Regalos divinos

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El trabajo que le había asignado a Ethan había terminado en cuanto la luz fue suficiente para estar seguros de cualquier cosa peligrosa; en algún punto de la mañana donde yo no lo miraba él dejó una pequeña nota y la pegó en la puerta de mi oficina, justo a mi vista, no decía nada peculiar para exaltar a alguien común:

"No encontré nada alarmante, regreso si pasa algo, cuídate."

Cuando leí esas palabras la ira se apoderó de cada célula de mi cuerpo, haciendo que la nota en mis manos se arrugara en mi puño, la tire al piso, maldiciendo esas palabras.

Unos minutos después me encontraba dando vueltas en el pasillo hasta que la calma volvió, tomé la nota del suelo y la desdoblé con el máximo cuidado posible, después entré a mi oficina y lo guardé muy bien, de ahora en adelante ese sitio estaría repleto de cosas especiales, sus cosas.

Tenía que pensar en cómo traerlo a mí nuevamente. Corrí hacia donde se había quedado por la tarde del día anterior en búsqueda de algo que hubiera dejado, busqué por todos lados y dejé la habitación de cabeza, a diferencia de cuando llegué en primera instancia. Mi objetivo falló: no encontré ni un solo de sus cabellos.

Me levanté y me desplacé a una velocidad que no era segura en mi casa, llegué hasta mi oficina, luego mi dormitorio y al final a otras habitaciones, pero en ese momento ni siquiera pasó por mi cabeza el peligro que corría, solo quería encontrar algo para traerlo una vez más.

De nuevo, no encontré nada para llamar su atención, en los pocos documentos e investigaciones que tenía no pude encontrar su número o el de su hermana. Cuando estaba por rendirme un papel cayó al suelo, era la dirección de su casa, no era suerte, sino que era una manifestación de lo divino, un regalo llegado del mismo infierno.

Tomé una decisión rápida, pero para llevarla a cabo tenía que llegar a su casa o estar cerca. No podía llevar mi auto así que tomé una forma de sombra que servía más de noche que de día, pero eso me importó poco.

Al poco tiempo me encontraba recorriendo a gran velocidad las calles y en pocos minutos llegué a mi destino. Estaba parado a unas cuantas casas de la suya, era un barrio común de clase media-alta; hogares reconfortantes, seguros y lindos, es justo donde imaginé que viviría alguien como Ethan.

Luego de otras cuantas heridas y puñaladas me golpeé un poco los pómulos, la frente y los labios, para ese punto la sangre de las puñaladas caía a borbotones lo cual empapaba mi ropa entera, haciéndome lucir realmente mal, aunque no sentía ningún tipo de molestia. Una vez que aparentaba estar al borde de la muerte caminé lento a su casa, asegurándome de dejar rastro de mi sangre.

Toqué con desesperación la puerta, estaba casi arrastrándome y fingía que mi voz era débil al pedir ayuda. A los pocos segundos escuché como alguien corría a la puerta, pero no era Ethan; los pasos apresurados eran delicados pero firmes, supuse que era Emma, y estaba en lo correcto cuando vi a una mujer preciosa de cabello castaño, ojos verdes intensos y de tez similar a la de su hermano, pero a pesar de su cara linda, pasos delicados y cuerpo curvilíneo no pudo atraparme como Ethan lo había hecho. Solo podía pensar en él.

Fingí derrumbarme frente a ella, sus brazos pequeños me tomaron con gran firmeza y me llevó al sofá en medio de la sala, donde me acostó mientras ella gritaba desesperada por su hermano. Estaba confundida y asustada, pero eso no la pudo detener para parar la pérdida de sangre de la herida más grande, la de mi estómago, quizá se me había pasado la mano y había perforado algo que no debía, y aunque no podía sentir nada de dolor fingía muy bien que era lo contrario.

Mis gritos de agonía y mi respiración rápida pero entrecortada, al igual que la llamada de Emma, atrajeron con rapidez unos pasos igual de firmes que los de Emma: era Ethan. Al ver que su hermana estaba cubierta de sangre corrió más rápido, pero cuando pudo ver que ella estaba bien y que la persona herida era yo, su rostro —si bien seguía estando alterado— era más calmado que si ella estuviera lastimada.

Malas Tentaciones [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora