10. Batallas

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Lanzamos los barriles por la puerta. El plan estaba oficialmente en marcha. Pareció pillarles desprevenidos, ya que cuando entramos todos y Sasha se dispuso a disparar, permanecieron prácticamente inmóviles. Observé a los enemigos con rapidez antes de empezar a luchar. Había una mujer rubia que parecía estar analizando la situación en profundidad. Y varios más me llamaron la atención, pero ni rastro de Kenny.

-¡Ahora! -Gritó Levi, lanzándose al humo con el objetivo de ocultarse entre el mismo.

Connie y Jean salieron disparados hacia los que estaban más cerca, y acabaron con ellos en unos segundos. Yo me lancé poco después de que Hange lo hiciera. Antes de irse, me dedicó una mirada cómplice. Sincera. Como la primera vez que nos vimos. Y repercutió en mí de la misma manera que lo hizo aquella vez.

Me dejé caer al vacío sobre el humo. Era mi oportunidad de lucirme como soldado, y así hice. Logré matar a unos pocos en apenas segundos. Aunque no eran suficientes. Levi había contado 25 soldados en las columnas. A saber cuántos hombres había traído Kenny.

Los maté pero fue difícil estando todo el rato preocupada por Hange. No era capaz de apartar mi vista de ella. De dejar de analizar todos y cada uno de sus movimientos. En resumen, de pensar en ella.

A cuenta de eso, casi me matan varias veces. Pero, para mi infinita suerte, Sasha, Connie y Jean estaban ahí para salvarme.

Un gancho. Se me había quedado enganchado y no funcionaba. Me había pasado más de una vez, y tenía fácil arreglo, pero en lo que lo hacía ya estaría muerta.
Levanté la vista y lo vi. A unos pocos metros de mí. Apuntándome. En ese momento, una cuchilla salía disparada, rebanando sin piedad el cuello de aquel que hacía unos segundos me apuntaba a mí. Miré en la dirección de la cuchilla y... No es difícil de adivinar. Ahí estaba ella. Mi morena favorita... Me acababa de salvar la vida una vez más. Nuestras miradas se cruzaron de nuevo, aunque por poco tiempo. Ella siguió luchando y yo terminé de arreglar el mecanismo del equipo. No era tan difícil pero el estrés y el saber que podía morir lo complicaban ligeramente.

Aunque no fui la única que estuvo a punto de morir. Connie también lo pasó bastante mal. Casi lo matan, pero para su alivio, sólo fue una vez.

Pero, a juzgar por su expresión, el que peor lo pasó fue Levi. Sus propios recuerdos parecían aplastarle. Y la rabia que contenía dentro crecía cada segundo que pasaba.

Fue entonces cuando ocurrió lo que yo más temía.
Acababa de matar a un soldado de los de Kenny, cuando vi a Hange tratando de enfrentarse a la rubia en la que me había fijado antes, al entrar.
Supuse que no era problema para Hange, así que me dispuse a matar a otro de los soldados que había por allí.
En ese momento escuché a Jean gritar "¡Hange!". Casi se me para el corazón. Cuando me di la vuelta, la vi en el suelo, sangrando del hombro, y una estela de sangre que había dejado al caer.

Un grito desgarrador ahogó la sala. La rabia me comía por dentro sin ninguna compasión. Miré en la dirección en la que iba la rubia y la seguí más rápido de lo que nunca había ido con el equipo de maniobras. Casi me estampo con más de una columna. Pero alcancé a la mujer. Me lancé sobre ella, y traté de estrangularla. Pero se consiguió escapar. Ahora mi rabia había aumentado. Contra ella y contra mí. ¿Y si Hange de verdad estaba muerta? ¿Qué haría yo? Ni siquiera me había disculpado con ella por irme como me fui aquella noche...

Decidí intentar seguir a la mujer que se me había escapado, cuando escuché la voz de Levi.

-¡T/N, ya!

-¡Casi la mata! ¿¡Vamos a quedarnos de brazos cruzados!?

-¡No, pero ahora no es el momento! ¡Déjala y ya nos encargaremos de ella!

Llévame contigo   ︴ hange zoëDonde viven las historias. Descúbrelo ahora