La vida era hermosa.
Llena de milagros, esperanzas y amor.
Él tenía todo eso: milagro, esperanza, amor y... dinero.
Jamás había sido alguien presumido, le gustaba vivir bajo del foco de la multitud. Él se encargaba de mantener un perfil bajo por más que sus amigos lo molestarán a él no le importaba. Le gustaba que su vida sea discreta sin dramas. Todos los días eran bellos.
Sobre todo, ese día en especial.
Él estaba tan feliz, ya que cumplían once años de casado con su tan querido esposo. Tenía todo planificado para lo que quería hacer para Jaebum. Se esforzó demasiado en la sorpresa que preparo para su querido esposo. Se lo merecía después de todo paraba trabajando y casi nunca lo veía en casa.
La fiesta sorpresa ya estaba hecha, solo faltaba horas para que él fuera a la casa y terminará los últimos retoques que serían lo más especiales para ellos dos. En su mente su esposo estaría sorprendido y maravillado por tal sorpresa, pero estaba seguro de que el regalo de la noche seria lo que más le iba a encantar, ya que él casi nunca le gusto ese tipo de cosas que a su esposo le fascina. Le echaba la culpa a su timidez, así que, ese día él cumpliría su capricho.
Salió de casa con la excusa de que tenía que trabajar, ya que su jefe le dio permiso por ese día. Tuvo que hacer un montón de sacrificio para tener libre ese día. Básicamente su departamento lo exploto durante tres meses enteros que fue cuando aviso que quería libre ese día. Especialmente su jefe, le dijo: "Eres director de este hospital ¿Cómo puedes tomarte tan solo un día libre? ¡No puedes!" Sin embargo, él insistió. Trabajo más de lo debido, pero ahí estaba su recompensa. Tuvo su tan ansiado día libre, porque valía la pena.
Por él.
Jimin recogió el pastel de aniversario, tan risueño como siempre, ya tenía todo calculado para esa tarde y más para esa noche. Esa noche ambos iban a gozar, especialmente Jimin, ya que él se iba a entregar otra vez en cuerpo y alma. Le iba abrir otra vez esa parte de su alma que aún estaba dañada por los malos comentarios.
Iba tan feliz cantando en voz alta sin importar lo que la personas piensen. Sus amigos ya sabían de la sorpresa que él estaba haciendo, quedaron en una hora asignada, pero Jimin decisión adelantarse para darle una probada de lo que vendrían en la noche, él ya tenía todo preparado. Quería empezar el juego, dejarlo picado, y que después él lo devore.
Así que, llegó al departamento donde tuvieron su primera vez con su amado esposo, su casa de amor y felicidad.
Entró tan silenciosamente, para no ser notado por su amado esposo, camino lo más lento y despacio posible, porque su esposo era muy sensible al ruido y no quería causar molestias.
Cuando de repente escuchó gemidos. Él pensó que ese hombre estaba haciendo de las suyas y estaba pensando en él, ya que no se habían visto en tres semanas porque él tuvo que viajar de emergencia sobre asuntos del trabajo y no les dio tiempo de intimidar. Ese fue una más de las inspiraciones que tenía preparado para él.
Riendo, Jimin se quitó su ropa y se quedó con el conjunto de lencería color rojo que se compró para su esposo y agarró el pastel, abrió la puerta tan despacio, estaba a punto de decirle "sorpresa, mi caramelito" como siempre lo llamo.
Cuando lo vio...encima de alguien más que no era él.
Viéndolo moverse tan salvajemente.
Viéndolo gemir de esa manera cuando con él no lo hacía.
Su petrificación paso al escucha el gemido de la otra persona. Se le cayó el corazón que se rompió en mil pedazos y fueron esparcido por toda la casita de amor y felicidad.
Era su... mejor amigo.
Su mejor amigo.
Estaba jodiendo con su mejor amigo.
Ellos ni siquiera lo notaron, ni siquiera notaron los pasos que se alejaban, ni el portazo que dio. Ellos seguían en lo suyo estaban tan perdidos en el placer carnal que no vieron como mataron a una persona en vida.
Jimin salió huyendo del lugar, se sentía traicionado, dolido, decepcionado, destruido, desilusionado. Todo lo que creyó, todo lo que le prometió, todo lo que vivieron quedó en nada. Sólo eran palabras vacías, hechos sin importancia, se dio cuenta que todo su matrimonio fue mentira.
Llorando y temblando se fue al parque a la parte más silenciosa, y lloró, lloró y lloró hasta que las cuerdas vocales se le desgastaron, hasta que sus ojos ya no podían soltar más lágrimas, hasta que su nariz estaba tan roja que dolía, dolía todo hasta lo que no tenía que doler, le dolió.
No se dio cuenta cuando sus amigos empezaron a llamarle y enviarle mensajes preguntando "¿A qué hora vienes?" "¿Dónde estás?" "ya va a ser la hora y tú nada que llegas" "Siempre nos haces esperar, apúrate sabes que a Jb no le gusta esperar"
Jimin se sentó guardando su celular a duras penas atino a meterlo a su bolsillo, sus manos no dejaban de temblar. Todo él no dejaba de temblar. Ahora mismo no le importaba nada y no estaba para leer ni escuchar ninguna llamada y mensaje, así que los ignoró. "Solo por unos momentos, quiero estar tranquilo", pensó. Espero y espero, hasta que se dijo que era hora, tomó bocadas de aire, se arregló su ropa y fue hasta la tienda para comprar otro pastel porque el que llevó quedó arruinado en el parque, de pasó se compró hielo para sus ojos hinchados.
Mientras preparaban el pastel, se dirigió al baño se lavó la cara y puso los cubitos de hielos que se compró en la tienda de al frente en una toalla para luego posarlos en sus ojos. Un bufido salió de sus carnosos labios, de tan solo recordar quería llorar otra vez, pero no le daría el gusto.
No lo iba hacer.
Iba a ir hacia "su casa" y fingiría que todo estaba bien hasta que estuviera a solas con él.
Valor.
Valor era lo que necesitaba para enfrentar todo en esa fiesta. Y lo haría. Saco su kit de maquillaje que siempre traía él escondido de su esposo, se arregló el desastre que sus lágrimas habían hecho. Termino de arreglarse y se dio una última mirada en el espejo comprobando que estaba bien arreglado. Una vez satisfecho con su arreglo, dio la vuelta saliendo del lugar para encaminarse a la batalla.
Se paro frente a su casa de campo respiró unas cuantas veces más y entró.
Vio a todos sus amigos riendo, alegres, sin saber todo el dolor que conllevaba él. Camino mientras ponía unas de las sonrisas más falsa que ni él sabía que tenía, se hizo paso entre todas esas personas, hasta que llegó donde su marido.
En ese momento se congeló. No estaba solo, estaba riendo con el mejor amigo de él. Si, el mismo con el que estaba en la cama tan solo unas horas antes, le dieron ganas de vomitar, se lo trago todo. Empezó a temblar por retener tantas cosas en su pequeño cuerpo en tan pocas horas, por poco casi tumba otra vez el pastel que compró recientemente. Estaba tan aturdido que no sintió el agarré de unas manos.
Unas manos que estaba odiando en ese momento.
—Cerecita, ¿esto es para mí? —Jaebum se acercó mirándolo tiernamente hablándole con ese tono dulce que siempre le encanto. Le dieron ganas de arrancarles los ojos y romperle todos los dientes de aquella vil sonrisa que guardaba tantas mentiras.
Jimin, se dio ánimos mentalmente y sonriendo le dijo:
—Si, es para ti. — Entregándole el pastel, volvió a mirarlo a los ojos y le dijo: —"Feliz aniversario de once años juntos, amor".
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Amarga Realidad
FanficCuando estás en una burbuja llena de amor y todo es de colores brillantes, una ilusión y sueño de gran amor. Pero todo eso se derrumba en un instante cuando descubres el engaño, que fue. El engaño con el que terminó muriendo el cuerpo, corazón y alm...