04: El contrato.

619 59 62
                                    


No podía creer que estuviera en la residencia masculina, colándose, a dos horas del toque de queda de las doce. Esperaba que Jaehyun no tuviera ya otros planes, porque si no tendría que colar una nueva mentira y ya había soltado demasiadas desgracias por esa boca.

Consiguió caminar hacia el ascensor cuando los dos señores de recepción mantenían una conversación entre ellos. No podía haber chicas en la residencia de chicos y viceversa, aunque solían pasar bastante por alto aquella norma casi todos los estudiantes que querían divertirse de tanto en tanto.

Había ido ahí a ciegas, sin saber si quiera cual era la habitación de Jaehyun y su compañero de piso pero dedujo que, siendo alumno de cuarto curso, tendría que estar a partir de la planta diez, como sucedía con ella y su habitación con Soyoung en la residencia de chicas.

Subió hasta la décima planta. Ya le preguntaría a alguien dónde vivía Jung Jaehyun porque siempre estaba en boca de todos, y sería raro que no lo conociesen ahí.

Nada más abrirse las puertas del ascensor y sintiendo su mosqueo crecer, se acercó a dos chicos que estaban batallando con tabaco para liar, o tal vez, no era tabaco.

—Perdonad, ¿dónde queda la habitación de Jaehyun Jung? —Preguntó. Los chicos se miraron entre sí, se dieron un par de codazos y uno de ellos, antes de lamer la papela en la que liaba lo que se iba a fumar le miró con una sonrisa lasciva que reafirmó el asco que sentía Eunbi por todos los especímenes del sexo contrario. —¿Lo sabéis o no?

—¿Jaehyun se va a hacer a dos en la misma noche? ¿Qué coño se mete ese tío? —Bromeó uno de los chicos. Eunbi se enfadó de tal manera que, con las manos en los bolsillos, le dio un pisotón adrede al que había hablado.

—¿Qué donde mierdas vive? —Espetó. Le había enfadado enormemente aquel comentario. ¿Hacerse a dos? Como si ella o la otra chica desconocida que estuviera con Jaehyun fueran iguales que los cigarros que se estaban liando aquel par. Si algo le molestaba de todos los hombres, era la manera que tenían de cosificar a cualquier mujer a su costa. Le repugnaba.

—¡Eh! ¡Tranquilita, joder! —Una de las puertas del pasillo se levantó y salió una chica cuya presencia agradeció porque evitó que el tipo al que había pisado se levantara enfadado. —Mira, la otra puta de Jaehyun. Esa es su habitación. —La chica que se acercaba mientras se ponía el abrigo frunció el ceño mirando con repulsión a los dos tipos.

—Cállate la jodida boca, pedazo de gilipollas. —Dijo la chica desconocida. —Dais puto asco. —Eunbi sonrió ante su comentario cuando la chica pasó por delante suyo para ir al ascensor. —Tía, si vas a tirarte a Jaehyun toma. —Rebuscó entre los bolsillos de su chaqueta y sacó un preservativo que le tendió a Eunbi. —Ha estado bien, pero el muy capullo se ha quedado sin condones.

—Oh, no, no, no yo no pienso acercarme a ese simio. —La chica se rio con ganas ignorando los comentarios machistas que los dos sentados en el suelo hacían sobre el atuendo que vestía y dejaba ver sus largas piernas.

—Date un capricho reina, lo hace de puta madre. —Le guiñó el ojo y retomó su camino. —¡Adiós! ¡Y púdrete en el infierno Trevor! —Con su dedo corazón extendido, pulsó el botón del ascensor y desapareció dejando a Eunbi con una sonrisa ladina. Le caía bien.

Ignoró a los chicos y caminó hasta la habitación de donde había salido la morena, comenzaba a escuchar música cada vez con mayor intensidad pero aun así, bastante silenciada. La 45B. Llamó a la puerta y escuchó algo de ruido antes de que Jaehyun abriera. La música que había llegado hasta sus oídos era de la habitación de Jaehyun. Eunbi habría calificado aquel género musical como las típicas canciones con un ritmo relajado que reivindicaban justicia social de las clases pobres que escuchaban los y las que fumaban marihuana. Era música de gente que le daba a los porros.

Un mes por contrato. |Jung Jaehyun ;; NCT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora