NUESTRO SUEÑO AL FIN SE CUMPLIO

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_____ Ayers

- Estoy muy nerviosa.

Kaia dejo de acomodar mi velo y camino hacia mí, hasta que quedamos a una palma de distancia.

- Es normal - dijo, en un intento fallido se tranquilizarme.

- ¿Y si dice que no? o peor ¿qué pasa si por los nervios digo YO que no? - hable rápidamente, moviéndome mis manos torpemente.

Kaia me tomo por los hombros y ejerció fuerza para que yo no pudiera moverme.

- Ni estando hasta el culo dirías que no - hablo firme y mi respiración se empezó a normalizar - eres tonta, pero no tanto.

- Ja, ja, que graciosa - hable ofendida, me quite sus brazos de mis hombros, di media vuelta y empecé a caminar en dirección al espejo.

- ¡Sabes que te amo Ayers! - la escuche decir detrás de mí.

Llegue al espejo y me quede quieta viéndome completamente, de pies a cabeza.

Ahí estaba yo, con un vestido blanco, a unas horas de que mi vida cambie por completo.

- ¡Te ves hermosa! - la voz chillona de mi madre me saco de mis pensamientos.

Gire el cuello en dirección a la puerta y ahí estaba ella, reluciente como siempre la había visto.

- Estoy nerviosa - repetí y note como Kaia rodo los ojos y soltó un suspiro detrás de mi madre.

- Es normal, yo sentí lo mismo cuando me case con tu padre.

La puerta se volvió a abrir, pero estaba entro mi queridísima suegra.

- Estas preciosa - hablo, y con su meñique quito la lágrima que estaba por caer.

- Gracias - sonreí.

Se acercó a mí y tomo mis manos - ¿Nerviosa?

- Mucho - asentí rápidamente y solté una risa.

******

Tú puedes, tú puedes, tú puedes.

Me repetí mentalmente, sujete el brazo de mi padre, quien me miraba con una sonrisa y volví a centrar mi vista en frente.

Empezamos a caminar a paso lento por ese camino de pétalos blancos, baje mi vista a mis pies nerviosa, pero rápidamente la levante, cuando lo vi de pie en el altar, con su traje y con esa sonrisa que había visto sin fin de veces y que me seguía encantando.

Una sonrisa se dibujó en mis labios, mientras poco a poco me acercaba a Aidan.

Cuando estuvimos a unos centímetros, él se acercó a nosotros, mi padre tomo mi brazo y le dio un leve apretón, antes de ofrecérsela a mi prometido.

- Espero y la cuides, chico - dijo mi padre aun sosteniendo mi mano.

- Lo hare señor - dijo y me volteo a ver - ella siempre será mi prioridad.

Papá soltó mi mano y se fue sonriente a lado de mi madre.

Aidan entrelazo mi mano con la suya y dimos unos pocos pasos hasta que quedamos de frente en el alatar.

La ceremonia transcurrió normal y al fin llegamos a la hora de los votos.

- Mi querida _____ - Aidan tomo aire antes de seguir - estamos a punto de hacer la promesa más importante de nuestras vidas, y me comprometo a cuidarte, amarte y atesorarte cada vez que estemos juntos. Recuerdo perfectamente el día que te conocí, solo éramos tú y yo, y lo seguimos siendo, después de tanto tiempo seguimos estando juntos, y espero seguir así hasta que seamos unos viejitos canosos.

Solté una risa, con el dorso de mi mano limpie la lágrima que corría por mi mejilla, Aidan tomo mi mano y me dio una última mirada antes de introducir lentamente el anillo en mi dedo anular.

- Quiero casarme contigo, porque eres la primera persona que quiero mirar cuando despierte en las mañanas, y la última que quiero besar en la noche, porque desde la primera vez que mire estas mano, no pude imaginar no ser capaz de sostenerlas, pero principalmente porque cuando amas a alguien tanto como yo te amo, el matrimonio es lo último que queda por hacer....Te amo _____.

Solté un sollozo y lo mire con una sonrisa, era mi turno.

- Aidan, querido - por los nervios se me hacía casi imposible seguir - a unos segundos de ser tu esposa, prometo amarte, cuidarte y atesorarte por el resto de nuestras vidas, hasta nuestro último aliento. Me comprometo a: inspirarte, hacerte reír y quererte en los tiempos buenos y difíciles.

Una sonrisa se dibujó en su rostro, y una pequeña lágrima broto de su ojo, tome delicadamente su mano y sin despegar mi vista de él, coloque el anillo en su dedo anular.

- Eres mi mejor amigo, mi confidente, mi novio y en unos minutos serás mi esposo. Te aseguro que vamos a estar juntos con la misma ilusión del primer día, porque daré todo de mi para que así lo sea. Quiero que seas esa persona con la que despierte cada mañana, y decirte que no me arrepiento por haber elegido compartir mi vida contigo. Te amo Aidan.

Los nervios se habían ido, siendo sustituidos por felicidad, emoción y amor, era el día que había esperado por toda mi vida.

De niña siempre me imaginaba el día que me casaría con mi príncipe azul, y ahora estaba casándome con un rey, porque eso era Aidan para mí, un rey. El rey que llego a mi vida para rescatarme de la torre cada vez que lo necesitara.

Y con una sonrisa en el rostro, dije segura y firme.

- Acepto.

Aidan sonrió y tomo aire.

- Acepto.

Mi esposo me tomo de la mejilla y me atrajo delicadamente hacia él, hasta que mis labios sintieron los suyos, lleve una mano a su mejilla y lo atraje más hacia mí, profundizando el beso y el me correspondió tomándome delicadamente de la cintura.

Escuche los aplausos de los invitados, pero no me importaba eso ahora.

Ese beso fue diferente a todos, porque ese era especial, y ahí iniciaba otra etapa de mi vida, de la cual no me arrepentiría.

Porque seria a lado de mi chico.

Nos separamos, pero quedamos a un palmo de distancia.

- Tal vez el destino nos quiere juntos - dijo y entrelazo sus manos con las mías.

- O tal vez es solo una coincidencia - incline mi cabeza y una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios.

- Entonces, es mí más bonita coincidencia, señora Gallagher - finalizo, haciendo que mi sonrisa se ensanchara por eso último.

- Me gusta cómo suena eso.

******

¿Qué tal este extra?

Escribiré mas, no se libran tan fácil de mí.

Dejen sus ideas de que otros extras quieren.

¡LAS AMO CHIKAS!

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