Buen chico

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Durante su descanso, Erick Colón no pudo obtener ninguna paz. Nadie lo molestó, pero el 'tiempo para mí mismo' le dio dolores de cabeza en lugar de la serenidad. Utilizó esos días para estar con su padre todo lo que podía y se estaba divirtiendo, pero los pensamientos sobre alguien habían estado molestando su mente desde entonces. Quizás era el pensar en que a su regreso a VélezBros Entertainment sería el secretario de otro Vélez. No debía quejarse, ya que había sido su propia decisión después de todo, pero no podía creer que hubiera llegado a esto.

Esta era el fin entre él y el arrogante, ególatra, y mal genio vampiro.

A decir verdad, no era exactamente el fin. El piso 19 estaba quizás fuera de los límites de Erick ahora, pero siempre existiría una posibilidad de que se encontrara con Christopher. Ambos todavía trabajaban en el mismo edificio, bajo la misma persona. Los otros trabajadores no preguntaron por qué lo transfirieron a la oficina del CEO y eso fue un milagro. No podía darse el lujo de responder preguntas en este momento, no cuando él mismo aún no podía entender todo lo que había pasado.

Y no sabía cuánto tiempo le tomaría recuperarse por completo.

Era viernes, su quinto día de trabajo con un nuevo/viejo jefe y Erick aún no había tenido noticias de Christopher. No había nada de la oficina de Christopher ni preguntas sobre él de ningún tipo. No debería esperar que Christopher viniera a por él y le pidiera que regresara. Debería saber mejor que al hombre no le importaba.

"¿Trabajando hasta tarde por lo visto?"

Erick inmediatamente levantó la vista, maldiciendo por dentro. Realmente debería tener cuidado con lo que deseaba en el futuro porque allí estaba... el hombre que había estado aterrorizando su mente, de pie junto al ascensor abierto y mirándolo como si no hubiera un mañana.

"¿Me está acosando?" Erick se paró a propósito en el medio del ascensor, dejando solo un pequeño espacio para que Christopher ingresara. Deseó que Christopher entendiera el gesto hostil.

Desafortunadamente para Erick, Christopher lo tomó como una señal de bienvenida y entró. Podía esperar otro ascensor, pero este era más prometedor. "Huh, por favor... como si no tuviera mejores cosas que hacer."

El elevador se deslizó para cerrarse y la tensión en su interior de repente se intensificó. Erick deseaba poder calmarse o Christopher notaría su agitación. Había ocurrido tanto entre ellos y Erick esperaba que no hubiera nada más que agregar. Lo que Christopher le hizo hace casi dos semanas seguía siendo imperdonable e inolvidable.

Con el poco espacio provisto para él, Christopher se acercó intencionalmente y le dirigió una inocente y dulce sonrisa a Erick cuando su ex secretario lo fulminó con una mirada asesina. Sintió un flujo de calor recorrer su cuerpo cuando presenció la reacción de Erick ante su comportamiento. Aunque era una expresión mortal, al menos Erick manifestó algún tipo de sentimiento y no lo ignoró por completo.

Erick se distanció de Christopher tanto como pudo en ese ascensor cerrado. "¿Le importaría quedarse donde está?"

Christopher levantó ambas manos en señal de rendición. Erick miró hacia otro lado, agradecido de que el elevador no tuviera espejos, anteojos o cualquier otro tipo de material reflectante o, dondequiera que mirara, la imagen de Christopher se reflejaría en él. Sin embargo, Christopher eligió ese momento para volver a acercarse solo para hacer que Erick se inquiete.

Erick presionó bruscamente un botón y en poco tiempo la puerta del ascensor se abrió, llegando al siguiente piso. Salió, pero lamentando su decisión casi de inmediato por la tranquilidad del piso vacío. Estaba un poco asustado pero decidió ser valiente. Si Christopher estaba empeñado en volverlo loco, aprovecharía esta oportunidad y esperaría un elevador diferente solo para mantenerse alejado del vampiro, incluso si parecía estúpido.

"No seas estúpido, Colón." Christopher hizo eco del pensamiento de Erick por accidente, haciendo que el hombre más bajo se encogiera. "Vuelve a entrar. No es seguro que esperes aquí solo. Es casi medianoche."

Erick se maldijo por trabajar tanto que no se dio cuenta de la hora. Si no fuera porque su padre lo llamó y le preguntó cómo estaba... Erick posiblemente se hubiera quedado en la oficina hasta la mañana. Era un adicto al trabajo, pero ahora que estaba atrapado con Christopher, de todas las personas, ciertamente intentaría reducir su trabajo un poco. Aún cuando era el secretario de Christopher, nunca se había quedado hasta tan tarde. Erick regresó a regañadientes al ascensor, odiándose una vez más al observar cómo Christopher ponía una sonrisa satisfactoria en su rostro.

"Buen chico." Christopher lo alabó, acariciando el cabello perfectamente peinado de Erick como una felicitación cuando el elevador comenzó a moverse.

Erick retrocedió ante el toque. Realmente odiaba cuando la gente le tocaba el pelo y la segunda razón era que, simplemente, no quería que Christopher le pusiera las manos encima. "¿Qué hace aquí a estas horas? Trabaja normalmente q hasta las nueve."

Christopher suspiró dramáticamente. "Cierto cabrón renunció a su trabajo. Tuve que hacer todo el trabajo solo. Qué ser humano tan egoísta, ¿verdad?"

"No me estaría quejando si fuera usted." Erick decidió seguirle el juego, solo para pasar el rato. El ascensor iba muy lento. Era bastante lamentable, si le preguntabas, porque VélezBros Entertainment era una compañía de producción muy grande y conocida y tener un medio de transporte de trabajo lento seguramente no era bueno para la imagen de la compañía. "Una vez trabajé para un vampiro realmente egoísta. Era terrible y la peor persona con la que se podría trabajar Debería considerarse afortunado. Estaría muerto en un minuto si trabajara con ese loco." 

Christopher entrecerró los ojos al hombre de ojos verdes, pero por dentro sentía fuegos artificiales. Erick no era como cualquier otro. Siempre mostró su verdadero yo y, aunque a veces no tenía filtro del cerebro a la boca, especialmente cuando estaba enojado o nervioso, a Christopher le gustaba eso de él. Otros eran en su mayoría falsos, tratando de impresionarlo, pero Erick no lo era.

"Si te expresas tan libremente frente a mí de esta manera, ¿por qué demonios estás tratando de separarte de mí?" Las palabras salieron más duras de lo que pretendía, pero a Christopher no le importó.

"Porque usted es un idiota." Erick declaró con un resoplido, cruzando los brazos sobre su pecho. Quería estar furioso con Christopher por lo que había hecho, pero la furia se disipó lentamente porque su corazón estaba ganando contra su cerebro.

"Eso ya le sabías." Christopher dijo casi con reverencia. "Pero eso es lo que soy y no voy a cambiar. Tengo mi—"

"Tiene su orgullo, lo sé." Erick lo interrumpió, sintiendo que necesitaba dejar salir lo que pensaba. "Y yo también tengo el mío. Me trató como si fuera un objeto, como si yo no tuviera ningún sentimiento. Otros hombres que han estado con usted podrían estar de acuerdo con su falta de corazón, pero yo no. Fue amable solo cuando necesitaba mi sangre, pero yo no significaba nada para usted. Se mantuvo diciendo que mi sangre era especial, pero su comportamiento no mostraba lo especial que soy para usted. Si quiere que vuelva—"

Christopher levantó su dedo índice izquierdo, interrumpiendo a Erick. Él se rió tenebrosamente, sorprendiendo a Erick. "Fuiste un secretario perfecto, lo admito. Y tu sangre es especial pero... ¿crees que seguiré persiguiéndote? Será un pequeño inconveniente no volver a tener tu sangre, eso es verdad, pero puedo simplemente reemplazarte con otros hombres humanos. No te necesito."

Los labios de Erick temblaron y lágrimas se formaron en sus ojos. Por alguna razón desconocida se había enamorado de esta criatura despiadada, pero ¿cuántas veces más tendría que abrir los ojos y darse cuenta de que el sentimiento no era mutuo? ¿Cómo podía seguir cayendo en la cruel trampa de Christopher y dejar que juegue con él una y otra vez?

En momento en que el ascensor sonó, señalando que habían llegado al vestíbulo, Erick no perdió más tiempo y salió corriendo. Corrió hacia la oscuridad de la noche, pero sabía que, sin importar a dónde corriera... volvería arrastrándose de regreso a los brazos del demonio.

Uno En Un Millón - ChrisErickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora