Suelto un quejido de dolor cuándo siento mi cabeza palpitar con fuerza, un gruñido cerca de mí me obliga a entre abrir los ojos.
Enfoco mi vista borrosa en mi mano. Cuándo logro ver con claridad me muevo para atrás al notar mi mano en el pecho desnudo de Dahn.
—¿Quién mierda no me deja dormir?—Suelta un gruñido intentando abrir sus ojos.
Me quedo en silencio mirándolo fijamente. Cuándo finalmente los abre completamente su mirada se enfoca en mi pecho, frunzo el ceño al verlo desviar la mirada, y apretar sus labios.
Lo veo tragar saliva, y hacer un extraño sonido de incomodidad.
—¿Por qué me miras así?—Pregunto bajando la mirada hacía él punto donde la mirada de Dahn se había enfocado antes.
Suelto un pequeño grito al notar mi pecho solo cubierto por un sostén mal acomodado, tomo la sabana arrebatandosela a Dahn.
Ambos nos miramos en silencio por un rato.
—¿Qué pasó ayer?—Pregunto mirándolo con temor.
—Creo qué...
La moto.
Dahn, y yo encima de la moto.
Puedo sentir la sangre acumularse en mi cara, me cubro inconscientemente, y escucho su risa.
—No recuerdo mucho.—Escucho su voz ronca, y mi corazón palpita con fuerza.—No soporto la maldita cabeza.
Me descubro la cara, y lo miro; su cabello negro largo despeinado, sus ojos algo hinchados, y sus labios con un ligero color rojizo.
—Yo...—Intenté hablar.
—¿Tú qué? ¿Tú recuerdas qué casi tenemos sexo encima de una motocicleta?—Lo miro asustada, y él sonríe con burla.—Porqué yo no, no lo recuerdo.—Suelta un suspiro pasando ambos brazos detrás de su cabeza.
—¡Dahn!—Chillo con vergüenza.
—Dime.—Responde sonriendo.
—Me da vergüenza.—Susurro.
—Por eso digo qué no recuerdo nada.—Alza sus manos.
Suelto un suspiro, y dejo caer mi cabeza en la cama.
—Eirian, oye.—Me llama, y de inmediato lo miro. Es raro qué me llame por mi nombre.
—Dime.—Lo miro fijamente.
—Ya fuera de broma, no recuerdo nada más después de eso.—Pasa una de sus manos por su rostro hasta llegar a su cabello.
—Yo tampoco.—Aprieto los labios.
—Párate.—Ordena, y lo miro confundida.—Párate, y camina.—Vuelve a ordenar.
Aún con la mirada confundida sostengo la sábana qué cubre mi pecho, y camino, tambaleo un poco pero logro estabilizarme.
Vuelvo a mirar a Dahn quién me mira fijamente.
—¿No te duelen las piernas?—Sus ojos se entrecierran mirándome.
—No, ¿por qué me dolerían?—Hago una mueca de confusión.—Puedo caminar bien.
Lo veo sonreír de lado, y yo aún sigo sin comprender.
—Eso significa qué no pasó nada más.—Suelta un suspiro, y cierra los ojos.
—¡Dahn!—Grito al entender su referencia, y él vuelve a reír.
—No hagas ruido, me duele la jodida cabeza.—Se levanta de la cama, y tambalea al igual qué yo, parece seguir ebrio.
Y lo confirmo cuándo sus brazos me rodean pegándome a su pecho. Me sacude entre sus brazos, y no puedo evitar sonreír.
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Pecando Entre Sangre.
Romans¿Por qué empecé a admirarlo a él? Él no es bueno, él es considerado un pecado en mi religión. Él no tiene escrúpulos, no tiene hogar, no tiene una familia. No sabe amar, o al menos eso decían. Sabía en lo que me estaba metiendo cuando lo liberé. S...