No puedo y no lo haré

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Erick Colón no estaba feliz. No iba a llegar a tiempo para cenar con su padre después de todo. Luego de un par de días de ausencia, comenzaba a extrañar a su mayor y quería estar con su padre. Erito no estuvo contento cuando Erick lo llamó hace unos días diciendo que no podría volver a casa, pero su padre se alegró de que estuviera bien. Erito estaba preocupado de que algo le hubiera pasado a su único hijo. Afortunadamente, nada le pasó.

Erick quería irse a casa, pero aparentemente Christopher tenía otro plan para él. Comenzó a pensar en la posibilidad de que Christopher realmente lo había manipulado. Parecía que no podía decirle no al vampiro últimamente. Todo lo que Christopher deseara en su vida sexual, Erick se lo daría, mientras no fuera algo demasiado extremo. Había oído hablar del bondage, los enemas y otras cosas que le causaban escalofríos en el cuerpo y realmente deseaba que Christopher no fuera esa clase de pervertido, porque no existía poder en el infierno que lo hiciera participar en ese tipo de cosas. Él prefería el romance, sentir hormigueos en su piel por el simple toque de una mano o por dedos persistentes tocando su piel.

El viaje en auto tomó tanto tiempo que los ojos de Erick comenzaron a cerrarse. Comenzó a entrar en su mundo de sueños donde sus fantasías eran reales, donde el estilo de vida romántico estaba a su alcance. Además, podía contar con Christopher o Richard para despertarlo cuando llegaran al destino donde se dirigían actualmente.

"Erick..." El cariñoso rastro de dedos en su rostro hizo que Erick emitiera una torpe sonrisa de forma inconsciente. Suspiró satisfecho, despertando gradualmente de su estado de sueño. "Erick, despierta..."

Un casto beso en sus labios fue lo que hizo que Erick abriera sus ojos. Parpadeó un par de veces para despejar completamente a su mente nublada y somnolienta. Frunció el ceño, notando que una manta estaba cubriéndole todo el cuerpo y estaba recostado en un cómodo sofá. Además, Christopher estaba arrodillado en el piso a su lado.

Christopher notó el pequeño desconcierto de Erick. "Te veías tan tranquilo mientras dormías. No quería molestarte, así que te traje hasta aquí."

Erick bostezó con cansancio, sonrojándose un poco después cuando notó que Christopher estaba prácticamente comiéndolo con la mirada, observando todos sus movimientos. "Entonces tú eh... me cargaste... a mí?"

"Sí, desde el estacionamiento subterráneo hasta aquí." Christopher declaró felizmente.

La cara de Erick hirvió, recordando el episodio en el baño de Christopher unos días antes. "Debiste haberme despertado. No me gusta que me manoseen." Dijo severamente.

"Nah, ¿dónde está la diversión en eso?" Christopher guiñó con picardía.

"¿Dónde estamos?" Preguntó Erick aturdido, eligiendo ignorar la alegría de Christopher. Él lentamente cambió a una posición sentada.

"San Francisco." Christopher dijo con una voz alegre.

"¡¿San Francisco?!" Erick hizo eco con un tono mucho más alto y sorprendido. Su somnolencia desapareció al instante. "¡¿Qué estamos haciendo aquí?!"

Christopher sonrió al ver el mal humor de su antiguo asistente, levantándose del suelo. "Necesito mostrarte algo."

"¿No podía esperar? Es tarde y estoy cansado." Erick se quejó involuntariamente. Se suponía que debía estar enojado, maldita sea.

"Nop." Christopher simplemente afirmó, pero aún así su respuesta irritó a Erick. Luego extendió una mano y Erick la tomó a regañadientes, levantándose del sofá para pararse al lado de Christopher.

"¿Qué es tan importante que necesitabas arrastrarme hasta aquí?" Erick gruñó, pero se calló cuando finalmente observó su entorno. Estaban en una oficina donde nunca había visto o estado antes. "Esto es...?"

Uno En Un Millón - ChrisErickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora