Capítulo (con contenido sensible) 3

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ADVERTENCIA

Capítulo con contenido que puede ser sensible para algunos espectadores, se recomienda discreción.

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Capítulo 3

Los meses han pasado y mi panza está cada día más grande. Me he estado tomando fotos, para guardar todo el proceso. Estaba preocupada al principio, porque no tenía y aun sigo sin idea de lo que haré una vez la criatura esté en mis brazos, pero, con el pasar del tiempo, sentirle dentro de mí se ha convertido en mi actividad favorita, además de ir a la ginecóloga y verle a través del ultrasonido. Es todo un deleite.
Estoy maravillada por el fruto de mi vientre.

Sí, Jean Luis me dejó embarazada, se lavó las manos de toda responsabilidad y huyó en la primera oportunidad, sí, como yo había esperado a que desapareciera en otras tantas situaciones y diferentes escenarios, definitivamente no es el mejor prospecto para tener un bebé. Pero a fin de cuentas el bebé no es solo suyo, ¡De hecho! No es suyo en absoluto, el Pancito que va creciendo aquí dentro, es mío, solo mío y mi ex novio no va a pintar* nada más aquí.

Hice una lista de nombres, tanto de varón como de hembra y la colgué encima del espejo corredizo del closet. Alana, Ana Rachel, María José, Hannah, Shantall, Aarón, Eliezer, Manuel, Samir y Jacob son mis favoritos, pero me está dando trabajo escoger uno, puesto que decidí no revelar el sexo del bebé... sí, quiero que sea una sorpresa hasta el día de su nacimiento.

Trabajé en la banca durante unos meses, luego renuncié, por un atraco* que casi nos cuesta la vida a mí y al Pancito. Sin embargo, gracias al señor logré ahorrar lo suficiente como para tener de reserva por el poco tiempo que me falta para dar a luz.

Incluso pasó mi cumpleaños, pero no lo celebré, no tenía ni dinero ni con quien celebrar. Un gasto innecesario en un cumpleaños que celebraría yo sola, no era una opción.

Fuera de todo, la ventaja es, que ahora estando desempleada y teniendo dieciocho años, puedo ir a solicitar trabajo en la panadería.

Juana me ayudó con la cédula para tener constancia de mi mayoría de edad y pues, ya todo está listo para ir a buscar trabajo.
Yo misma redacté mi currículum y lo imprimí para llevarlo a donde el joven que nos atendió la vez anterior.

Por si se lo preguntan, llevar casi ocho meses de embarazo no es cosa fácil, y menos con el calor dominicano picando* en los brazos, eso claro que me ha puesto de mal humor y como mis emociones están tan alteradas, no llego al lugar en óptimas condiciones. Tengo la cara como un machete*, me pica la panza y tengo la espalda sudorosa y pegajosa. Lo cual me hace sentir muy incómoda. En la puerta de entrada hay un anuncio, sobre empleo. Ellos necesitan nuevos empleados, aún.
Es la oportunidad perfecta, así que entro, y me acerco al dependiente de la otra vez.

El lugar está idéntico, como si hubiese ido tan solo el día anterior, y no hace casi cinco meses. El tapizado marrón de las paredes, los limpios mostradores de hierro colmados de panes de diferentes tipos, una neverita en una esquina con refrescos, maltas y aguas.
Y, por supuesto, el mismo olor delicioso de pan recién horneado.

—Buenas tardes, pase a mi oficina por favor.

—Esta vez vengo sola, mi tía ha decidido quedarse y...

—No se preocupe, mi intención es ponerla cómoda.

Sí, han pasado muchos años desde "los episodios" y se supone que debí haberlos superado, tan solo unos meses atrás no podía dejar de pensar en hombres, pero aún sigo sintiéndome aterrada cuando me toca quedarme sola en un espacio con un hombre desconocido y tener al animal tan cerca últimamente, me tiene más alterada de lo que ya estaba.

Si Las Rosas Se Marchitasen #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora