Capítulo 19

38 5 119
                                    

Capítulo 19

Hoy decidimos salir a comer en un lugarcito del centro de la ciudad, un rincón bohemio que llaman "el bulevar de los artistas". Es toda una calle que abarca algunas dos o tres cuadras, lleno de establecimientos artísticos, bares y restaurantes. El piso está hecho de cemento en cuadritos, un diseño común en Santiago, ese que te da dolor en la planta de los pies cuando tienes que pisarlo. Pero es tan hermoso que no puedes evitarlo y muchas veces simplemente no tienes opción.

Me encanta el aire antiguo que tiene el centro de la ciudad, con las enormes lámparas negras en medio de la acera.

Si llegan al bulevar por la "calle del sol", tendrán el deleite de ver la estructura de la casa de la cultura y si tienen suerte, verán algún que otro estudiante entrando a practicar su respectiva disciplina artística. Escucharán el suave sonido de la escuela de música que hay en el tramo y si van de noche muy probablemente se encuentren con una exposición en la galería de arte o un cantante deleitando a todos con su voz. Es un lugar mágico, donde solo por estar sentado en un rincón, al respirar, sientes que inhalaste puro arte.

Es toda una experiencia, para quienes nos gusta lo bohemio, la arquitectura y eso, por supuesto.

Y no, no me gusta la arquitectura sólo porque es la carrera de mi novio, Jared me ha educado en cuanto a muchísimas estructuras, las reconoce todas, (quizá eso sea normal para cualquier arquitecto pero para mi es fascinante) me encanta verlo hablar en sus aguas, y por supuesto, he aprendido yo también a disfrutar de la historia de cada casa, o edificación.

El asunto aquí es que nos paramos en un restaurante y comimos pizza a la leña.

Estaba tan deliciosa que no quise nada más y ahora estamos sentados fuera del restaurante, porque resulta que habrá una presentación y no lo sabíamos.

No puedo evitar desear estar con Jared en un momento como este, todo es tan romántico, las luces tenues, el sonido de la guitarra, la melodiosa voz del chico.

Ya falta menos si Dios lo permite. Ya quiero verlo.

En cuanto el joven termina de cantar, anuncian la proyección de un pequeño video, un nuevo emprendimiento de uno de los artistas. Siento que mis ojos pesan, me siento un poco cansada y no sé por qué.

Es entonces cuando escucho esa voz preciosa de lleno en mis oídos.

—¿No eres tú, esa? —señala Sam.

Si soy,

"Ara, mi amor"

Miro a todos sin poder creer lo que está sucediendo, mi novio está siendo proyectado en una enorme tela, y dice "Ara, mi amor" como si fuera tan simple como decir "Quiero un vaso de agua, por favor".

Nadie se fija en mi así que presto atención en el video.

"Ara, mi amor. Sé cómo te sientes al estar aquí, porque sé que te gustan estas cosas. Le pedí a los chicos que te trajeran porque yo no puedo llevarte, aun. Quizá debí esperar a llegar al país para yo mismo llevarte, pero no pude, no me aguanté, un amigo iba a cantar allá, así que aproveché la oportunidad. Quisiera poder ver la emoción en tus ojos ahora mismo, así que por favor, voltéate".

Frunzo el ceño, ¿Cómo así?

Me volteo.

Una canción muy conocida para mi empieza a reproducirse

«Un día le dije a Dios que no se tarde
Que yo te espero, pero que te guarde
Que no sufrieras como sufrí yo
Por no ser fuerte por ser un cobarde»*

Empiezo a tararear en medio de la confusión, porque la silueta de mi novio se hace nítida.

«Y Él me dijo que tú sí que vales
Que no estoy listo, pero que me prepare
Que tú eres su princesa y que Él es tu padre
Y que el cuida de ti hasta que el mundo se acabe»

Si Las Rosas Se Marchitasen #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora