𝟷. 𝚁𝚎𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚘𝚜

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𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬
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Amo los lunes. Nos toca mi clase favorita —matemáticas y cálculo—, nos ponen a los ocho en una mesa rectangular y me toca frente a ella, algo bueno y malo ya que solo puedo ver como muerde su lápiz dejando marcas de sus dientes en él o como se rasca la cabeza tratando de adivinar la respuesta y yo no puedo concentrarme en lo mío.

Ocho me causa eso y realmente no me molesta.

Siempre la veo de reojo copiándose de la hoja de Diego. Le he dicho miles de veces que vaya a mi habitación por las tardes para enseñarle un poco y dice que sí pero siempre me deja plantado. Odio cuando hace eso, pero odio más que ya sé que lo hará y aún así me ilusiono con que será diferente.

—Bien, su tiempo acabó —menciona padre al llegar a la sala de estudios con nosotros.

Le entrego mi hoja y veo como dudosa entrega la suya con un gesto en su cara. Se ve tan hermosa cuando arruga su ceño y nariz. 

Me tiene completamente loco, loco por ella. 

Todos nos vamos del lugar después de entregar las hojas. Como siempre ella platicando y riendo con Klaus. Me encanta su sonrisa y esas carcajadas tan fuertes la hacen más perfecta de lo que ya es. 

La pierdo de vista cuando dobla en el pasillo, deteniéndose al pie de las escaleras camino a las habitaciones. 

—De nuevo babeando por ella —Ben me saca de mis pensamientos con ese comentario fuera de lugar y hace que vuelva a la realidad—. Por esa razón es que no te hace caso. 

Golpe bajo.

Ben sabe que muero por ella y dice que estoy obsesionado más no enamorado. También siempre me hace burlas y me molesta cuando me deja plantado o cuando le cuento algunos de mis sueños; es la única persona con la que puedo hablar abiertamente sin temor a ser criticado. 

—No me hace caso porque se la pasa con Klaus —contesto y continúo caminando, tengo planeado ir al patio para despejarme un poco y entretenerme en otras cosas como más cálculos.

—¿Cuándo entenderás que no te quiere? —continúa con lo que estaba. Al parecer no se cansa de repetirme eso una y otra vez. 

—Cuando ella me lo diga. 

Espero, y deseo, que nunca llegue ese día. 

—Ya van cinco veces que te lo dice y sigues sin entender. 

—No me ha dicho que no me quiere, me ha dicho que ya no quiere que la siga molestando y ya no lo hago —me excuso con verdades.

Eso es lo que me dice y a mi parecer, si me quiere aunque no lo demuestre, son cosas de chicas que muy probablemente nunca entenderé. 

—Es verdad, ya no le abres la silla o le das de tu comida. 

—Abrirle la silla a una dama como ella no es molestar, se le llama caballerosidad.

No tenía excusa para lo de la comida, pero cómo evitarlo, a ella le fascinan los postres que nos hace mamá después de la cena o el desayuno, para mí es difícil ver cómo sufre cuando sus postres no le son suficientes y no la quiero dejar con el antojo, por eso le doy —daba— de lo mío.

—¿Por qué solo lo haces con ella? Tienes otras dos hermanas y no he visto que hagas algún gesto así con ellas. 

—Me quedan muy lejos y no estoy para ser caballeroso con todos, Ben.

Cuestión de tiempo [The Umbrella Academy☂️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora