Malas Tentaciones [+21]

Flor de la muerte

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Luego de nuestra hermosa y emotiva boda, ambos tomamos un avión que nos llevó hasta la isla privada que la familia real poseía y que era completamente mía debido a que nadie más había querido hacerse cargo de la zona por una sencilla razón: las serpientes Taipán que gobernaban a la totalidad de la isla.

Pasamos cerca de dos semanas en el lugar, dos semanas donde disfrutamos de nuestros primeros días de casados, donde yo no tenía que preocuparme demasiado por los asuntos reales. Durante ese tiempo Viktoria se comportó de la forma que debía, al fin había entendido sus deberes como mi esposa y su devoción no hacía nada más que alegrarme los días.

Viktoria no se mostraba reacia a explorar las inmediaciones de la gran casa en medio de la isla, incluso mostraba su interés preguntando todo tipo de cosas sobre la isla.

Sus preguntas se basaban en preguntar la lejanía de la isla y la ciudad más cercana; el veneno de las serpientes y el antídoto de la misma; la forma en la que las serpientes atacan y un sinfín de cosas relacionadas, las cuales asumí que se debía a su preocupación por que alguna de esas criaturas lograra entrar a nuestra casa y arruinara nuestro pequeño paraíso.

Tranquilicé sus preocupaciones dándole toda la información que necesitaba, y le expliqué que era casi imposible sufrir algún tipo de daño por parte de las serpientes.

»—Las serpientes Taipán, por lo general, se caracterizan por ser tímidas —le dije mientras acariciaba su cabello—. No les gusta atacar a los humanos a menos que se sientan acorraladas.

»—Eso me calma lo suficiente para disfrutar de la isla. Espero podamos ver una pronto.

Durante nuestra luna de miel sólo dejé que Viktoria viera una de las serpientes desde lejos. A pesar de que el comportamiento de aquellos reptiles sí era pacífico, no me podía arriesgar a perder a mi valiosa mujer.

El tiempo en la isla fue memorable en su gran mayoría. Por supuesto que teníamos peleas, ambos queríamos ganar y tener la razón; sin embargo, todo se arreglaba en la cama.

***

Yo siempre trato de mostrarme como alguien capaz, alguien fuerte. Eso era difícil con cada día que pasaba.

La debilidad que me aquejaba desde el momento en el que conocí a Viktoria no había hecho más que aumentar. No desconfiaba en absoluto de Viktoria en ese instante, aunque al inicio lo hice.

Hice que un gran médico del reino me hiciera revisiones semanales, pero de alguna forma todo resultaba en que me encontraba perfecto de salud. A pesar de eso, seguí bajando de peso hasta un punto en el que todos mis trajes tuvieron que ser reemplazados a unas tallas más pequeñas cuando estuvimos de regreso.

Tuve que tomarme un momento para comentarle eso a Viktoria en un punto del viaje; ella creyó, de primera instancia, que la estaba culpando.

»—¡¿Crees que soy capaz de matar a alguien?! —exclamó con miedo puro en su voz.

—Jamás dije eso. Eres un verdadero dolor de cabeza —suspiré en voz baja. «

Terminamos yendo a distintos médicos una vez que regresamos de nuestra luna de miel, ella siempre a mi lado. Mientras más opiniones, menos respuestas obteníamos.

Viktoria comenzó a ordenar dietas específicas para mí; y también bebidas preparadas de sabores deliciosos, pero con cierta amargura al final. No cuestioné sus cuidados ya que los resultados fueron visibles en poco tiempo.