CAPITULO XXXIII

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Dos mes después.

- ¿Cariño?

Bloquee mi teléfono y levante la vista hacia la puerta de mi habitación.

- ¿Que paso mamá? – pregunte sentándome en la cama.

- Tienes visita – hizo media sonrisa antes de cerrar la puerta.

Estaba por ponerme de pie cuando esta se abrió, dejando ver a la Señora Lauren, me levante y camine a paso lento hacia ella.

- Hola, no me malentienda pero ¿qué hace aquí? – pregunte sonriente, extrañaba tenerla cerca, después de todo ella era como mi segunda madre.

- Quería saber cómo has estado – llevo una mano a mi mejilla y empezó a hacer caricias – aparte venía a traerte algo.

Arquee las cejas confundida.

- ¿Qué cosa?

Dejo mi mejilla para introducirla en el bolso que lleva colgado del hombro, unos segundos después extrajo una carta y me la extendió.

Tome la carta confundida y le di vuelta, dejando ver un nombre:

Aidan.

El aire abandono mis pulmones y mis ojos se empezaron a cristalizar, posee mi vista en la Señora Lauren quien me miraba con una pequeña sonrisa de nostalgia.

- Aidan la escribió una semana antes de morir – hizo una pausa para tomar aire – me dijo que te la diera exactamente este día.

- ¿Por qué? – pregunte con dificultad gracias al nudo que se empezaba a formar en mi garganta.

- No lo sé - se encogió de hombros – creo que tienes que leerla ahora.

Volví a mirar la carta en mis manos y una sonrisa broto de mis labios sin que yo lo pudiera evitar.

- Es hoy – murmure.

- ¿Qué cosa? – pegunto y yo levante mi vista rápidamente.

- Ya sé porque Aidan le pidió que me la diera este día.

- Entonces te dejo para que la leas a gusto – dio un paso hacia mí, me envolvió con sus brazos por encima de los hombros y susurro algo – estoy muy orgullosa de ti querida.

Esas palabras.

No dije nada, no era necesario, la abrece con más fuerza, aferrándome a su cuerpo y sentí como una lagrima broto de mi ojo y recorrió mi mejilla.

******

Tome mi abrigo antes de salir de mi habitación, baje las escaleras y me dirigí hacia la cocina.

- Cariño, ¿A dónde vas? – pregunto papá en cuanto reparo de mí.

- Iré a visitar a... - me quede callada sin poder decirlo.

- ¿A quién? – hablo esta vez mamá.

Tome aire antes de hablar.

- Iré con Aidan, no tardo.

Mamá pareció comprender porque me dedico una sonrisa antes de concentrarse en su almuerzo.

- Ve con cuidado cariño – papá poso una mano en mi hombro y luego volvió a posar su vista en su esposa.

Salí de la casa y emprendí camino al cementerio.

Al llegar, me quede parada enfrente de la lápida de Aidan con una pequeña sonrisa adornando mi rostro, luego solo me senté con las piernas cruzadas y saque de mi mochila la carta que me había entregado horas antes la Señora Lauren.

- Hola...

Abrí el sobre y saque la hoja dejando ver las palabras escritas.

- Sabía que no dejarías pasar este día por desapercibido – sonríe tocando el nombre en la lápida.

Aidan Ryan Gallagher.

- Lo siento si no vine antes, no estaba lista.

Una lágrima recorrió mi mejilla.

- Pero ya me estoy levantando poco a poco, lo estoy haciendo por ti.

Mire la carta entre mis manos y comencé a leer.

******

Hasta aquí el CAPITULO XXXIII

Nos vemos en el CAPITULO XXXIV

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