Capítulo 16

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La cena de nochebuena pasó rápido. La comida que hizo Rosy estaba riquísima, como de costumbre. Cuando terminamos de cenar nos quedamos un rato más hablando y contando cosas de cuando éramos pequeños, hasta que yo decidí irme a mi piso. La verdad era que no tenía muchas ganas de celebrarla, siempre estaba mi abuela con nosotros para celebrar la Navidad, y al ser las primeras navidades sin ella, estaba siendo muy duro.

- Bueno, creo que va siendo hora de irme. - dije mientras cogía mi abrigo.
- ¿Quieres que te acompañe? - preguntó Pedri.
- Pues claro, aunque no quiera la vas a acompañar, sola no la vas a dejar. - dijo Rosy mirando a Pedri enfadada.
- Bueno pues espera que voy a coger el pijama y me quedo allí contigo. - dijo Perdi mientras subía por las escaleras.
- Coge el mio también, que si te vas a quedar tú, yo también me quedo. - gritó Fer a Pedri.

Al cabo de unos minutos Pedri bajó con una mochila y nos despedimos de Rosy y Fernando.

El camino hasta el apartamento se hizo largo ya que ninguno de los tres hablamos. Por fin llegamos, y sin decir nada fuimos a preparar el salón para poner los colchones y así poder irnos a dormir.

- Oye, ¿nos vas a contar lo que te pasa ya? - dijo Pedri mientras se tiraba en los colchones.
- Nada. - dije cortante.
- Claro y nosotros nacimos ayer. - dijo Fer abrazándome por detrás.
- Ya sabéis, estas fechas siempre han sido muy especiales para nosotros y la echo mucho de menos.
- Ven aqui niñata. - dijo Fer abriendo sus brazos para que le abrazace.

Entre los dos hermanos me abrazaron y yo no pude contener mis ganas de llorar. Despues de un rato por fin pude tranquilizarme y Fer como siempre, empezó a hacer el payaso. Después de un rato riéndonos, decidimos irnos a dormir, el día había sido muy largo y yo estaba realmente cansada.

A la mañana siguiente, fuí la primera en despertarme, o eso creía, a un lado tenía a Pedri durmiendo tranquilamente, y cuando me giré, encontré que Fer no estaba. Supongo que habría ido a por churros o algo por el estilo. Empecé a mirar el móvil y Pedri empezo a despertarse. Como todavía estaba durmiendo decidí terminar de despertarle como él me hacia a mí, y me levanté rápido para coger un vaso de agua. Pedri me miró y sabía mis intenciones, pero su sueño era mayor que las ganas que tenía de levantarse y correr detrás de mí. Me acerque y sin pensarmelo dos veces le tiré el vaso encima.

- ¡No Lucia no! - dijo gritando.
- Sí señorito sí, te debo unas cuantas. - dije riéndome.
- Te vas a enterar. - dijo levantándose y corriendo detrás de mí.
- Salvada por la campana. - dije cuando escuché la puerta abrirse.

No me lo podía creer, detrás de la puerta apareció Fer disfrazado de Papá Noel. Él entró y detrás de él estaban Fernando y Rosy.

- Jo, jo, jo - gritaba Fer, mientras provocaba la risa de todos.
- No me lo puedo creer. - dije sin parar de reir.
- Vaya aquí me pone que viven unos niños que se han portado muy bien, Lucía, Pedro y Fernando ¿no? / dijo "Papa Noel".
- Eso parece, pero Fer no esta. - dije haciéndome la tonta.
- No te preocupes, que Fer estará apunto de llegar; por cierto tiene un nombre muy bonito y tiene que ser guapísimo - dijo volviendo a provocar la risa en nosotros. - bueno dejo estos regalos y me voy.

Después de unos minutos, Fer volvió a aparecer, esta vez vestido con el pijama.

- Uy, cuanto regalos. - dijo Fer haciéndose el sorprendido.
- Vaya, han traído hasta para tí. - dije.
- Bueno venga abridlos ya. - dijo Rosy emocionada.
- Esperad, que creo que ha dejado algo también en mi habitación - dije mientras me levantaba para ir a por los regalos.

Después de colocar los regalos debajo del árbol que había en mi salón, empezamos a abrirlos. Primero abrieron Rosy y Fernando; a ellos yo les regalé una cena en uno de los restaurantes mas prestigiosos de Barcelona, acompañados de un par de entradas para ver al Barcelona. Por parte de los hermanos, ellos decidieron regalarle un viaje a Barcelona durante una semana. Llego el turno de Fer, sus padres le regalaron una tablet, ya que desde hacía mucho quería una para crear y escribir sus recetas, por su parte Pedri le regaló unas zapatillas de deporte porque decía que se estaba poniendo más gordo, y yo le regalé un chandal que vió en su visita a Barcelona. A Pedri sus padres le regalaron un tocadisco; Pedri era muy fan de la música y le encantaba coleccionar los discos de vinilo aunque no tuviera donde escucharlos, Fer por su parte le regaló un viaje a Madrid y yo le regalé una entrada para el concierto de Camilo, al que obviamente ibamos los tres; Fer y yo lo averiguamos en Barcelona, la verdad es que nos encanta a los tres y se podría decir que es nuestra banda sonora de cada día. Llegó mi turno de abrir mis regalos, la verdad es que no me esperaba nada por lo que me pillaba de sorpresa.

- No tendríais que haberme comprado nada - dije haciéndome la enfadada.
- Nosotros no hemos sido, ha sido Papa Noel - dijo Fer riendose.

Fernando y Rosy me regalaron un caballete y muchas pinturas de muchos tipos; desde muy pequeña pintaba, y desde que estaba en Barcelona lo había dejado un poco apartado. Fer y Pedri me regalaron un viaje a Paris con ellos dos y con Eric, la verdad es que llevaba mucho tiempo queriendo ir a Paris y estaba deseando ir.

Todavía quedaba un regalo debajo del árbol, y ponía mi nombre. No sabía de quien era ya que ya me habían dado uno cada uno, por lo que no me podía imaginar de quien sería.

- Lucía, este también es tuyo. - dijo Pedri dandome una pequeña caja.
- Pero, ¿de quién es? - dije extrañada.
- Ábrelo y sabrás perfectamente de quien es. - dijo Fer algo nervioso.

Empecé a abrirlo y no podía creer lo que era, una cadena de plata que siempre veía en una joyería que había al lado de la residencia cada tarde cuando Eric y yo íbamos a correr, y siempre le decía que algún día me la compraría. Era una cadena muy finita de plata que tenía colgado la silueta de un avión, lo cual me recordaba de donde vengo y donde conocí a Eric por primera vez.  De repente mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas y Fer me enseñó su móvil, en el estaba Eric en una videollamada.

- Hola peque. - dijo Eric-  yo también quería regalarte algo en estas fechas tan especiales, y pues ahí lo tienes, pero no vayas a llorar que te conozco. - dijo riéndose.
- Eric no tendrías porque haberme la comprado de verdad, eres el mejor, no sé como agradecerte todo esto. - dije y de un momento a otro la llamada se cortó y la puerta se volvió a abrir. Ahora si que no me lo podía creer, de nuevo mis ojos se llenaron de lágrimas conviertiéndose en unas cataratas y no podía para de llorar.

- ¿Qué tal si empiezas por un abrazo? - dijo Eric mientras me abalanzaba sobre él.

Inolvidable - ERIC GARCÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora