Capítulo 22:

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#Aiden

Me despierto de golpe con la alarma del móvil. Ahogo un grito de frustración y me levanto de la cama para dirigirme directamente bajo el chorro de agua de la ducha. No me molesta tener que despertarme pronto para cumplir con nuestra habitual ayuda caritativa. Me preocupa lo que sucederá cuando baje las escalas y entre en la cocina. Dudo que me esperen con los brazos abiertos, que digo, dudo que me esperen, pero el acontecimiento de hoy me importa y no me gusta saltármelo por mucho que no haya descansado una mierda. Y la razón de tal tiene dos nombres: Audrey Parker y Rhett Reed.

Sin embargo, la mierda de padre biológico que tengo no es lo que más me ha robado el sueño y se ha apoderado de mi cerebro, sino la persona que duerme justo al otro lado de la pared. Aquella jodida, impertinente, tozuda, misteriosa y de acuerdo, lo admito, está demasiado buena y, joder, la chupa de muerte y me excita más de lo que pretendía, pero la adoptada de mi madre y Nathan me desespera demasiado.

¿Por qué la besé en Pacific Park? ¿Por qué no la besé en mi piso cuando tuve la oportunidad? ¿Por qué después de besarla no podía parar de pensar en ella? ¿Por qué siento que el corazón me saldrá por la boca cada vez que la toco? ¿Por qué me molestó tanto que Ethan la besara? ¿Por qué ayer me provocó uno de los mejores orgasmos de mi vida y ahora no me la saco de la mente? ¡Mierda!

Cierro el grifo, salgo de la ducha y me visto para seguir mi camino hasta la cocina donde toda mi familia está despierta y lista.

No hace falta que los salude, enseguida todos notan mi presencia y cinco pares de ojos me miran fijamente. Los cinco se quedan en completo silencio. Hacía tiempo que no me comportaba así y por la cara de mi madre le hizo bastante de daño después de lo que todos sabemos. No le destrocé solo la fiesta, le recordé aquel día. Respiro profundamente y me trago el orgullo.

—Ahhh... Siento mucho lo que pasó ayer, me pasé de la raya —digo mirando los ojos de decepción de mi madre y los de tristeza de Nathan.

—¿Tú crees? —me pregunta en Louis—. ¡Te fumaste un porro y trataste a todo el mundo como una mierda, Aiden! Nos destrozaste la noche a todos.

—Louis, por favor, tampoco hay que gritarlo —lo reñe mi madre.

—No, tiene razón, mamá, fui un idiota y no tengo ningún tipo de justificación.

—¿Qué te pasó? —pregunta Nathan.

Más que enfadados, todos están preocupados y razón no les falta.

—¿Es por papá? —pregunta Jason dando en el clavo y mi madre ahoga un pequeño grito, Nathan se levanta de la silla para dirigirse a ella.

—¿Hay algo que deberíamos saber, hijo? —me pregunta mi madre andando hacia mí. No puedo mirarla a los ojos, me hace recordar aquella noche y todo lo que le hice pasar, todo lo que sufrieron todos.

—Me llamó cuatro veces. No hablé con él y no le cogí las llamadas. No os preocupéis, de verdad, estoy bien. Me molestó, pero ya está —les dejo claro a todos y especialmente a mi madre abrazándola. Deja que la rodee con los brazos, pero todo su cuerpo está tenso.

—Deberíamos haber aceptado la orden de alejamiento —comenta Jason levantándose de la mesa, poniéndose las manos en la cintura y empezando a andar por la cocina. Louis traga saliva centrándose en Darcy, él ya sabía que nuestro padre me había hablado.

—No se ha presentado.

—Hasta que lo haga —suelta mi madre separándose de mí.

—No se ha interesado en dos años y no lo hará ahora.

Todo lo que quisimos ser [Tocando las estrellas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora