Segundo libro de la Saga Inmortal
─ "Sus labios rosados abultados, sus ojos oscuros incitándome a cometer el peor pecado solo para obtenerlo, para poder llamarlo mío y su suave piel bajo las yemas de mis dedos, junto ese aroma tan atrayente que me e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
5 Meses Después
Los cuerpos de dos hombres adultos yacían tendido en el suelo sucio de una cabaña vieja y destartalada, el pueblo estaba en completo silencio mientras sus habitantes dormían, ajenos a los horrores que pasarían en el lugar.
Iaso cerró la puerta de la cabaña con sonora fuerza, su respiración era irregular señal de que había estado huyendo por mucho tiempo, el dolor punzante en su vientre bajo la hizo descender la mirada hasta que vio hilos de sangre escurriendo por sus muslos y piernas.
Acababa de hacerse un aborto hacía apenas 4 días, la actividad a la cual se sometió hizo que las suturas se abrieran de nuevo, lo que le hizo recargarse en la madera de la puerta.
No obstante, algo, una voz que estaba detrás suyo le heló la sangre.
─ Bien hecho, te deshiciste de ellos, pero te faltó uno por perder
Iaso se dio la vuelta tan pronto el contrario terminó por dictar su frase, su rostro se volvió mas pálido que una hoja de papel, no creyó que podía sentir mas miedo y exaltación que la que ya sentía, pero cuan equivocada estuvo.
Frente a ella, con esa sonrisa espeluznante se encontraba la persona que menos esperaba ver de nuevo, Plan Rathavit la miraba, pero algo en esos orbes reflejaban tremenda maldad.
No quedaba rastro de aquel indefenso y vulnerable Plan que estuvo cautivo en las garras de Amara, las huellas de la torturas sufridas se desvanecieron casi por completo, dejando solo leves cicatrices que también sanarían en pocos días.
El chico que veía frente a ella poseía la misma astucia y sadismo que Amara, mas ella le temía mucho mas a él.
─ ¡Alejate de mi! ─gritó una chica, queriendo huir de la persona que se convirtió en su verdugo
─ ¿Como podría hacerlo? ─los ojos de Plan se tornaron oscuros, con destellos color hielo y escupió ─ O ¿Acaso se te olvido lo que me hiciste?
De pronto, Iaso cayó de rodillas al suelo, no pudiendo respirar, un dolor enorme la envolvió con fuerza, sin darle espacio a librarse, su cerebro parecía retumbar dentro de su cráneo tan insoportable que se vio obligada a arrastrarse hasta Plan, suplicando que parará.
─ B-Basta
─ ¿Que sucede? ¿No puedes tolerar algo tan simple como esto? ─el lobo blanco se agachó lo suficiente para que la contraria lo escuchará ─ No te preocupes, terminaré relativamente rápido, antes del amanecer.
Sin desaparecer esa sonrisa, la intensidad de los ojos del menor aumentó, Iaso quiso gritar, mas era como si una mano se lo impidiera, sus ojos eran los únicos que hablaban por ella, ya no se trataba de un dolor mental, sino que Plan realmente la estaba lastimando.
