Uno En Un Millón - ChrisErick

No gracias a ti

Crecer como hijo único fue bastante solitario para Erick. Obtuvo la mayoría de las cosas que quería, sus padres lo amaban mucho y tenía una familia feliz, pero la soledad permaneció siendo una constante en su vida. Necesitaba un hermano al que pudiera llamar amigo, pero su deseo no fue concedido y en su lugar perdió a alguien especial. Su padre había hecho todo lo posible para que crezca feliz después de la muerte de su madre y Erick realmente apreciaba a ese hombre por haberlo educado bien. Su padre podía haberlo dejarlo solo, recurrir al alcohol mientras superaba la pérdida, pero no hizo nada de eso. Se quedó y crió a Erick para que fuera el hombre que era hoy. Erito Colón era el mejor padre que alguien podría haber pedido.

En cuanto a Christopher, se consideraba huérfano. Un huérfano rico que consiguió todo en el mundo, todas las cosas que el dinero podía comprar, pero no consiguió nada que su corazón realmente deseaba. No era amado y nunca había amado a nadie excepto a su abuela. Ella era una anciana que pasaba su tiempo con él y nunca lo dejaba fuera de su vista ni por un segundo. Si había alguna virtud en Christopher, era por su abuela. Ninguno de sus padres intentó ayudarlo cuando él creció, siempre le pusieron como su última prioridad en lugar de la primera. Sin embargo, hicieron una cosa bien. La presencia constante de un hermano llamado Jonathan, algunos años mayor que él, lo había ayudado a sobrellevar la situación.

Pero ahora con una familia propia, Christopher Bryant Vélez y Erick Brian Colón apreciaron a su pequeña familia infinitamente. David era realmente un regalo para ellos venido desde arriba y atesoraron a su bebé con todo su corazón. Él trajo alegría a su alguna vez solitaria vida, la llenó con su risa y los había convertido en mejores personas y padres orgullosos. Erick y Christopher hicieron todo lo posible por dar todo lo que faltaba en su propia infancia a David para que su hijo no necesitara nada más. El hecho de que fuera especial no los hizo rehuir al niño, sino que se convirtieron en los pilares de su hijo.

Solo los tres contra el mundo, con apariciones ocasionales del abuelo Erito y el tío Jonathan.

Pero ser los padres de un bebé vampiro estaba resultando un poco... desafiante .

Erick jadeaba pesadamente con las manos en las rodillas, tratando de recuperar el aliento. Estaba agotado por lo que estaba haciendo actualmente, pero siguió haciéndolo, negándose a rendirse. Christopher había admitido durante mucho tiempo la derrota incluso antes de que comenzara todo y el vampiro ya estaba tirado en el sofá, mirando la televisión mientras Erick continuaba implacable con su tarea.

"David..." dijo Erick sin aliento. "¿Puedes parar? ¿O al menos reducir un poco la velocidad?"

David, que estaba junto al sofá cerca de su papá, dejó de gatear de inmediato. Parecía que estaba obedeciendo la orden de su papá, pero una sonrisa traviesa apareció en su hermoso rostro segundos después. Se parecía mucho a Christopher cuando hacía eso.

"No me mires así, David." Advirtió Erick, sabiendo muy bien lo que esa sonrisa significaba para él. Pero en realidad le gustaba verlo así, simplemente porque David era su hijo y el bebé se veía tan lindo actuando de esa manera.

David soltó una carcajada y aplaudió emocionado. Le pareció que la advertencia de papá era algo gracioso. Hoy en día, el niño de nueve meses solo podía quedarse en su cuna por un tiempo antes de exigir salir... y comenzó a gatear por todas partes de la casa. Las víctimas de su huida no fueron otras que sus padres, aunque en su mayoría era Erick porque Christopher solo miraba y sonreía.

"¡David Alexander Vélez Colón!" Erick le gritó a su hijo cuando el hombrecito comenzó a gatear de nuevo, dirigiéndose hacia la cocina por tercera vez esa noche. Fue laborioso perseguirlo porque la residencia de Vélez-Colón no era precisamente pequeña. Y dado que Christopher había renunciado a seguir a su hijo, tenía que vigilar él solo a David.