𝟷𝟶. 𝙳𝚎𝚜𝚊𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚒𝚍𝚊

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𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬
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Ocho se fue, dejándonos en el pasto provocando que Ben hiciera una pausa a su lectura.

Luego de ofrecerme para acompañarla adentro de la casa y ser rechazado, me quedé con Ben en el mismo lugar, pero con una boba y clara sonrisa en la cara; parezco un idiota, pero es que así me trae y realmente no me molesta, en lo absoluto.

—¿No es asombroso? —pregunto entusiasmado—. He pasado casi toda la mañana con ella.

—Y conmigo, también estuve con ustedes —le resta importancia al asunto con su respuesta.

—Sí —viro los ojos al recordar—, como todo un mal tercio.

—Si no fuese por mi, puede que ni siquiera se hubieran hablado en un principio.

Ruedo los ojos, de nuevo. Siempre intentado ser mejor. Pero debo admitir que prefiero soportarlo así a perderlo.

—Mejor vamos adentro —propongo—. Como dijo Ocho, casi es hora de la comida.

Ambos nos levantamos, sacudiendo el pasto que se nos había quedado en la ropa para después caminar a la puerta y quitarnos los zapatos sucios.

Dejamos los abrigos en el perchero y nos adentramos, cada uno yendo a su respectiva habitación para ponernos zapatos limpios y esperar a que Grace suene la campanilla.

Mientras camino a mi habitación, estando ya en la puerta y agarrando la manija de esta para abrirla, volteo a mi izquierda y noto su puerta ligeramente abierta.

Mi ceño se frunce y un escalofrío me recorre el cuerpo, empezando por la parte superior de la columna vertebral —casi la nuca— y terminando en los dedos de mis pies.

—Hola, Cinco —volteó en dirección a la voz y la veo ahí, parada a mi lado con una sonrisa de boca cerrada.

—Hola, Vanya —sonrío de igual forma, intentando olvidar la sensación que tuve hace unos momentos—. ¿Se te ofrece algo?

—No... Sí, de hecho sí —quito mi mano de la manija y le presto la atención que le puedo ofrecer—. Yo... Quería preguntarte sí

—Hola, Chicos —la voz de Ben habla a mis espaldas y corta la oración que Vanya estaba por decirme—, ¿Interrumpo algo? —pregunta al notar la presencia de Vanya.

—Vanya estaba por decirme algo —respondo encogiéndome de hombros.

—Oh, lo siento —menciona con nerviosismo.

—No, no te preocupes —responde un tanto cabizbaja, debe estar nerviosa puesto que casi no habla con nadie— No era importante, puede esperar.

—¿Segura? —pregunto y ella asiente.

—Si es por mi, no se preocupen, ya me iba. Solo venía a decirle a cinco que ya casi suena la campana y aún no se pone zapatos —asiento con la cabeza en forma de agradecimiento por haberme recordado a lo que venía.

—No, nada de eso.

—¿Segura?

Comienzan a discutir con sus típicos "lo siento", "no te preocupes", "no interrumpiste nada", "no hay que disculparse" y cosas como esas que me hacen perder el interés. Odio cuando se interrumpen a sí mismos intentando disculparse por estupideces o cosas sencillas.

Mi vista viaja nuevamente a la puerta entreabierta de la habitación de Ocho. La curiosidad comienza a invadirme y más por el escalofrío que me recorrió el cuerpo hace unos minutos.

Cuestión de tiempo [The Umbrella Academy☂️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora