Capítulo 7

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—No entiendo

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—No entiendo.

—¿Eres animal?

—No, ¿por qué la comparación con un animal?

Me hizo una señal dándome a entender que me calle, y así lo hice. Soltó un suspiro basaste fuerte, y ruidoso llamado mi atención nuevamente.

—Mira, niña. Te explico otra vez, deja de hacer las cosas por mí, no es ne... ¿Puedes dejar de verme cómo si me fueras a comer?—Me dió un pequeño golpe con su dedo en mi frente haciéndome reaccionar.

—Perdón.—Susurré desviando la mirada hacia el suelo.

—Arrancaré tu lengua.

—¿Es broma, verdad?—Me reí intentando esconder mi nerviosismo.

—Lo de arrancarte la lengua, si, lo de meterte papel, no.—Me sonrió falsamente.

Emití un débil “ah” y su única respuesta fue rodar los ojos.

—Voy a cocinar mi cena.—Avisó caminando hacía la cocina.

—Déjame hacerlo, para eso estoy.—Lo tomé de la camisa tirando un poco de ella.

—¿Qué?—Me miró cómo si hubiera dicho algo incoherente.—Parece qué tú nada más estás aquí para fastidiar con tus pensamientos estúpidos.

—Así me educaron.—Susurré mirándolo con una mueca.

—Y yo no soy tu padre para darte otra educación—Soltó un suspiro fuerte—Así que solo mantente callada, y lejos de mí.—Ordenó soltando mi agarre de su camisa.

—No te pedí que me eduques—Solté algo molesta pero lo intentaba ocultar, no quería que él se enoje conmigo.

No lo podría soportar.

—Siento que me ves cómo una figura paterna, ¿sabes?—Soltó junto con una risa de burla.

—¿Qué?—Respondí confundida.

—Que en vez de decirme “papi” me dirás “papá”

Tragué saliva ante eso... Sería tan indecente llamarlo de alguna de esas formas.

—Nunca me referiría a ti con ninguno de esos dos términos.

Soltó otra risa más fuerte, y gruesa.

—Oh, vamos, niña. Si nunca has pensado en mí de alguna manera sexual, ¿que tanto piensas cuando me miras de esa forma psicópata?—Movía sus manos mientras hacía muecas que a mi parecer eran graciosas, pero él parecía tomárselo en serio.—No creo que pienses que soy un ángel caído del cielo...

—Pienso que eres muy lindo, también pienso el porqué las personas no pueden verte cómo yo lo hago.—Lo interrumpí.

—Porqué soy un asesino, y porqué ellos sí ven la jodida realidad, por eso no pueden verme de la manera en la que tú me miras.—Su expresión se había vuelto dura, y su ceño estaba fruncido.

Pecando Entre Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora