Prólogo

572 24 11
                                    

Era una noche despejada, el viento corría hacia el norte llevando consigo un clima gélido que rodeaban las hojas de los árboles, como si de una suave caricia se tratara. La noche no tenía nada de especial a las noches anteriores, simplemente ruidos de canes ladrando al viento en la lejanía y voces apagadas que provenían de un callejón con sólo la luz de un faro viejo, la cual estaba a punto de extinguirse.


Cerca del callejón caminaba un hombre bien parecido, tenía entre sus 23 o 25 años, vestía y caminaba de forma elegante, sin hacer demasiado ruido con cada paso que daba. En su hombro llevaba su extravagante saco que iba sostenido por su mano pálida y rígida llena de anillos de plata con incrustaciones de pequeños y brillantes diamantes, con alguna que otra cadena uniendo los anillos entre sí.

Su semblante era igual de elegante y extraño que él, denotaba curiosidad ante la conversación que se llevaba a cabo cerca de aquel callejón oscuro. 

«Acaso... ¿es una discusión?» Pensó mientras una pequeña sonrisa se delineaba en sus carnosos labios rosados perfectos. Posterior a ese pequeño pensamiento, bajó la velocidad de sus pasos y se hizo más cauteloso hasta que por fin pudo escuchar qué es lo que pasaba, lo que alteraba la noche tan hermosa que había estado disfrutando hace unos momentos.

—¿Disculpa? —pronunció una voz femenina con evidente enfado y miedo.

—No te sorprendas mucho hermosa, es lo que mereces por todo lo que me has hecho— dijo el hombre que la sostenía de las muñecas a la par que soltaba una carcajada cargada de prepotencia y arrogancia; por un momento la soltó para acariciar su sonrosada mejilla.
La chica tomó la mano de su opuesto a punto de tocarla, la apartó con brusquedad y trató de salir de ese frío lugar, sin embargo, el hombre la tomó, abrazándola de modo que no pudiera mover sus brazos para hacerle daño, parecía conocer bien de qué era capaz la asustada mujer y qué hacer para someterla.


La chica no se dejó vencer como fue de esperarse, comenzó a moverse todo lo que podía, tratando de ayudarse de sus piernas pero le fue inútil, trató de gritar pero lo único que salió de su boca fue un grito apagado; la mano del hombre se posicionó en la boca y nariz de la chica, con un pañuelo lleno de cloroformo, lo cual apagó por completo los intentos de huir de su víctima.

El hombre bien parecido que se había detenido a escuchar decidió ponerse su saco, lo acomodó en su cuerpo y se sacudió el hombro mientras con un movimiento de cabeza ligero apartaba su cabello ondulado de color peculiar.

—¿Qué haces? —dijo con tono despreocupado mientras miraba directamente a los ojos de aquel hombre frente suyo.

¿Crees que me da miedo un rico como tú? Bah... Esto ni siquiera debería importarle a alguien de tu clase —Giró los ojos con gran desagrado y siguió hablando, bastante irritado. —¡Lárgate ahora mismo si no quieres terminar como ella! —En un ágil movimiento de mano sacó un cuchillo de bolsillo, bastante lindo a los ojos del hombre extravagante y lo puso en el cuello de la chica, perforando un poco su piel dejando derramar su sangre fresca por la cuchilla.

El hombre elegante alzó una ceja ante sus amenazas sinsentido, una vez que decidió que era suficiente el corte en el cuello de la indefensa e inconsciente chica se acercó a su agresor y sin desperdiciar tiempo, arrebató el pequeño cuchillo de sus manos y lo lanzó al piso sin dificultad. Ante la impresión que había dado esa acción, el victimario soltó a la débil víctima en sus brazos. Su corte había sido superficial, sangraba bastante pero no era una herida que pudiera llevarla a la muerte, por lo menos no tan rápido.

¡¿Qu-Qué carajos?! ¡¿Quién eres?! —Retrocedió unos cuantos pasos, tropezando con una bolsa negra llena de basura y residuos de los comercios aledaños, haciendo que cayera de espaldas.

Malas Tentaciones [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora