Capítulo 44:

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#Aiden

Me tambaleo y caigo de culos al suelo. Enseguida noto como el pómulo me empieza a cocer y un líquido me resbala por la mejilla. Mierda, el muy capullo ha dado de lleno en mi rostro. Me vuelvo a levantar y mi contrincante vuelve a avanzar contra mí después de sonoros aullidos del público. Me froto la mejilla con el puño y veo un recorrido de sangre sobre mi dorso. Maldigo y clavo los ojos en la persona contra quien combato. Tiene una sonrisa de satisfacción y me mira ferozmente para provocarme. Creo que es la primera vez que lucha y aunque tenga cuerpo de culturista, el cabello en cresta, tatuajes de armas y una barba de Papá Noel; aunque tiene piernas de Vikingo, si quisiera, habría acabado con el capullo este en el primer asalto.

Pero hago de saco de boxeo y no me importa porque esto es lo que necesito en estos momentos: necesito sentir dolor físico porque el dolor mental es insoportable. Es mucho mejor centrarme en intentar que no me desnuquen a pararme y recordar una vez tras otra la mierda de mi padre.

Veinticinco años recordándome que soy un fracaso sin saber el motivo. Y resulta que aquello que hice tan mal y que me convierte en un error para mi padre, fue nacer. Nacer y no poder salvarle la vida a mi hermano. Por eso me ha maltratado durante años psicológicamente. Por no haber nacido con unos marcadores genéticos exactos. Por esta puta mierda.

Lo que me jode más es que ni siquiera fue culpa mía.

Me he pasado veinticinco años de mi vida intentando conseguir el afecto de una persona que ni siquiera me quería tener. Lo he dejado todo por esta persona, para intentar contentarla y conseguir su favor o un poco de su atención. Y nunca lo habría conseguido porque solo podría haber sido de su agrado si fuera lo que debería que haber sido.

Es un maltratador, un manipulador y un psicópata y me he pasado la vida intentando ganarme su aprobación.

Mis sueños se acabaron reduciendo a él.

En el fondo creía que algún día me perdonaría por lo que fuera y podría ser mi padre. Ahora me he dado cuenta de que esto nunca pasará porque paso de malgastar más mi vida con una persona como esta. Tengo ansiedad y depresión por su culpa. Casi acabo con mi vida por su culpa. Lo he hecho todo por él y no ha servido de nada. Lo que me ha hecho daño no ha sido saber por qué me considera un fracaso, sino darme cuenta de que me he autodestruido y torturado por él, por nada significativo, por nada que merezca la pena.

—¿Qué pasa? ¿No te han enseñado a luchar? —me provoca el capullo.

—Sí, se me da bastante bien, la verdad.

—Esto es un aburrimiento.

—¿Es un aburrimiento o es que eres incapaz de tumbarme del todo?

—¿A caso tu novia no te satisface que tienes que venir aquí a que te den un poco por el culo? —pregunta haciendo un par de pasas hacia mí, parte del público silba. La imagen de Audrey justo antes de salir de casa me viene a la cabeza—. ¿Dónde está tu novia? Quiero que vea en primera persona como te reviento el culo, estúpido niño rico, y después quizás la invito a ella a disfrutar del mismo placer.

—No te preocupes por ella, preocúpate por ti mismo cuando ella misma te estrangule los huevos —contesto.

Audrey no es violenta ni agresiva, pero está claro que tiene genio y estoy cien por cien seguro que, si este vikingo se le acercara, ella no se intimidaría.

Un momento, ¿acabo de referirme a Audrey como mi novia?

Parece que mi comentario lo cabrea porque corre hacia mí e intenta propinarme un puñetazo, pero lo esquivo. A la mierda, me he cansado de este idiota y de toda esta mierda. Esta vez no me quedo quieto cuando vuelve a impactar el puño contra mi cuerpo, esta vez le devuelvo los golpes multiplicados por cien. Lo ataco y avanzo contra él, esquivando sus movimientos y devolviéndole de la misma medicina con más toxicidad.

Todo lo que quisimos ser [Tocando las estrellas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora