CAPITULO XXII

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Después de la graduación, empezaron las vacaciones de verano.

Emma fue la primera en irse de regreso a Londres.

El resto del verano nosotros la pasamos saliendo y viajando, al poco tiempo Kaia y Adam formalizaron lo suyo y aunque siempre salíamos con ellos, Aidan siempre buscaba la forma de que nosotros pasar aramos tiempo juntos.

Por nuestro lado, Aidan y yo seguimos perfectamente y lo presente a mis padres oficialmente como mi novio.

Ahora, estamos en el aeropuerto.

- ¿Vendrás en vacaciones? – mi voz se empezaba a cortar, esta sería la primera vez que Kaia y yo nos separábamos.

- Tenlo por seguro – respondió Kaia y note que sus ojos se empezaron a cristalizar.

No tenía más que decir, me abalance sobre ella y la abrase por la cintura aferrándome a su cuerpo.

Kaia correspondió el abrazo con la misma intensidad que yo.

- Es hora de irnos amor – reconocí la voz de Adam detrás de mí.

Nos separamos y note como las lágrimas caían por las mejillas de Kaia, eso solo pasaba muy pocas veces.

- Te veré pronto Ayers.

- Hasta luego Barnes.

Kaia poso su vista hacia el chico que se posaba a lado mío.

- Cuídala Gallagher – dijo mientras le daba unas palmadas en su hombro.

Solté una risa baja.

- La he cuidado desde los nueve años, tú tranquila – respondió Aidan con su vista fija en mí.

Kaia me dio una última sonrisa para después darse vuelta y empezar a caminar.

- Los veré luego – se despidió Adam sonriente y empezó a caminar detrás de Kaia.

Perdí de vista a Kaia y voltee a ver a Aidan y me sorprendió ver que su nariz empezaba a sangrar.

- Tu nariz está sangrando – lo mire preocupada.

Aidan saco de su pantalón un pedazo de papel y se empezó a limpiar la sangre.

- De seguro es por el calor – dijo mientras se limpiaba.

El cree que no me he dado cuenta, pero durante el verano lo notaba cansado y pocas veces lo observe respirando pesado.

- ¿Ya fuiste al doctor? – pregunte angustiada, no me creía eso de que le sangraba la nariz solo por el calor.

- No es necesario, vamos a casa – empezó a caminar hacia la salida del aeropuerto.

Lo mire mientras se iba y creí que era mi imaginación pero cada vez lo notaba más delgado.

Algo le estaba pasando a mi chico.

******

Llegamos a su casa y nos dirigimos a la cocina donde se encontraban sus padres.

- ¡Ya regresaron! – exclamo su madre cuando se percató de nuestra presencia.

El señor Rob se acercó a nosotros, y su vista se posó en las manchas de sangre en la camisa de Aidan.

- ¿Te volvió a sangrar la nariz?

Esa pregunta solo hizo que mi preocupación aumentara.

- Si, pero nada fuera de lo normal – respondió Aidan sin importancia.

- Hay que ir con un doctor hijo – propuso su madre acercándose a nosotros.

- Es lo que le he estado diciendo – resople con el ceño fruncido.

- Y yo te he dicho que no es nada gra....

No termino la frase porque simplemente cerró los ojos antes de caer al suelo.

Reaccione y me hinque tomando su rostro con mis manos preocupada.

- ¡Aidan, cariño despierta! – no hubo respuesta de parte suya y mi preocupación creció aún más.

- ¡Lauren, ve por las llaves del auto! – dijo el señor Rob alterado.

Su madre salió de la cocina corriendo y el señor Rob se agacho a mi altura y tomo a Aidan por la espalda y lo levanto del suelo.

Salí de la cocina detrás de él, al llegar al carro dejaron a Aidan en el asiento trasero, me subí al auto y puse con cuidado la cabeza de Aidan en mis piernas.

El carro empezó a acelerar y yo solo tenía mi vista en mi chico.

- Despierta por favor – suplique acariciando su cabello.

Al llegar al hospital pusieron a Aidan en una camilla y lo pasaron a una habitación, por otro lado la señora Lauren le empezó a explicar al doctor los síntomas que ha tenido Aidan desde hace meses.

-Le aremos unos estudios a su hijo, por ahora esperen aquí – dijo el doctor y se fue en la dirección por donde se habían llevado a Aidan.

******

Hasta aquí el CAPITULO XXII

Nos vemos en el CAPITULO XXIII

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