Capítulo 4

43 8 31
                                    

Dedicado a Alaeick gracias por tu apoyo reina.

************************************
A partir de este capítulo ya no hay más escenas con contenido adulto, pero se utilizan palabras fuertes como "Abuso sexual", "Violación", entre otras, se recomienda discreción.
************************************

Capítulo 4

La noche en la cual salí de la casa de Juana, aún está muy borrosa en mi cabeza… pero puedo contarles lo que recuerdo y lo que pasó después:
Mi mente se bloqueó y no pude pensar fluidamente, incluso todo lo que sucedía a mí alrededor era difuso.

Una señora mayor se me acercó y me habló, yo le respondí, pero no sé lo que dije, estaba en modo automático. Quería lanzarme al piso, desaparecer.
Luego todo se calmó, frases como “¿Dónde te llevo?” “¿Estás bien?” pulularon en el desorden de mi cabeza y entonces mi último recuerdo es el de la señora subiéndome a su carro.
Luego, supongo que me desmayé.

Dicha noche fue ayer, por cierto. Me dicen que me tuvieron que poner sedantes porque despertaba abruptamente y entraba en pánico. No sé qué tan cierto sea, pero supongo que así fue.

Los recuerdos me invaden y me obligo a mí misma a pensar en lo lindo que es el techo blanco de la clínica, o lo insípida que es la comida que muy amablemente las enfermeras me pusieron casi en las piernas.

Una de ellas llama mi atención con un gesto severo, lleva en sus oscuras manos un folio y me mira a través de sus lentes de fondo de botella.

—Señorita Báez, hemos hecho diferentes estudios con usted, especialmente en el área de los genitales, donde tiene heridas muy preocupantes. Dígame… —se acerca y me da una miradita extraña, como si quisiera inducirme confianza—. ¿Fue usted abusada? Disculpe que sea tan cruda pero hay que buscar un por qué a estas heridas. Todo indica que hubo una violación sexual. Si es usted una víctima, necesitamos que lo diga y así podemos involucrar a la policía en esto. 

La miro y parpadeo sopesando la situación. Sus ojos me transmiten esperanza y por un segundo contemplo la posibilidad de decirlo.

Tengo que decirlo.

"Ara, no seas estúpida. Si no te creyeron tus padres y tu tía, ¿Te van a creer ellos?"

¡Hay evidencia, si tengo heridas entonces puedo denunciarlo!

"¿Y decir que fue Carlos? No van a creerte, nunca lo han hecho".

Tengo que intentarlo, ¡Abusaron de mí! 

"No valdrá la pena, te someterán a situaciones que no quieres vivir, y al final le creerán a él, siempre le creen a el". 

Dios…

No puedo decir nada. 

Niego con la cabeza, y la señora me mira con una ceja enarcada, ignorando el tremendo debate mental que acabo de tener.

—Las heridas son muy evidentes, si…

—Solo tengo como prueba las heridas, nadie va a creerme si digo quien fue. 

—¿Por qué dice eso? 

—Porque no es la primera vez que esa persona atenta contra mí, y nadie me cree. Seguro se inventarán la excusa de que me lo hice yo misma con tal de no incriminarlo.

—Así que tu familia lo conoce.

Me siento muy expuesta, pero no como cuando alguien descubre algo sobre ti solamente, sino, como si realmente estuviera desnuda, ante todo ojo curioso que quiera saber lo que pasó con esa niña embarazada que llegó con el pantalón ensangrentado, siento que desde "esa" noche sacaron algo de mi interior y lo dejaron a la vista del público. Siento que "eso" que se llevó la bestia, nadie más va a regresármelo. 

Si Las Rosas Se Marchitasen #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora