𝟼. 𝙲𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜

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𝐎𝐜𝐡𝐨 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬
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ODIO los sábados.

Se supone que son para descansar todo el día acostado en tu cama o haciendo cualquier otra cosa, eso claramente no pasa en la academia Umbrella pues nuestro padre nos obliga a levantarnos temprano para hacer nuestro nada pesado entrenamiento; nótese el sarcasmo.

Los sábados por las mañanas nos levantamos a las 6:30 para hacer entrenamientos de resistencia en el patio en pleno invierno con nieve cayendo del cielo y estando a 15° bajo cero. No es el fin de semana soñado de nadie. Solamente Vanya puede disfrutar de la calidez de la casa ya que no la dejan entrenar con nosotros; a veces realmente llego a envidiarla.

Cuando por fin dan las 10 de la mañana, podemos entrar a la cálida casa para subir a darnos una ducha cliente y luego bajar a desayunar.

Poco después de terminar nuestro desayuno y que nos dejaran descansar, mamá vino con nosotros a la sala y nos dio a todos una taza de chocolate caliente y galletas que ella misma nos había preparado a escondidas de papá porque no le gusta que nos consienta.

Siempre tan linda y atenta con nosotros.

Estoy en el suelo junto a Klaus, la mayoría del tiempo la pasamos juntos. Puede que justo ahora también estuviera con Cinco y Ben, pero durante esta semana lo he evitado algunos días y otros él ni siquiera hace el intento de acercarse y lo comprendo; yo lo evito y hasta yo me cansaría de insistir, no sé cómo él ha aguantado tanto.

Decidimos ir a la habitación de Klaus en cuanto terminemos nuestra merienda. Siempre nos rotamos de habitación para ver en cual vamos a estar y pasar el rato haciendo rollitos de hierva que Klaus consigue de no sé dónde, pero que son deliciosos.

Esta vez no fue así, pedí no hacer eso ya que tengo algo importante que decirle y sé que si tenemos de ese humo invadiendo nuestros pulmones no podré hacerlo. 

En silencio y en el duro suelo de madera estaba pensando en si lo hacía de una vez o esperaba más tiempo. No sabía si era el momento, no estoy segura de que sea el momento.

«Vamos, Ocho. No seas cobarde»

Trato de darme ánimos y de quitarme los nervios que tengo. Jamás en mi vida he hecho esto, ni siquiera estoy segura de si lo haré. 

«La vida es una mierda, recuerda»

No hay nada que perder... más que su amistad. Eso no ayuda.

Después de unos minutos de estarlo pensando a detalle con pros y contras —más contras—, me había decidido. El ejemplo que Cinco me dio al reunir su valor para hablarme me había convencido de que si él puede, es obvio que yo también, soy mejor que él y, aunque yo haya comenzado la conversación con él, me la siguió y sin ponerse nervioso.

Al fin iba a dar el paso. Me acerco a su hermoso y detallado rostro, acortando más nuestra distancia y, sin decir algo, deposito un delicado e inesperado beso en sus labios. 

Muchas emociones corriendo por mi cuerpo y mente que se desvanecieron en cuanto Klaus se separó de mí dándome un pequeño empujón por los hombros. 

Se toca sus labios, pero solo para limpiárselos, ¿A caso doy tan malos besos?

No lo sabía ya que este era mi primer beso. 

Siento como mis mejillas arden y puedo asegurar que están demasiado rojas o tal vez estoy exagerando, ya no sé ni que pensar.

Klaus no tiene expresión alguna lo cual es raro en él, MUY raro. 

Cuestión de tiempo [The Umbrella Academy☂️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora