incluso hubo algunos "qué bueno está" y "oh Dios mío", a los que yo estaba acostumbrado. A veces era yo mismo.

Toda la comida que Yoongi preparaba, cada maldito mordisco, era una orquesta de sabores. Dulces y salados, sabrosos, tocando todos los instrumentos, con un ajuste perfecto de texturas, suaves y crujientes. Una sinfonía gastronómica.

No sabía cómo lo hacía, pero cada vez que planeaba una comida, era una maldita obra de arte. Y una Navidad australiana era siempre una mezcla de comidas calientes y frías, así como un surtido de ensaladas y legumbres. Pero Yoongi superaba de largo todas las expectativas. Era bien consciente de que mi estómago llevaba directamente a mi corazón. No es que le amara solamente por sus talentos culinarios... Por supuesto, le amaría igualmente si no cocinara nunca más. Pero esa Noche Buena, valía de sobra todas las semanas de una planificación elaborada con cuidado, y cada momento de Yoongi estresado y enloquecido por su lista de cosas por hacer.

Ahora le miraba, sentado a la mesa con nuestros amigos más cercanos, mientras todo el mundo comía sus platos, hablando y riendo, estaba simplemente resplandeciente. Y su mano apretaba mi pierna de vez en cuando, haciéndome sonreír.

Yo no bromeaba cuando le preguntaba cada vez que deslizaba ese anillo en su anular, si quería casarse conmigo. La emoción que yo sentía, la forma en la que sus ojos se clavaban en los míos y la forma en la que su aliento se cortaba, no cambiaría jamás.

Nos habíamos puesto de acuerdo para cenar temprano, ya que se trataba de la Noche Buena y todo eso, así que a las ocho, Yoongi había servido su pavlova fresca con frutos rojos para el postre, y la velada se ralentizaba. Las conversaciones se elevaban débilmente alrededor de la mesa, de una forma muy suave.

—¿Qué planes tienen para mañana? —me pregunta Hyuna.

—Comemos con la familia de Yoongi, cenamos con la mía.

Hago un gesto con la cabeza hacia el gigantesco árbol de Navidad y los regalos envueltos delicadamente, debajo.

—Yoongi también se ha sobrepasado en ese aspecto. Nuestros sobrinos y sobrinas van a convertirse en niños malcriados.

Yoongi me lanza una cálida sonrisa.

—Me encanta cuando dices "nuestros".

Se convirtieron en nuestros sobrinos y sobrinas, en lugar de los míos, la segunda vez que había aceptado casarse conmigo.

—Porque lo son.

Taehyung se disculpa y va al cuarto de baño, mientras Hoseok gira su vaso con una expresión indescifrable.

Ignorando lo que le pasaba a Taehyung, Em hace un gesto con la cabeza hacia el regalo envuelto, de un metro ochenta.

—¿Es lo que yo creo?

Sonrío.

—Sí.

Yoongi suspira.

—Me encantaría que no le animaras.

El contrapeso perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora