Capítulo 37

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La tres semanas de Juliana aunque pasaron rápido fueron un infierno, sobre todo cuando quería estar íntimamente con Valentina, porque a pesar de no ser una herida grave la agitación podría abrir la herida y tendría que estar otras semanas más en reposo, eso era lo que le decía la castaña para que no insistirá, aunque la castaña también tenía unas ganas inmensas de estar con la morena podía aguantarse un poco más que su futura esposa.

-Todo esta perfecto, Juliana —le decía la enfermera, era la misma que semanas atrás había atendido a la morena y había despertado los celos de la castaña y esta última estaba muy cerca de la morena.

—¿Quedó marca? —le preguntó la morena.

—Si, pero no es para alarmarse —le contestó ella —Tendría que estar a centímetros de ti para poder verla.

—Val —miró a su novia, esta fue a ver.

—La enfermera tiene razón —le dijo ella —Tendría que estar encima de ti para poder verla —le guiño el ojo, Juliana sonrió.

—Y como esta todo bien ya eres libre y pides irte —la morena se levantó de la camilla.

—Gracias por todo, Grace.

—De nada, Juliana, fue un placer —le dijo ella, la morena tomó la mano de su novia y caminaron hacia la salida —Por cierto... —las dos se detuvieron y se giraron —Felicidades... Por su boda —las dos chicas sonrieron y salieron.

—¿"Gracias por todo, Grace"? —le preguntó la castaña algo celosa para no decir mucho.

—¿Celosa? —le preguntó burlona.

—Cállate o no habrá noche de bodas —le dijo, la morena no dejaba de sonreír.

* * *

Y al final la enfermera Grace si estaba entre los invitados de la boda, aunque no venía sola y eso alegro a la castaña cuando se lo dijo Dani. Las dos estaban en una de las habitaciones.

—¿Nerviosa? —le preguntó su prima.

—Bastante, no todos los días te casas con el amor de tu vida —le sonrió nerviosa.

—No me quiero imaginar cuando yo me case.

—¿Jaime no te lo a pedido? —le preguntó la castaña.

—Aún no.

—Pero quieres casarte con ella ¿no? —volvió a preguntar su prima.

—Claro que si, pero no ahora, tal vez más adelante —la castaña sonrió —Quien iba a decir que las dos íbamos a terminar conociendo a nuestros almas gemelas, bueno, tu la conociste de mucho antes y la perdonaste  y yo la conocí viniendo a este apartado pueblo —la castaña tomó la mano de su prima.

—¡Wow! Te ves preciosa hija —esa fue Elena que había entrado, la castaña sonrió —Tu padre estaría tan feliz como yo lo estoy ahora de que estés dando este paso.

—¿Tú crees? ¿Cres que estaría orgulloso?

—Muy orgulloso —le contestó su madre —Él también sabía sobre tus sentimientos por Juliana y sabía que las dos en algún momento darían este paso.

—Lo extraño mucho, mamá —le dijo con los ojos cristalizados, su madre se acercó y acaricio su rostro —Me encantaría que estuviera aquí.

Chica de Ciudad [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora